lunes, 29 de agosto de 2016

CHULEC Y SUS SIETE LAGUNAS


Trato que las narraciones de mis viajes sean  de lugares no muy conocidos, de lugares donde la posibilidad de llegar se hace difícil y complicado si es que no se cuenta con movilidad propia. Yo no uso movilidad propia en mis viajes, siempre lo hago utilizando los medios de una empresa de transporte interprovincial o de micros, custers, combis y autos colectivos que cubren rutas urbanas y distritales. En algunos casos alquilo motocar o taxis porque no hay otra forma de llegar y muchos tramos también los hago caminando porque los carros no pueden llegar a todo lugar.

Antes de iniciar un viaje me documento de información del lugar, su ubicación,  la ruta de acceso, los atractivos turísticos, el hospedaje, las comidas típicas  y todo lo necesario para aprovechar al máximo el viaje y no quedarme perdido.

Hay lugares de los cuales se encuentra poca información en la red y no es porque la gente no vaya, sino generalmente es porque las personas que visitan estos lugares no hacen uso de la tecnología para compartir sus experiencias con otros viajeros, ávidos tal vez de conocer nuevos lugares. Sus recuerdos, fotos  y relatos quedan en pequeños grupos de familiares y amistades. No a todos les gusta escribir, tampoco es fácil hacerlo, requiere de tiempo y dedicación, es mucho más fácil narrar un viaje  de forma oral.

En mi búsqueda por la red había leído alguna información sobre las siete lagunas de Ricrán.  También había visto algunas fotos y me propuse visitarlo, lo cual me llevó varios meses haciéndole seguimiento. Encontré poca información en la red y la que había no lo estaba del todo clara.

Se decía que las lagunas estaban en Ricrán, un lugar del cual recién leía. Buscando información comencé a conocer un poco más de este lugar, fue así como me entero que es uno de los treinta y cuatro distritos de la provincia de  Jauja en el departamento de Junín.


Leyendo un poco más encontré una información que decía que las lagunas se encontraban en Chulec. Busqué mapas del lugar y en efecto pude ver que las lagunas se encontraban más cerca de Chulec que de Ricrán. Ahora la pregunta que me hacía era: como se llega a Chulec?

Sabiendo que si quería conocer estas lagunas lo primero era llegar a Jauja, me embarque junto a mi hermano y primo con destino a Jauja, un lugar al cual he llegado muchas veces y que también ha sido punto de referencia y partida de muchos de mis viajes.

De acuerdo a lo leído había dos alternativas para llegar hasta las lagunas: Una era ir hasta Ricrán en transporte público con un trayecto de 36 kilómetros que aproximadamente se cubre en 2 horas con un costo del pasaje de S/. 20.00 por persona. Una vez en Ricrán se tenía que alquilar alguna movilidad que baje hasta el anexo de Chulec y de allí a las lagunas.

La segunda alternativa era contratar un taxi que nos lleve directamente a Chulec y de allí hasta las lagunas. Ida y vuelta tenía un costo de S/. 150.00.

Sacando números, teniendo asegurado la llegada desde Jauja mismo a las lagunas y el regreso, decidimos alquilar el taxi. Para suerte de nosotros el taxista era un chulecino que conocía muy bien la ruta y la ubicación de las lagunas que en realidad son más de siete.

Las movilidades que salen a Ricrán se encuentran en la plaza de la Libertad, muy cerca de la entrada a la alameda Franklin Roosevelt que conduce al cementerio de Jauja.

Corría el mes de mayo y en la sierra de Junín todavía era temporada de lluvias. Había llovido durante la noche y el cielo estaba nublado. Iniciamos el viaje saliendo por un camino afirmado, y en el trayecto pasamos por parte de los distritos de Pancán y Yauli.
 


 
Salimos de los últimos lugares con población para internarnos por un camino solitario lleno de curvas. El entorno eran cerros casi desiertos con pequeñas muestras de arbustos, entre curva y curva llegábamos a las cumbres de los cerros para nuevamente llegar hasta otro y otro. Cuando hago estos viajes de subida siempre me gusta mirar atrás para ver los tramos recorridos y las siluetas serpenteantes de los caminos del Perú que llegan hasta los lugares más alejados de los centros urbanos.

Mano firme del chofer en cada curva y nada de miedos a estas alturas.

 
Seguíamos subiendo por el camino lleno de curvas y llegamos a un gran panel de  bienvenida en donde se detallan los principales atractivos turísticos de Ricrán y cuyas letras grandes dice: Bienvenidos al distrito de Ricrán, distrito ecológico, saludable y turístico: “La joya escondida”
 

 
Un poco más allá el camino se divide en dos partes y muy cerca a la bifurcación un panel nos indica que si seguimos de frente llegaremos a Ricrán y si giramos a la derecha llegaremos a Chulec. Como nuestro destino era este último lugar giramos a la derecha.

 
Hasta este momento de alguna manera se podría decir que es un camino de intersección como muchos otros de los pueblos de la sierra del Perú, sigue siendo un camino afirmado que se abre paso entre las montañas por encima de los 3,500 m.s.n.m.

Luego de una hora de recorrido llegamos a la parte central del poblado de Chulec, uno de los cuatro anexos del distrito de Ricrán. Los otros tres anexos son: Apaycancha, Jajachaca y Tambillo.

Destacan en ella la pequeña iglesia y el local comunal. A pesar de encontrase muy distante del centro urbano y siendo un lugar pequeño todo se ve muy atractivo, todo bien pintado y muy limpio.
 

 
Unos metros más allá se ubica la moderna y bien cuidada infraestructura del local del colegio I.E.N. 30471. Era un día domingo por la mañana, solo nosotros estábamos en este lugar, no había nadie más. Todos los habitantes de Chulec se dedican a la agricultura y ganadería básicamente de ovejas y camélidos como llamas y alpacas,  lo cual sustenta su ausencia en este lugar. Posiblemente ellos se encontraban en sus chacras de cultivo o mucho más arriba pastando el ganado.
 
 
Siguiendo el camino encontramos otro aviso que nos señala otra bifurcación de la carretera, por un lado nos conducirá a Chulec y por el otro a Jajachaca, que como dije en párrafos anteriores es otro de los anexos del distrito de Ricrán.

 
Seguimos subiendo y desde la parte alta de la carretera vemos las viviendas de algunos chulecinos. A la distancia se observa las pequeñas casitas de adobes con techos de calaminas y los cercos de piedras que delimitan los corrales que sirven para guardar las ovejas que pastan muy cerca.
 


Mientras seguimos avanzando  el camino se hace más difícil, gran parte de los cerros están conformados por grandes piedras y rocas lo cual hace presagiar que por estos lugares no vive nadie, la presencia del ichu nos confirma que  estamos por encima de los 4,000 m.s.n.m.
 
 
En ciertos tramos de la ruta se puede ver que se ha tenido que cortar parte de las montañas para que por ellas pase el angosto camino que solo permite el paso de un solo vehículo. Estos detalles me llenan de expectativa y alegría porque es  una señal que estamos llegando a las partes más altas y que nos vamos acercando a nuestro destino final.
 
 
La primera laguna que aparece a nuestra vista es conocida con el nombre de Islacocha.



En una laguna a la cual se le puede ver desde la parte alta por donde pasa la carretera.  Desde este lugar se le observa de un color verde oscuro muy diferente al color turqueza de las lagunas del Callejón de Huaylas. 
 


Recibe este nombre porque es la laguna más grande y se encuentra de alguna manera aislada de las otras lagunas. Es realmente impresionante verla en toda su dimensión desde la parte alta, enclaustrada en un lugar bien cerrado, flanqueados por las altas montañas. Si hay buen estado físico se puede descender y caminar por todo el borde de la laguna y darle la vuelta entera.
 
 
Después de disfrutar del bello paisaje subimos nuevamente al auto y nos dirigimos a la segunda laguna del camino llamada Tauricocha.




Esta laguna no se encuentra tan profunda como la anterior  pero no por ella deja de ser hermosa. Se observa en la parte del frente las caídas de agua que abastecen del líquido elemento a la laguna.
 


Todavía era temporada de invierno en la sierra peruana por eso el cielo estaba casi nublado y había una fuerte sensación de frio.  En época de verano el paisaje debe ser espectacular con el cielo despejado de nubes reflejando su color azul en las transparentes aguas de las lagunas.
 
 
La siguiente laguna que aparece ante nuestros ojos es llamada torohuajana.



Palabra compuesta por dos vocablos uno español y otro quechua que unidas significa “toro que llora” o “toro que brama”.
 
 
Cuenta una historia que de las alturas llegó un toro bramando fuerte, descendió por una pendiente, corrió por el borde de la laguna y se perdió nuevamente entre la rocas, no volviendo a aparecer nunca más.
 


Lo interesante de recorrer los pueblos es que cada uno guarda cuentos, mitos y leyendas que forman parte de su historia. Algunos de ellos son mágicos y otros inverosímiles, pero los hay también aquellos cuyos relatos pueden ser verdaderos. Debemos tener la mente abierta para entender y aceptar los relatos que nos cuentan las personas con quienes dialogamos en estos viajes, conversando y escuchando se aprende. También es parte de la aventura aprender cada día algo nuevo, algo interesante y diferente.
 
 
Más allá se localiza la laguna más pequeña de todas las que vi en este circuito.



Es conocida como el chiquito torohuajana, aunque el chofer que nos llevó me comentó que los chulecinos  la conocen como la potrera.
 
 
El cielo serrano es muchas veces impredecible, por algunos instantes las densas nubes que cubrían los cielos se abrieron para dejarme ver el clásico color azul del cielo serrano.
 
 
Mientras el cielo se cubría nuevamente de nubes seguimos avanzando y llegamos a la laguna llamada Tipicocha, una laguna grande y que fácilmente uno llega al borde de la misma.



Cuando se toca el agua con las manos se siente su frialdad, difícilmente un mortal se daría un chapuzón dentro de ella.
 
 
Me contaba el chofer que nos llevó hasta estos bellos lugares que en algunas lagunas se crían truchas con la finalidad de tener el abastecimiento local y en un futuro no muy lejano, cuando este lugar se convierta en un circuito turístico, poder ofrecer a los visitantes platos a base de truchas, el pez más conocido y consumido en toda la sierra peruana.
 
 
En los viajes hay que darse un tiempo para disfrutar del lugar, mirar todo el entorno que nos rodea tratando de grabar en nuestra mente todos los detalles posibles, que más tarde serán recuerdos que podremos compartir a otras personas.
 
 
Las siguientes son dos lagunas que están relativamente cerca, la primera y la más grande  se llama  Pablococha y la del fondo, la más pequeña se llama Cuchimachay.
 
 
El nombre de la laguna Pablococha es por la presencia de un poblador llamado Pablo que vivía en este lugar. Algo así como la laguna de Pablo.
 


Algunas de las lagunas han sido represadas mediante la construcción de barreras que impiden que el agua se desborde. Con ello se trata de controlar el nivel del agua de las lagunas para cubrir las necesidades de riego para los cultivos en épocas de poca lluvia.


Si se sigue avanzando se encontraran más lagunas, pero es difícil seguir avanzando con el carro. Solo nos quedó mirar una más de ellas.
 
 
Por estas zonas altas solo crece el ichu, aquella planta que parece como una paja seca muy característica de las alturas del Perú  junto a algunas otras especies de cactus andinos que parecen pedazos de algodones y que florecen con una flor amarilla.
 
 
Todas estas lagunas son conocidas como las lagunas de Janchiscocha, debido al nombre de la quebrada.
 

Si es que la persona está en regular forma y no le afecta mucho la altura, una buena propuesta es hacer este recorrido caminando desde que se llega a la primera laguna. Las lagunas se encuentran relativamente cerca, de haberlo sabido antes yo hubiese preferido haberlas conocido a cada una de ellas caminando, descubriendo en cada paso sus encantos.
 
 
Posiblemente muy cerca de aquí se encuentran algunos nevados porque se aprecia como el agua limpia y cristalina se abre paso entre las piedras desde las alturas para formar las lagunas  de Janchiscocha.
 
El lugar es muy bonito y se podría convertir en un nuevo destino turístico de la provincia de Jauja, pero se necesita invertir en mejorar el camino de acceso hasta estos lugares. Algunos tramos están en regular estado pero otros realmente están muy mal, lo que genera que los transportistas no quieran trasladar a los turistas hasta aquí.
 
 
El costo de todo el paseo, ida y vuelta fue  S/. 150.00. El precio me pareció justo teniendo en cuenta la distancia y el camino.
 
 
Cuando regresábamos después de haber disfrutado del paisaje de las lagunas de Chulec en una parte del camino divisamos gran cantidad de pobladores reunidos y haciendo bulla.
 
 
Al acercarnos a ellos y después de saludar preguntamos sobre el motivo de esta reunión. La respuesta fue que estaban reunidos para bañar a las ovejas. Nunca antes había oído que a las ovejas las bañaban y menos aún había visto esta actividad, de tal manera que no dejé pasar la oportunidad y me quedé un rato a ver cómo bañaban las ovejas.
 
 
El ganado es arreado por las mujeres y los jóvenes hasta la parte de la entrada a un canal de aproximadamente 10 metros de largo y 80 centímetros de ancho, espacio más que suficiente para el paso de las ovejas.
 

El canal se encuentra lleno de agua con un olor fuerte a desinfectante. En uno de los extremos el canal tiene una parte de entrada en forma de resbaladero por donde las ovejas son colocadas para que al avanzar se introduzcan dentro del canal.
 


El otro extremo del canal tiene una parte de salida con unas pequeñas gradas  por donde las ovejas salen después de haber sido bañadas. Los niños observan el trabajo de los grandes para aprender las técnicas ancestrales que ejecutarán cuando en los próximos años ocupen el lugar de las personas adultas de hoy. Es así, mirando, observando y escuchando cómo los niños aprenden las costumbres de sus pueblos y se trasmiten de generación en generación las tradiciones de sus antepasados.


Otros comuneros  apoyan sobre el cuello del animal unos pedazos de troncos que terminan en “V” y con una ligera presión introducen la cabeza del animal dentro del agua. De esta manera se aseguran que todo el pelaje del animal se remojó en el agua.
 
 
Todos los animales terminan con el pelaje lanudo remojado, pero les aliviará las comezones que puedan sentir por la presencia de algunos parásitos o insectos que albergan sus lanas que cubren sus cuerpos.
 
 
Una fotito para el recuerdo con una linda niña que desde pequeña  y muy alegremente ya participaba de esta costumbre.
 
 
Y otra foto para el recuerdo con mi hermano Carlos y mi primo Leo, compañeros de muchos viajes.
 
 
Las visitas a estas lagunas es de un solo día, lo recomendable es ir con alguna persona que conoce la ruta. Si se va con movilidad propia será difícil llegar, en el camino no hay gente para hacer preguntas sobre el camino a seguir, tampoco hay lugares donde abastecerse de provisiones, todo hay que comprar antes de iniciar el viaje. Parte del camino está en mal estado, pero todo esto es parte de la aventura.
 
 
Este viaje fue realizado en mayo del 2016 cualquier dato podría haber cambiado a la fecha.