miércoles, 29 de junio de 2016

ACOCHACA : PUENTE DE ARENA


Muchas veces fui  a Canta para salir un poco de la rutina del bullicio y el cielo gris de la ciudad de Lima. Una vez en Canta lo que hacía generalmente era continuar hasta Obrajillo y en otros casos subir un poco más hasta San Miguel. Nunca me aventuré ir un poco más allá quizás por falta de tiempo, pero como dicen siempre hay una primera vez cuando uno desea hacer algo nuevo. Un día decidí seguir más allá de Obrajillo, fue tan bonito esta aventura que hice un segundo viaje, avanzando siempre un poco más. Fueron dos viajes llenos de aventuras y anécdotas los cuales relataré a continuación.

Uno de los viajes fue una caminata larga como se dice de punta a punta. Estaba con mi hermano Carlos y llegamos en un auto a Canta cerca de las 10 de la mañana. Previamente habíamos abordado el auto con destino a Canta en uno de los paraderos informales del km.22 la Av. Túpac Amaru. El costo del pasaje fue S/.25.00 con un recorrido de 60 km en un tiempo aproximado de casi 3 horas.

De Canta emprendimos una caminata hasta Obrajillo por un camino afirmado en medio de grandes árboles, respirando aire puro con olor a eucalipto, bajo un cielo casi despejado. Este camino es el mismo por donde transitan los carros de Canta a Obrajillo.
 
 
No entramos al centro mismo de Obrajillo porque no era nuestra intención llegar a este lugar sino ir más allá. De tal manera que seguimos el camino de largo,  sin tomar el desvío que conduce al pueblo.


En casi todas las caminatas que he realizado por distintos lugares del interior de Perú siempre he observado cruces, algunas adornadas y otras no, unas grandes y otras pequeñas, unas sobre un pedestal y otras simplemente sobre una piedra.
 
Ello demuestra la profunda fe que se observa en la gente de los pueblos de la sierra, iglesias llenas de gente donde se congregan diferentes tipos de personas, gente del centro de la ciudad y gente que baja de las zonas altas para compartir un mismo espacio, tal vez una misma banca con la sola intención de oír la misa, implorar un pedido, cumplir un voto o una penitencia con Cristo o el Santo de su devoción.
 
Hay dos caminos para ir de Obrajillo a Acochaca, uno de ellos es continuar por la carretera afirmada, llegar al pueblo, cruzar el puente y seguir por el camino que lleva a la catarata de Lucle. El otro es salir de camino afirmado y tomar un desvió por un sendero estrecho que solo se puede hacer caminando.
 
Nosotros decidimos tomar el desvío por el camino de herradura.  Por momentos el camino esta flanqueado por paredes de piedras, las cuales limitan o señalan los linderos de las propiedades de los pobladores del lugar.
 
Una vendedora de leche pasa cerca de nosotros rumbo a la ciudad, eso no tiene nada de raro, pero el detalle es el burrito que carga a los costados los porongos llenos de leche recién ordeñada de las vacas de algún lugar cercano.

 
En algunos tramos del camino encontramos canales de agua por donde pasa el líquido elemento con destino a las chacras.



El agua regará las tierras de cultivo y permitirá una vez más germinar las semillas para dar fruto a la creación de una nueva planta.

 
El camino es espectacular con paisajes muy variados lo que hace que la caminata sea muy interesante. Se observan muchas caídas de agua.

 
Es común cuando se hace caminatas encontrarse con algún perrito, que moviendo la cola se acerca amigablemente y nos acompaña durante gran parte del camino o incluso a veces hasta nuestro destino final. Estos perritos no son de raza fina y no tienen pedegree pero son los verdaderos amigos del caminante. Los que hacen caminatas comprenderán lo que digo porque es muy probable que también les haya pasado lo mismo.
 
Dicen que la naturaleza es sabia, cuando estamos sedientos o con calor aparece un riachuelo que calma la sed, cuando hay hambre y no hay nada que comer aparece un árbol con frutas y cuando se está cansado y fatigado aparece una piedra de una forma tal que nos brinda comodidad para descansar.
 
Conforme nos vamos alejando del pueblo el paisaje se vuelve más bonito, quizás porque se encuentra en su verdadero estado natural y no ha sufrido una transformación drástica por la presencia del hombre.
 
Caminamos cerca del río Chillón, el cual nace en la Laguna de Chonta que se forma por el deshielo de los nevados de la Cordillera de los Andes conocida en esta parte con el nombre de La Viuda y, termina en el Océano Pacífico. A lo largo de 126 kilómetros sus aguas sirven para regar miles de hectáreas de tierras de cultivo de diversos valles y pueblos de la sierra limeña.
 
Por esta parte sus aguas son tan limpias, son tan transparentes que al acercarnos a ellas vemos el fondo del río.
 
Seguimos caminando y encontramos pedazos de troncos cortados para servir de leña en las cocinas. Es una clara señal que nos indica que ya estamos cerca de nuestro destino.
 
Un puentecito rústico hecho de tablones nos permite cruzar el río y pasar al otro extremo.
 
Seguimos avanzando luego de cruzar el puente y nuevamente una cruz, en este caso un enunciado dice “La Cruz de la Paz”. La cruz es adornada con lienzos de tela blanca muy limpia lo que me hace pensar que debe tener sus creyentes y devotos , quienes mantienen la cruz en muy buenas condiciones y bien adornada.
 
Finalmente llegamos a la plaza principal del pueblo de Santa Rosa de Acochaca. Curiosamente la plaza también sirve de campo deportivo, los arcos plantados a los extremos significa que aquí juegan fútbol muy seguido. Una pregunta viene a mi mente, cual habrá sido primero: plaza principal o campo deportivo.
 
El Perú es un país futbolero por tradición, aunque hace ya muchos años que no ganamos nada, nunca se pierde los sueños y las esperanzas de ganar otra vez. Hasta he oído decir que a veces ganamos porque Dios es peruano. Quizás en las tardes deportivas, cuando hay partidos en esta plaza,  Dios y los Santos asoman por la puerta de la iglesia para ver el partido de fútbol. Puedo comprobar que uno de los arcos se encuentra a escasos metros del frontis de la iglesia.
 
La iglesia es pequeña, suficiente para un pueblo de pocos habitantes, además la verdadera casa de Dios no debe ostentar riquezas ni grandezas. En ella se venera a Santa Rosa de Lima cuya fiesta central es el 30 de agosto.
 
 
Un pedazo de una pared de adobe permanece de pie soportando el paso del tiempo mientras unos metros más allá  las nuevas construcciones se hacen con cemento, fierro y ladrillos.
 
Cuando una casa tiene dos puertas de acceso lo que generalmente se dice es que una puerta es la puerta principal y la otra es la puerta falsa. Si hacemos una analogía podríamos decir que nosotros llegamos a Acochaca por la puerta falsa. La entrada principal es por el otro extremo de la plaza.

Al llegar por este camino un arco nos da la bienvenida a Santa Rosa de Acochaca.


Fácilmente se puede hacer la ruta con un vehículo, el camino es ancho y el afirmado esta parejo. Para el regreso utilizamos este camino.


Pasamos cerca de la entrada a la catarata de Lucle. Este lugar es el preferido de los turistas para acampar, hacer fogatas y pernoctar hasta el día siguiente.
 
Cada vez más cerca de Obrajillo, seguimos por el camino del puente a la entrada a la  catarata, camino que muchas veces los turistas lo hacen montados sobre caballos.
 
En el puente encontramos gran cantidad de caballos y desde aquí se pueden alquilar para pasearse o para hacer algunas rutas un poco más largas, como por ejemplo subir al pueblo de San Miguel o ir a la catarata velo de la novia.
 




Y nuevamente en las inconfundibles callecitas de Obrajillo, con sus casitas antiguas, viejos balcones y techos a dos aguas cubiertas de tejas.
 
En una segunda oportunidad llegamos nuevamente caminando desde Obrajillo a la plaza principal de Acochaca y decidimos seguir avanzando hasta las caídas de agua que se encuentran mucho más allá.

Después de caminar 10 minutos aproximadamente llegamos al Puente Arenas, un puente antiguo de la época de los Incas hecho de piedras y tierra.
 
Cruzando el puente encontramos un letrero donde se escribe el nombre del  pueblo en quechua: Aqochaka.  Es la unión de dos vocablos quechuas, uno “aqo” que significa “arena” y otro “chaka” que significa “puente”.
 
Una vez en el otro extremo del camino lo que nos queda es seguir caminando por la carretera, no hay temor a perderse, no hay otro camino no desvíos, solo hay que caminar y caminar con el mejor ánimo.
 
El cielo estaba nublado pero los paisajes eran bonitos, un silencio total solo quebrado por nuestros pasos y los comentarios que hacíamos. Muchas veces en estas largas caminatas el tema de conversación son los recuerdos de los viajes  y comparaciones con las caminatas que hicimos a otros lugares.

 
En el camino nos cruzamos con algunos pobladores montados sobre caballos. Preguntamos sobre la catarata y nos dicen como siempre: Aquisito nomás esta.
 
Pero con tantos viajes y tantas preguntas hechas a los pobladores de los pueblos sobre algún lugar, ya sabemos ese “aquisito nomás” a que se refiere. Para la gente de los pueblos caminar es una actividad muy común, es cosa de todos los días. Muchas veces recorren kilómetros y kilómetros de distancia para trasladarse a sus chacras, para ir a ver el ganado que dejan en las alturas o simplemente bajan al pueblo para realizar alguna gestión o abastecimiento. Entonces cuando dicen “aquisito nomás” muchas veces para nosotros es un largo camino que significará mucho tiempo en completarlo. Y eso porque generalmente la gente que vivimos en las grandes ciudades no estamos acostumbrados a caminar largas distancias.

Después de caminar cerca de dos horas llegamos al final del camino, para continuar debemos cruzar el puente que se encuentra a nuestra izquierda.
 
Al cruzar el puente tenemos dos caminos a elegir, uno a la derecha y el otro a la izquierda. Si queremos ir a la catarata debemos tomar el camino del lado derecho.
 
Este otro camino solo se puede hacer caminando o en un vehículo menor, como una motocicleta o bicicleta.
 
Seguimos y llegamos a otro rústico puente y más allá vemos una casita. Desde este lugar ya se puede observar las caídas de agua. Cruzamos el puente y avanzamos con dirección a la casita.
 
Finalmente después de caminar cerca de dos horas llegamos a la catarata de Huachospampa.
 
Es una caída de agua de aproximadamente unos 20 metros que cae casi perpendicularmente sobre una poza formada en la base.
 
En este lugar se pueden observar muchas otras caídas de agua pero la principal es conocida como la catarata Huachospampa. El cielo estaba nublado, las nubes amenazaban con desatar una lluvia, entonces decidimos regresar rápidamente por el mismo camino que venimos.
 
Es una buena ruta para hacer unas horas de caminata, se camina con toda tranquilidad, no pasan carros, no hay bullicio, los únicos ruidos son el canto de las aves, el ruido de las ramas de árboles al moverse, el ruido del agua del rio, nuestros pasos al caminar, nuestras voces al hablar y las carcajadas por alguna broma o recuerdo gracioso.

El primer viaje lo realicé en octubre del 2,014  y el segundo viaje en noviembre del 2014. Cualquier dato puede haber cambiado a la fecha.