domingo, 29 de junio de 2014

JULI: LA ROMA DE AMERICA


En esta oportunidad me iba a conocer la cuidad de Juli para ello es necesario ir al terminal de Puno y tomar un bus o combi hacia Juli. Son 82 Km. que se transitan por una carretera en muy buenas condiciones en una hora con 20 minutos aproximadamente.

Juli aparte de ser uno de los 7 distritos que conforman la provincia de Chucuito también es la capital de la provincia. Se encuentra a orillas del lago Titicaca entre los cerros de Pucara, San Bartolomé, Sapaccollo y Caraccollo  sobre los 3,900 msnm.

Antiguamente esta zona estaba poblada por los Kahris y los Zapanas quienes con el tiempo pasan a formar parte de reino Lupaka y finalmente terminan siendo dominados por el inca Pachacútec, antes de la llegada de los conquistadores españoles. Los primeros misioneros en llegar a Juli fueron los dominicos en 1,534 y posteriormente en 1,577 los Jesuítas, quienes construyeron muchas iglesias en todo el altiplano peruano.

Durante la época republicana la provincia de Chucuito fue creada el 2 de marzo de 1,828 por provisión dictatorial de Simón Bolívar.  El 3 de junio de 1,828, durante el gobierno del presidente don José de la Mar, se publicó un decreto emitido por el Congreso Constituyente por el cual Juli se constituía en la capital de la provincia de Chucuito llamándola: “Juli Benemérita Villa”. Posteriormente por ley del 31 de agosto de 1,889 la Villa de Juli es elevada a ciudad, la misma que fue promulgada el  2 de septiembre de 1,889 siendo presidente don Andrés Avelino Cáceres. De todas estas fechas la fiesta de aniversario de Juli se celebra el 3 de Junio.



Cuando hice mi viaje a Puno tenía en mi programa de viaje ir a Juli, el motivo era conocer sus iglesias.  Me gusta mucho en mis viajes conocer y visitar los templos pues ellos en su interior recogen la historia de los pueblos y de sus habitantes.  Los puneños y particularmente los juleños han catalogado a esta ciudad como la “Pequeña Roma de América” y la “Roma aimara”, sugestivos apelativos que llaman mucho la atención y que motivan a conocerla.

Durante la época colonial aquí se explotaban minas de plata que generaban cuantiosos ingresos.  Muchos de estos ingresos se destinaron a la construcción de iglesias para adoctrinar y fortalecer la religión católica.

Hasta la fecha aún subsisten cuatro templos de aquella época,  cada uno de ellos en diferentes condiciones de mantenimiento, en donde se logra apreciar la belleza de su arquitectura exterior hecha de piedra y que en su interior guardan bellos altares tallados en madera, imágenes  antiguas, grandes pinturas y otras reliquias religiosas.

Las cuatro iglesias son: la iglesia de Santo Tomás de Aquino hoy conocida como San Pedro Mártir;  la iglesia de San Juan Bautista conocida hoy como San Juan de Letrán; la iglesia Santa María la Mayor conocida hoy como La Asunción de nuestra Señora, y la iglesia de San Idelfonso conocida  hoy como Santa Cruz de Jerusalén.

La primera iglesia que conocí fue la de Santo Tomás de Aquino hoy conocida como San Pedro Mártir, también llamada la Catedral de Juli, la cual se ubica en la plaza principal. El inicio de su construcción se atribuye a los padres dominicos a inicios de 1,565 y su término a  los padres jesuitas en 1,576. Para llegar a ella se debe  cruzar una explanada de unos 50 metros aproximadamente  y luego subir unas escalinatas de piedra. Su arquitectura es la más sencilla de las cuatro iglesias y su portada de piedra no tiene los finos tallados de las otras iglesias de Juli.



Al lado derecho tiene una sola torre que sirve de campanario y un reloj cuyas manecillas se quedaron detenidas en el tiempo.

Esta iglesia a diferencias de las otras siempre está abierta y el ingreso es libre, fue construida de piedra granito con un estilo barroco mestizo sobre  una base en forma de cruz latina con una sola nave central. En algunas partes se observa tallada en la piedra las figuras de aves y animales del lugar. En su interior se venera a la imagen de la Virgen Inmaculada Concepción Patrona de la ciudad de Juli cuya festividad es el 08 de diciembre.



En su interior se observa grandes altares de madera tallada algunos de los cuales se encuentran bañados en pan de oro.



Bellos lienzos de grandes artistas entre ellos pinturas de Bernardo de Bitti completan el ambiente.



También se observa muchas capillas o altares secundarios cuya madera fue tallada magistralmente.



En un artículo leí que antiguamente esta iglesia tenía un coro de 400 voces con cantores indios por eso allí se encuentra un antiguo árgano que servía de acompañamiento para entonar los cantos religiosos de la época.

De las cuatro iglesias antiguas de Juli es la más grande y mejor conservada por dentro y por fuera. La reconstrucción del templo se hizo en 10 años abarcando los periodos de noviembre de 1,957 hasta junio de 1,967. Ha sido oficialmente reinaugurado el 29 de junio de 1,967 fecha en que se celebra la fiesta patronal de San Pedro. Fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación el 01 de diciembre de 1,959.



Luego fui a conocer la iglesia Santa María La Mayor, hoy  conocida como La Asunción de nuestra Señora. Este templo se encuentra en la plazoleta de la Asunción a cuatro cuadras de la plaza principal en el extremo este de la ciudad.

Es un templo de estilo barroco-mestizo, que fue construido en el  siglo XVI entre los años 1,562 y 1,576 por los dominicos y terminado por los jesuitas en 1,602. El atrio lateral del templo  esta precedido por un gran y hermoso arco de piedra al cual se llega subiendo unas escaleras también de piedra.  Luego de subir y pasar por este gran arco se llega a una gran explanada donde la gente se congrega para entrar por la puerta del costado lateral. Imagino que antiguamente estas grandes explanadas servían para reunir a los antiguos pobladores con el objetivo de adoctrinarlos en la religión católica.



Para entrar a la misma iglesia por la puerta lateral hay que subir una ancha escalinata de piedras con varios peldaños y descansos a dos tiempos. El terreno en donde se construyó la iglesia es inclinado pero con el uso de las escalinatas se logra corregir el desnivel.

 
Al lado izquierdo del frontis tiene una torre construida totalmente con piedra labrada,  su aspecto actual es el de una torre inconclusa o destruida por el tiempo. Lo cierto es que no se llegó a terminar su construcción por la expulsión de los jesuitas del Perú.


El nombre antiguo de esta ciudad era Chulli y en la plazuela de la Asunción se encuentran figuras en piedra de leones y pumas en homenaje a los Chullis, grupo étnico que formaba parte de los Lupakas. Los Chullis era una raza que no se dejaba dominar fácilmente, que luchaban como fieros leones y pumas defendiendo sus tierras.



Después fui a la plazuela de San Juan con la finalidad de conocer la iglesia de San Juan Bautista conocida como San Juan de Letrán. El templo fue construida a comienzo del siglo XVI, por orden de los padres dominicos, y concluida por los jesuitas, a mediados del siglo XVIII poco antes de su expulsión.

La estructura de la iglesia es construida sobre una base que tiene la forma de cruz latina con adobes de espesores marcadamente variables en función de la altura, es decir en la parte baja los adobes son más grandes y van disminuyendo de tamaño conforme se va tomando altura. Las pequeñas ventanas tienen marcos de pan de oro y están cerradas con láminas de piedra.



Su interior es muy bonito, a mi parecer lo mejor de todas las iglesias de Puno, en ella se puede observar grandes lienzos de las escuelas española, italiana, y cuzqueña dentro de impresionantes marcos de madera bañados en pan de oro. El altar mayor es de pan de oro y plata labrada. Es imposible tomar fotografías, existe vigilancia policial. Aquí una foto que la tomé de internet pero que refleja claramente lo que vi.



De la única nave central se retiraron las bancas y se refaccionó todo piso y el techo. En la actualidad solo funciona como museo y  la entrada tiene un costo de S/. 10.00. Vale la pena pagar.



Como dije en párrafo anterior la construcción del templo es de adobe  con excepción  de la puerta lateral que consta de una impresionante gran portada de piedra labrada de estilo barroca-mestiza con detalles de arte nativo aymara.



La última iglesia que conocí es este periplo por Juli fue el Templo de San Idelfonso hoy conocida como Santa Cruz de Jerusalén.  Esta Iglesia se encuentra muy distante de las otras tres, ubicada en un extremo de la ciudad muy cerca de un cementerio antiguo. Tuve que caminar muchas cuadras siguiendo las indicaciones de los pobladores hasta dar con ella, preferí caminar por las calles de Juli apreciando las construcciones  de las viviendas y la vestimenta de los Juleños antes que abordar una mototaxi .

Su construcción se inició entre los años de 1581 y 1582, concluyéndose en 1607 motivo por la cual se considera el único templo construido desde sus cimientos hasta su culminación por la Orden de los Jesuitas. La historia dice que este templo fue el más hermoso de todo el altiplano, es una lástima que a la fecha se encuentre a punto de colapsar.

Lo primero que se ve es una portada de piedra labrada de fino trabajo que da acceso al atrio, parte del lado izquierdo de la portada está muy deteriorada.



Lo que realmente está en muy malas condiciones es el templo mismo, prácticamente no tiene techo y las paredes están apoyadas en soportes de madera y fierro con la finalidad de evitar su derrumbe total.



A pesar del  estado en que se encuentra no deja de sorprender su belleza, admiro como la piedra pudo ser trabajada hasta lograr bellos tallados. Si uno admira los tallados de madera de los altares no puede dejar de sorprenderse al ver esta portada que artistas de esa época tan antigua, golpe a golpe con otras piedras o con el uso de herramientas rudimentarias  lograron moldear  la piedra hasta darles la forma y belleza que hoy admiramos.



En su fachada tiene un inmenso sol o inti, que encierra el monograma de la Compañía de Jesús. De las cuatro Iglesias de Juli, a título personal creo que esta fachada es la más hermosa. Al lado izquierdo se encuentra una torre que también servía de campanario la cual al igual que toda la iglesia está que se cae ante la mirada de los juleños y puneños.  Sinceramente espero que pronto hagan algo, que logren reconstruirla para que futuras generaciones  puedan admirar la grandeza y habilidad del poblador aymara, además de servir de atractivo turístico.

Al lado derecho del atrio se encuentra una pared que colinda con un cementerio antiguo y desde donde se tiene una hermosa vista del lago sagrado de los Incas, el lago Titicaca, cuya otra frontera se pierde en el horizonte azul.



La entrada a este cementerio antiguo lo constituye una portada de piedra labrada la cual se encuentra clausurada.



El nombre de Juli proviene del ave “lulli” una especie parecida al colibrí. Otra versión señala que deriva de los vocablos aymaras “chulli churi” que significa “descolorido o amarillo muy claro” en referencia al color del cogollo de la totora que esta enraizado dentro del agua y a cuya raíz se le dice Chulli. Con el paso de los años la fonética se castellanizó a Juli.

 
La plaza principal de Juli se llama Plaza Ludovico Bertonio, en memoria del jesuita italiano que se dedicó al estudio y difusión del idioma aymara.  La imprenta de Francisco del Canto según consta en los pies de imprenta publica las obras de Ludovico  “vocabulario de la lengua aymara” y “arte breve de la lengua aymara”,  considerados como los libros más antiguos publicados en el mundo andino.

 



Recorrer esta ruta histórica y conocer las cuatro iglesias es sumamente fácil ya que cada una de ellas se encuentra dentro de la ciudad. La gente es muy amable, siempre me dieron la dirección correcta para llegar caminando a las iglesias. Los habitantes de Juli en su mayoría son bilingües por que hablan dos lenguas, el castellano y el aymara. No sé si porque está más cerca del cielo pero el color azul de su cielo es espectacular.

 
Este viaje lo realicé en junio del 2,012, cualquier dato podría haber cambiado a la fecha.


























sábado, 21 de junio de 2014

ACOBAMBA Y EL SANTUARIO DE MURUHUAY


La primera vez que fui a Acobamba fue hace unos 18 años atrás y desde allí siempre que he tenido la oportunidad de estar por Tarma he tratado de visitar Acobamba, uno de los 9 distritos que conforman la provincia de Tarma que pertenece al departamento de Junín.

La historia de este distrito señala que en épocas pre-incas existían dos pueblos tarumas  con los nombres de Naupamarca y Muruhuay. Cada uno de estos pueblos estaban ubicados en las colinas opuestas que encerraban a la pampa de Agobamba Se cree que en épocas antiguas Agobamba fue el verdadero nombre de este lugar. Con el tiempo ambos pueblos se unieron y bajaron a la llanura convirtiéndola en extensos campos de cultivo. Cuando llegaron los españoles en 1,540  fundaron el pueblo con el nombre de Acobamba.  En el año 1861 fue elevado a la categoría de distrito siendo presidente del Perú  Don Ramón Castilla.

Su localización es a 10 km de la ciudad de Tarma sobre los 2,950 msnm. y dentro de su jurisdicción se encuentran los pueblos de Muruhuay, Huaracayo y Picoy.

Llegar desde Tarma es sumamente fácil y para ello tenemos dos opciones que podemos utilizar de acuerdo a la disponibilidad de tiempo y dinero.  Una de ellas es contratar  un taxi y en 10 minutos estaremos en la plaza principal con un costo de S/ 8.00.  La otra opción es  abordar una combi de transporte público y con un costo de S/. 1.00 en 20 minutos llegamos a la misma plaza principal. Toda la vía es asfaltada y se encuentra en buenas condiciones. 

La plaza principal no es grande pero muestra un buen ornato. En ella se aprecia palmeras, arbustos y flores de diversos colores que hacen de la plaza un lugar acogedor, cuenta con bancas de madera donde los acobambinos se reúnen para conversar o descansar.
 
 
En el perímetro destacan la Iglesia Matriz y  el local municipal que junto a otras casonas completan el escenario.
 
En la Iglesia San Miguel de Acobamba se venera a San Miguel Arcángel considerado el Santo Patrón del pueblo, cuya festividad se celebra el 23 de setiembre. La fachada es simple con dos torres a los costados que sirven de campanario.
 
 
 
En el centro de la plaza se encuentra una centenaria pileta de piedra que en ese momento botaba unos chorritos de agua por la parte superior, más allá en la parte de atrás se observa el moderno local municipal.



Sobre el origen del nombre se dice que deriva de dos vocablos quechuas: "Ago" que quiere decir “cascajos u hormigón”   y  de "bamba" que quiere decir “llanura al otro lado del rio”, uniendo ambos vocablos se podría decir que "Agobamba" significa cascajos u hormigón al otro lado del rio. Con el tiempo y la llegada de los españoles el nombre fue cambiado a Acobamba.

Desde aquí abordé una combi con destino al centro poblado de Muruhuay. Después de 10 minutos aproximadamente llegaba a la Plaza Cívica de Muruhuay.  Así dice una placa que se encuentra pegada en un pequeño obelisco que termina con la escultura de un colibrí en el centro de la plaza. En la parte de atrás tenemos el local municipal.

 
La historia cuenta que hace muchos años una epidemia de viruela azotó la región. Ante el abandono de las autoridades coloniales en este lugar se concentraran muchas personas atacadas por dicho mal y que por ese motivo se llama  Muruhuay , palabra que deriva de la unión de dos vocablos quechuas: “muro” quiere decir viruela y “huay” o “wasi” quiere decir casa . Uniendo ambos vocablos sería algo así como “casa de la viruela” o “lugar de la viruela”.

El objetivo principal de ir hasta Muruhuay es visitar una vez más el Santuario  del Señor de Muruhuay.  Se conoce con el nombre de santuario a un templo o lugar considerado como sagrado, en donde se cree que ocurrió un milagro o un hecho muy particular, algo fuera de lo normal. En los santuarios generalmente se venera una imagen, reliquia o santo y es lugar de peregrinaje de sus fieles creyentes.



Cuando vi por primera vez este santuario me llamo mucho la atención porque se encontraba en la parte alta de un cerro llamado Shalacoto. Su construcción se hizo en 1,972 a partir de la roca en donde apareció la cruz y en donde se pintó la imagen original. Aparte de ello el diseño es muy moderno y fue obra del arquitecto suizo Kristián Telg Telg.



La leyenda cuenta que al terminar la batalla de Junín en 1,824 un soldado del ejército realista logró escapar llegando hasta Acobamba y se escondió en la zona rocosa del cerro Shalacoto. El soldado temía ser descubierto por los patriotas y no salía de su escondite. No tenía que comer y se encontraba enfermo, en su desesperación con su espada  trazó una cruz en la roca ante la cual oraba y pedía clemencia. Con el tiempo murió el soldado pero la cruz quedó grabada para siempre en la roca.

Aquí se une otra historia que bien podría ser la continuación de la anterior:  La mañana del 3 de mayo de 1,835 unos pastores mientras caminaban hacia sus tierra de cultivo , vieron sobre una gran piedra unas velas blancas encendidas de las cuales chorreaban cera. La curiosidad hizo que se acercaran a la roca y descubrieron que no eran velas sino que se trataba de una cruz grabada en una roca. Dejaron sus cosas y bajaron inmediatamente  al pueblo para contárselo a toda la población. Cuando los pobladores llegaron hasta la roca vieron la cruz y dentro de su religiosidad determinaron que era un milagro que los salvaría de la viruela que arrasaba la zona.  Con mucha devoción pintaron sobre la cruz la imagen de  Cristo crucificado y lo llamaron "El Señor de Muruhuay", que quiere decir "El Señor del lugar de la Viruela". Desde esa hecha todos los 3 de mayo se celebra el día del Señor de Muruhuay.

Cuando se ingresa al santuario la roca con la imagen del Señor de Muruhuay se encuentra en un costado al lado izquierdo.


El Señor de Muruhuay cuenta con una gran legión de devotos sobre todo en la sierra central, hasta me atrevería a decir que es una de las imágenes con más devotos en todo el Perú. La primera es el Señor de los Milagros. La imagen es protegida por un vidrio y alrededor tiene adornos de plata. Muy cerca se ha construido como un caminito elevado que permite a los devotos tocar la roca y el vidrio que protege la imagen. La gente hace su cola ordenadamente esperando su turno para llegar hasta ella.



El interior del santuario es muy particular, no cuenta con pinturas sino que en lugar de ellos se han colocado tapices propios de la región, particularmente traídos de San Pedro de Cajas, distrito del cual ya escribí en un relato anterior y que se caracteriza por ser tierra de artesanos textiles cuya calidad de sus trabajos es de categoría mundial. Los tapices muestras pasajes de la vida de Jesús.



Por la gran cantidad de velas que ponían los devotos en 1,997 un incendio daño la imagen motivo por el cual está prohibido encender velas.  En las afueras del santuario se ha construido un ambiente donde la gente prende y deja su vela. Lo que normalmente hace la gente es orar, agradecer o pedir un deseo ante la imagen dentro de la iglesia y luego sale al velatorio y prende su vela quedándose en este lugar hasta que se consuma totalmente.



A diferencia de otras iglesias el campanario no es una torre de la iglesia, sino que son tres paredes delgadas pegadas al templo  a manera de columnas que sostienen tres campanas cuyo movimiento se realiza eléctricamente. Normalmente las campanas de los templos andinos se mueven subiendo a las torres y jalando las sogas que están amarradas al badajo, este movimiento es el que permite que la parte interna central llamada badajo  haga contacto con la copa de la campana generando el sonido que conocemos.


Mientras observaba las campanas un fotógrafo de lugar me indicó que la parte frontal de las campanas tienen una parte labrada, por ejemplo en la campana central se observa la imagen de la Virgen de Guadalupe, en la de la derecha se ve claramente una cruz.
 


Hace muchos años atrás llegar al santuario significaba alejarse de cerco urbano, solo se encontraba algunos puestos de venta de velas y souvenirs.  Hoy en día todo el lugar está lleno de negocios básicamente de comidas, donde se expenden los ricos platos típicos de la cocina huancaína como la pachamanca, el chancho o carnero al palo, el cuy frito y los chicharrones.
 


Las tiendas donde se venden las velas, escapularios, estampas y todo tipo de souvenirs se han posesionado al lado derecho del santuario. Esta mucho más ordenado y las tiendas con sus tejados guardan una armonía con el lugar formando una callecita muy bonita que da ganas recorrerla.



Unas llamitas vestidas con adornos de vivos colores se miran y parecen conversar mientras esperan pacientemente que algún turista se acerque para que su dueño tome una fotografía y logre venderla.
 


Mientras paseaba por el lugar tuve que hacerme a un costado para dar paso a una manada de llamas que aparecieron por la parte de atrás.
 


Doblaron por todo el frente del santuario y siguieron su camino.  La manada estaba compuesta por llamas de diferentes colores, parecía un manto o alfombra mágica de apareció de la nada y pasaba volando por encima del suelo.


Desde este lugar se tiene una vista del todo el valle apreciando que Muruhuay se encuentra enclavado entre dos grandes cerros muy cercanos uno del otro.


La información corresponde al  último viaje que realicé a este lugar en octubre del 2,013, a la fecha cualquier dato puede haber cambiado.