jueves, 17 de abril de 2014

AQUIA: PARAISO ESCONDIDO


Estaba con mi hermano Carlos en Chiquián y una mañana muy temprano decidimos ir a un pueblo llamado Aquia, uno de los quince distritos de la provincia de Bolognesi, ubicado en el departamento de Áncash. Se encuentra a una altura de  3,335 msnm.

Solo la empresa de transportes interprovincial  Cavassa hace la ruta Lima-Aquia, pasando primero por Chiquian. La distancia desde Lima hasta Aquia es de 375 Km que se cubre en unas nueve horas.  Otra alternativa de viaje es ir desde Huaraz a Chiquian y de allí abordar las combis, en total esta ruta tiene una distancia de 141 km que lo hacen en tres horas aproximadamente. También se puede ir desde Barranca en unas 5 horas hasta Chiquian y de allí media hora más en combi y llegamos a Aquia. Esta última ruta no pasa por la Laguna de Conococha de tal manera que no se tiene que subir desde la costa hasta los 4,050 msnm para después comenzar a bajar hasta los pueblos de Ancash.

Para llegar a este pueblo se debe abordar unas combis cuyo paradero se ubica muy cerca del mercado de  Chiquian. Fuimos temprano para conseguir asiento debido a que  no hay mucho movimiento de carros entre estos dos pueblos pasado las 10 am.

El distrito de Aquia fue creado el 2 de enero de 1,857. Se encuentra flanqueado por los nevados Tucu Chira al oriente y Quicash al occidente. Los primeros pobladores de esta zona llegaron desde Chavín, trayendo consigo sus costumbres y fe religiosa.  Tuvieron como capital al cerro Ichik Aynuck, hoy llamado Jerusalén.
 
La historia cuenta dos teorías sobre el origen de su nombre:  Una dice que el nombre de Aquia provendría  del nombre de uno de sus caciques más aguerridos  llamado  Agyar. Al morir  el cacique, quisieron perennizar su nombre llamando al pueblo Agya, con el tiempo  derivó en Aquia. Otros historiadores manifiestan que después de la conquista del  cacique Rimay Condor por los españoles en 1,595,  el encomendero Fernando Aquiar de Acuña  empezó a repartir tierras a sus seguidores en la conquista con la idea de formar un pueblo a orillas del rio Antacallanga, lo que hoy es el rio Pativilca. Fernando Aquiar de Acuña  era geógrafo y como tal levanta el primer plano del pueblo y firma como tierra y pueblo de su dominio poniendo el nombre  de Aquiar, con el transcurrir del tiempo terminó en Aquia .

Después de recorrer 20 kilómetros  por un camino afirmado lleno de curvas y precipicios en un tiempo aproximado de media hora llegamos a Aquia.

Llegar a la plaza principal y encontrar una plaza tan bonita fue una grata sorpresa.  Limpia, bien cuidada, con árboles que guardan armonía con el tamaño de la plaza y a los cuales se les ha cortado para representar figuras de animales. El cielo despejado, color azul intenso, matizado con algunas nubes blancas completaban la belleza de este lugar.

 


En el centro se encuentra una pileta de bronce muy bonita.



En una de las calles que rodean la plaza de armas, se encuentra  la Iglesia Colonial de Aquia que data del siglo XVII. A diferencia de las iglesias de otros pueblos de la sierra del Perú esta iglesia no lleva el nombre de ningún Santo o Santa a pesar que el patrón del pueblo es San Miguel Arcángel.
 
 


Un detalle  del templo es que en la parte externa se encuentran seis hornacinas y en cada una  han colocado imágenes muy antiguas de santos de la religión católica, semejando un altar mayor. En ella aparecen San Pedro, San Pablo, San Francisco, Santo Domingo, San Miguel Arcangel y la Virgen.



Las paredes son de más de un metro de ancho, sin columnas,  con techo a dos aguas y al lado izquierdo tiene una torre de cuatro pisos que corresponde al campanario.

 
 
Impresionante poder admirar como en pueblos tan alejados del Perú encontramos iglesias muy hermosas. Reconozco que en mis viajes por los pueblos del Perú, una de las cosas que más me gustan apreciar son las construcciones de las iglesias, más aún si son construcciones muy antiguas.  En la sierra la devoción que tienen los pobladores con los santos religiosos es muy arraigada y eso se nota en sus iglesias, en sus procesiones llenas de fervor religioso, en nombrar como patrón de un pueblo a un santo o santa.



Entramos a un pequeño restaurante ubicado en una de las calles del perímetro de la plaza. Mientras nos preparaban el desayuno conversábamos con la señora que atendía nos comentó que ella había llegado a este lugar hacía 5 años y que antes había vivido en Lima, en la avenida Perú, en el distrito de San Martin de Porres. Gran coincidencia pues yo vivo en este mismo distrito y muchos años de mi vida las viví a la altura de la cuadra 34 de la avenida Perú. Motivo suficiente para entablar una amena conversación y por supuesto un servicio especial.

Una vez desayunado empezamos el camino rumbo al santuario del Señor de Cayac. Caminar por las calles de Aquia  es un recuerdo imborrable, angostas y silenciosas, formadas por casas de adobe de un solo piso a dos aguas con sus tejados de barro a la antigua, a los costados unos senderos de piedra  a manera de vereda. Ninguna casa pintada, solo a algunas de ellas se les había echado yeso dándole un color blanco.



Antes de partir por indicación de la señora que nos atendió con el desayuno fuimos a la casa de otra señora para que nos prestara las llaves y poder entrar al santuario. Después de dejar una colaboración nos entregó las llaves y siguiendo las indicaciones recibidas caminamos rumbo a nuestro destino.  


Después de caminar cerca de 3 Km.  en 40 minutos aproximadamente,  cruzando  el pueblo y campos llegamos al santuario del Señor de Cayac. 

Es una construcción pequeña con puerta ojival y una torre al lado izquierdo;  en un comienzo fue una choza improvisada construida por los primeros devotos, con el tiempo crecieron los devotos y  llegaron a construir el santuario de material noble que hoy vemos.
 

La historia del Señor de Cáyac, nos dice que Cayac es un camino de herradura, lleno de verdor, donde el agricultor Lorenzo Barnechea quiere tapar con una champa de tierra la molestosa filtración del río Pativilca. Y empezó a lampear, hasta que golpeó una piedra y se detuvo, la piedra era muy grande, estaba cansado y comenzaba a oscurecer, entonces decide ir a su casa para descansar y regresar al día siguiente con más fuerzas.

En la noche, mientras dormía, soñó que la piedra le decía: ‘¡qué hombre tan bruto eres, me has malogrado la cara!’. Al despertar, y  llegar al lugar quedo sorprendido al darse cuenta de que la piedra tenía la forma del rostro del Señor Jesucristo.

Quisieron llevarlo a la iglesia del pueblo, pero nadie pudo sacar la piedra porque es inmensa, algunos aquinos aseguran que llega hasta la otra orilla del río Aymin.  La piedra con las facciones de Cristo yacente está cubierto por un manto,  los devotos echaron  gotitas de sangre en su rostro y continuará seguramente por siempre en el mismo lugar.

 

Los alrededores del santuario está compuesto por campos de pastoreo, muchos animales pastando,  no se observa ninguna otra construcción cercana.


Rompe el silencio del lugar el sonido de las aguas del rio Pativilca cuyo cauce pasa muy cerquita.

 

El distrito de Aquia tiene el apelativo de “Paraiso escondido” y después de estar allí creo que el nombre no pudo ser mejor. Es un lugar de pocos habitantes, escondidito en las alturas, pequeño pero ordenado, desde aquí se parte a varias lagunas que están formadas por el deshielo de los nevados. Conversamos sobre el tema con un aquino encargado de la municipalidad y nos dijo que se  puede conocer dichas lagunas en un día a caballo saliendo muy temprano de la ciudad. La más cercana es la laguna Tancan en el centro poblado de Pachapaqui.

Este viaje lo realice en Julio del 2009, algunos datos pueden haber  variado a la fecha.
 
 
 
 





 
 

lunes, 14 de abril de 2014

TOMAYQUICHUA: TIERRA DE LA PERRICHOLI


Salimos con mi esposa e hijita de Huánuco rumbo a Tomayquichua, uno de los ocho distritos con que cuenta la provincia de Ambo, en el departamento de Huánuco.

Se encuentra ubicado a 16 km de la cuidad de Huánuco a una altura de 2,000 msnm aproximadamente, al margen derecho del río Huallaga. Normalmente hay transporte de camionetas que hacen esta ruta, el  tiempo del viaje es de aproximadamente media hora y su costo es de S/. 4.00.  También se puede ir en auto o mototaxi desde el distrito de Ambo, capital de la provincia del mismo nombre.

El origen del distrito de Tomayquichua se remonta a la época pre-hispánica, siendo los Chupachos los primeros habitantes quienes se encontraban en la cuenca del rio Huallaga. Desde entonces el poblado adoptó el nombre de Tumay-kichwa que proviene de los vocablos quechuas “Tumay” o “Tumaj” que significa “Valle” y  de “Kichwa” que significa “Tierra Templada”, traducido al español sería algo asi como valle templado. Algunas personas aseguran que el nombre verdadero es  Tomaykichwa.

La plaza principal es pequeña, con grandes árboles y en la parte central se ha construido una pileta. En una de las calles del perímetro de la plaza se encuentra la Iglesia de Tomayquichua y el local municipal del distrito.


La iglesia de  Tomayquichua es muy antigua, data de 1,610. Lamentablemente en el año 2,009 mientras se celebraba una misa sorpresivamente se cayó la pared que sostenía el altar mayor de la iglesia. En abril del 2,013 se hizo la demolición y se iniciaron los trabajos de construcción de una nueva iglesia con actividades y aportes de la feligresía. 



Tomayquichua es un pueblo pequeño en donde la mayoría de las casas son de un solo piso, pero el moderno local municipal se levanta impresionante con una construcción de cuatro pisos, contrastando y rompiendo el esquema del lugar.



En el frontis del municipio se encuentra un monumento donde se distingue a La Perricholi y el virrey Amat y Juniet en un tierno abrazo de amor, simbolizando el romance que vivieron estos dos personajes tan disimiles  durante la época colonial. Según los detalles de la obra se aprecia que ella era una delgada y espigada mujer y él era un gordito bonachón de menor estatura.

 

También encontramos una calesa o carruaje de dos ruedas.

El cielo estaba totalmente despejado y los rayos solares calentaban el ambiente mientras paseábamos por las calles de este pintoresco distrito.  Algunas casas son de adobe y otras de material noble pero todas tienen techos a dos aguas cubiertas con tejas, muy clásico de los pueblos de la sierra.

 

Las viviendas que están un poco más alejadas del centro son de adobe  y  tienen extensos huertos  por donde se llega caminado a través de pasajes angostos que se quedaron en el tiempo, Caminar por estos lugares es maravilloso, viendo las frutas colgadas en los árboles y sintiendo el aroma de las flores. Solo el canto de algún pajarillo o el ladrido de un perro rompen el silencio total que nos hace ver que no estamos viviendo un sueño.

Uno de los motivos que me hizo conocer este distrito es que según la historia aquí vivió “La Perricholi”. Como el distrito es tranquilo no existe movilidad y todo se hace caminando, fue así como caminamos  por una calle  estrecha y de subida que nos llevaría a la casa donde nació y vivió parte de su infancia este personaje muy ligado a la época colonial.
María Micaela Villegas y Hurtado de Mendoza más conocida como “La Perricholi” nació el 28 de setiembre de  1,748 y  es considerada una actriz del teatro peruano colonial. En el teatro Manuel A. Segura, antiguo Teatro Municipal de Lima existe una placa que dice: La Casa de la Tradición con los auspicios de la Municipalidad Capitalina a la célebre actriz limeña Micaela de Villegas “La Perricholi” creadora del arte escénico nacional al cumplirse dos siglos de que iniciara en el Real Coliseo de la Comedia hoy Manuel A. Segura las primigenias actividades artísticas en el Perú. Mayo, de 1968”.
Aunque los documentos legales que existen sobre Micaela Villegas señalan que era natural de la ciudad de Lima y así lo declara ella misma en su testamento, popularmente el pueblo de Tomayquichua la ha tomado como hija de su tierra y así lo hace saber al mundo entero.
Después de caminar cerca de 20 minutos llegamos a la casona en donde un aviso nos hacer saber que estamos frente a la casa de La Pericholi.


Fue la mayor de seis hermanos,  su padre fue arequipeño y su madre limeña. A pesar que su familia era de condición modesta aprendió a leer y escribir, cosa no muy común entre las mujeres de esa época. Le gustaba el canto y la danza y desde muy niña mostró vocación por el teatro, oficio considerado en esa época como indigno para una mujer.

Debutó a los 15 años en el teatro, su pasión y talento, su imaginación y gran memoria  hizo que antes de los 20 años se convirtiera en la actriz de moda. Todos los días el teatro se abarrotaba de público que quería ver y admirar la belleza y expresión artística de la joven.

Lo que da trascendencia a La Perricholi es su romance con el Virrey de la época. Ella era una joven de 18 años y el virrey Amat y Juniet tenía 63 años, sin embargo aquel romance duró 14 años, convirtiéndose en la relación más escandalosa del siglo XVIII. Fruto de ese romance en 1,769 tuvieron un hijo al que bautizaron con el nombre de Manuel. Este fue el único hijo que tuvo el virrey. Cuando el virrey muere en España su hijo viaja a reclamar la herencia, pero legalmente fue considerado ilegítimo y no recibió nada de herencia.

En la casona donde  se dice nació la Perricholi se encuentra una habitación que según  los guías y las leyendas escritas allí,  fue el cuarto de Micaela Villegas. Una cama, un tocador, un maniquí de tamaño natural y muchos cuadros en la pared completan el ambiente.



Hay muchas historias sobre el origen del apelativo de Perricholi, sin embargo la más conocida y tradicional dice que en una de las tantas peleas que tenían, Amat la llamó enfurecido "perra chola" que en su acento catalán sonaba a "perri choli"; el incidente trascendió las paredes del Palacio y la alta sociedad limeña que no le tenía mucho aprecio comenzó a llamarla La Perricholi  con la intención de humillarla. Recordemos que era amante del Virrey, pero este enamorado locamente no dudaba  en mostrarse públicamente.  "Miquita", como la llamaba cariñosamente Amat, gustaba de exhibirse junto al Virrey y provocar la envidia en la nobleza colonial limeña.
Micaela Villegas fue el símbolo que inspiró al virrey Amat para hacer muchas de las construcciones que realizó en su gobierno, entre ellas se encuentran la Alameda de los Descalzos, el bello palacete de La Quinta de Presa, el Templo de las Nazarenas que más tarde albergaría la imagen del Señor de los Milagros de la cual era devota y El Paseo de Aguas que fue construido para impresionarla.
La tradición cuenta que cuando el Virrey le declaró su amor, ella le respondió que lo aceptaría solo cuando él pusiera la luna a sus pies. Ante semejante desafío el Virrey mandó construir el Paseo de Aguas que hoy se encuentra en el distrito del Rímac en Lima. En el centro había una gran fuente de agua donde se reflejaba el cielo. El Virrey muy astutamente en una noche de luna llena, llevó a La Perricholi al borde de dicha fuente, y le dijo: Hoy pongo la Luna a tus pies. Desde ese momento se hicieron amantes.
Otro detalle que encontramos en la casona es un  antiguo pozo de agua de uso familiar


Un carruaje antiguo en la misma casona.



En el lugar alquilan trajes de La Perricholi y del virrey para las respectivas fotos del recuerdo, en mi caso me conformé con una foto al lado de un maniquí que según dice tiene la figura y vestimenta que ella usaba.



En 1,776 Amat fue cesado como Virrey del Perú y regresó a España, dejándole una generosa pensión y varias propiedades. Micaela se quedó en Lima con su hijo Manuel y tuvo que enfrentar los ataques de los enemigos del ex Virrey.

Sus últimos años los dedicó a la oración, vistiendo el hábito de las Carmelitas y realizando muchas obras de caridad que hicieron olvidar a los limeños los escandalosos años de su juventud, ganándose con sus actos muchas muestras de afecto y consideración hacia su persona.

Micaela Villegas murió en su casa el 16 de mayo de 1.819 a la edad de 71 años. Su sepelio fue sencillo según ella misma lo pidió y dejó como herederos de sus bienes a su hijo Manuel y su nieta  Tomasa, hija de Manuel.

Este poblado también sirvió de inspiración para que el escritor peruano Enrique López Albújar escribiera su obra “El hechizo de Tomayquichua”, donde se narra dos historias de amor entre jóvenes de la burguesía limeña y del mundo andino. Existe una casa abandonada que dicen fue el lugar donde vivió el literato.



Y como si fuera poco, fue aquí donde nació Isabel Herrera,  abuela de Santa Rosa de Lima.

Conversando con algunos tomayquichuinos me comentaron que la fiesta más importante son los carnavales. Se escoge la reina del carnaval, se hacen bailes con trajes típicos y  pasacalles, la gente se echa agua, pintura, talco y no falta el licor y la buena comida. Como actividad central está la yunza o cortamontes.

En el lugar escogido se planta un árbol lleno de adornos y regalos. La gente toma licor y baila alrededor del árbol al ritmo de la música que toca la banda. Los bailarines dan golpes con un hacha o machete hasta que el tronco se quiebra y cae el árbol, motivo que aprovechan todos los presentes para  coger alguno de los regalos que tenía el árbol.  Al final, quien logre derribar el árbol, será quien se encargue de preparar  la yunza del  próximo año.  Y como despedida muere Don Calixto, Rey del Carnaval Huanuqueño,  cuyo cuerpo es arrojado al río.

En el lugar se encuentran varios recreos turísticos donde se puede degustar la comida huanuqueña, tal vez una pachamanca o un cuy chactado, un locro de gallina o un picante de queso, depende de los gustos.

Este viaje lo realicé en agosto del 2,011 cualquier dato puede haber variado a la fecha.

 

sábado, 12 de abril de 2014

MANCORA: DEL PACIFICO MAR PERLA PRECIOSA


Escribir sobre Máncora es escribir sobre sol, playa, arena y mar, pero me quiero salir un poco de este modelo para también escribir sobre la ruta y otros detalles que encontré durante mi visita a este destino paradisiaco.

Máncora es un distrito de la provincia de Talara en el departamento de Piura.  La creación como distrito se dio el 14 de noviembre del 1,908.  Con respecto al nombre se sabe que desde épocas muy antiguas existía una extensa hacienda que se llamaba Máncora. La hacienda se encontraba muy lejos  del mar, pero sus pobladores caminaban largas horas hasta el mar con la finalidad de pescar y muchas veces  pernoctaban en chozas muy cerca de la orilla. Con el tiempo la belleza del lugar y su riqueza pesquera hizo que  estos pobladores y otros extraños que llegaban  se fueran quedando muy cerca de la playa, construyendo poco a poco sus viviendas y llamando a este lugar igual que la hacienda:  Máncora.

Otra de las historias con respecto al nombre dice que en la época de la colonia vivía en estos lares un pescador que había perdido una mano y que antes de adentrarse en el mar se arrodillaba y oraba a Dios. La gente al verlo así decía: manco ora. Con el tiempo el sonido se unió en uno solo.

Para ir desde Lima hay dos opciones: una por vía totalmente terrestre y la otra por vía aérea con una parte necesariamente terrestre.  En  transporte terrestre el viaje dura 20 horas aproximadamente,  teniendo en cuenta que 17 horas son de Lima  hasta Piura y de allí 3 horas más hasta Máncora, el costo del pasaje puede oscilar entre S/.100.00 y S/.150.00 dependiendo de la empresa de transporte.

Cuando se hace el viaje en avión el vuelo de Lima a Piura dura 1.30 horas y de allí son 3 horas más por vía terrestre. Yo hice esta ruta y el pasaje aéreo lo compré en una promoción a  US$ 99.00 ida y vuelta.
 

De Piura a Máncora hay varias formas de llegar, cada una dependerá del presupuesto que se tenga, de la disponibilidad de tiempo, de la comodidad requerida para viajar y de las experiencias que se desean vivir. En mi caso para la ida lo hice en un bus de la empresa de transportes EPPO la única que cubre esta ruta cuyo gran terminal se encuentra en la cuadra once de la Av. Sánchez Cerro.  El costo del pasaje fue de S/.15.00 y los buses salen de acuerdo a un horario establecido. Se debe abordar los carros que en su ruta no entran a Talara, sino el viaje demorará mucho más tiempo.

Otra opción  es abordar una minivan cuya terminal se encuentra a una cuadra de la empresa EPPO en la misma avenida.  El costo del pasaje era de S/. 25 y significaba un viaje más cómodo y con menos paradas, cubriendo la ruta en  2.30 horas aproximadamente.  También se puede abordar un taxi pero eso debe ser carísimo por la distancia. Y hay otra forma de viajar la cual yo utilicé para mi regreso y que contaré más adelante cuando llegue el momento.

Estaba con mi primo Leo y viendo que todavía faltaba varios minutos para la hora de la partida, decidimos ir a desayunar y para ello salimos del terminal. Muy cerca de la puerta de la empresa se ubican varios ambulantes ofreciendo sus cafés, tés, leches y otros preparados acompañados con sándwiches de mantequilla, queso, jamonada, aceituna, palta, lomito, etc. La escena nos abrió el apetito pero decidimos buscar un lugar más cómodo. Las tiendas de los alrededores se encontraban cerradas, seguimos caminando y  llegamos a un mercado grande que mostraba un gran movimiento de estibadores llevando bultos en sus carretas y otros cargando bultos sobre sus espaldas, abasteciendo con mercadería los puestos de ventas que esperaban a las caseritas y caseritos. El ambiente estaba dentro de lo normal excepto por un hecho que malograba todo: las calles adyacentes  y parte del mercado estaba inundado de agua sucia, era difícil caminar.

La hora avanzaba y decidimos regresar al terminal y tomar nuestro desayuno en una carretilla de uno de los ambulantes apostados a la entrada y que al comienzo no los tomamos en cuenta como posibles abastecedores de nuestro desayuno.

El bus partió a la 8.30 de la mañana, comenzamos a salir de la ciudad de Piura y en el camino cruzamos el nuevo puente sobre el rio Piura.



El rio Piura nace en las alturas de la provincia de Huancabamba, en la zona sierra del departamento de Piura para terminar en el Océano Pacífico por la bahía de Sechura  a través del estuario de Virilá. En sus 130 kilómetros de recorrido cruza las ciudades de Morropón y Piura.



Un estuario es el lugar en donde el rio desemboca en el mar,  generando que las aguas de un rio de agua dulce se mezclen con las aguas saladas del mar. La característica de un estuario es que está formado por un solo brazo ancho en forma de embudo ensanchado. Cuando la desembocadura de un rio en el mar está compuesto por varios brazos se llama delta.

Durante el largo viaje se hacen paradas obligadas en algunas ciudades como Sullana, El Alto, Los Organos y finalmente Máncora.
 
Si  no estamos acostumbrados a los viajes largos y si no sabemos encontrar belleza en algo que aparentemente no lo tiene, este viaje será largo y aburrido.
 

La ciudad de Piura está lejos del mar y para llegar a Máncora tenemos que cruzar por gran parte del desierto piurano. Lo único que vemos es arena y más arena. En medio del arenal vemos muchas máquinas para el bombeo del petróleo que se lleva por el oleoducto norperuano hasta el puerto de Bayóvar, en la bahía de Sechura.



Había tenido una idea equivocada de estas máquinas de extracción de petróleo. Siempre pensé que se trataban de inmensas máquinas en medio de grandes campos de trabajo, con gran cantidad de operarios trabajando en ellas,  pero no era así. Solo son pequeñas máquinas comúnmente llamadas “martillo” o “caballito” que no necesitan la presencia perenne de una persona.



Lo que vemos durante el viaje es parte del Oleoducto Ramal Norte que forma parte del Oleoducto Norperuano, el mismo que comienza en Loreto y que en su largo recorrido de 854 kilómetros atraviesa  selva, sierra y costa. Llegando hasta el muelle del puerto de Bayóvar en donde son llenados  con petróleo los buques tanques que lo transportarán hasta las refinerías de la costa peruana.

Después de casi tres horas de viaje llegamos a Máncora, último paradero de la ruta. El sol es abrazador y la alta temperatura se siente en el ambiente.

A un costado de la avenida principal encontramos un pequeño monumento con el busto de Miguel Graú y en la parte posterior siete delgadas columnas que sostienen un dintel en donde está dibujado el escudo del distrito y una representación de las olas  flanqueando la siguiente descripción: “Máncora Paraíso Costeño de mi Amado Perú, del Pacífico Mar Perla Preciosa”.  La arquitectura termina coronada con el timón de una lancha.



Al costado de la municipalidad en la cuadra cinco de la avenida Piura se levanta la Parroquia Nuestra Señora Virgen del Carmen. Su construcción es reciente, data del 2,011.



En la avenida principal existen muchas tiendas donde se vende ropa veraniega y de baño. Camisas, shorts, bikinis, bermudas, sandalias, gorras, sombreros, pareos, lentes y muchas prendas más de diferentes modelos y colores llamativos encontramos en estas tiendas. Había dejado mi short en Piura por eso tuve que pasear y ver estas tiendas. Cuando pregunté el precio de un short me dijeron S/.100.00 lo cual me pareció un precio excesivo. Posiblemente como el lugar está poblado de turistas extranjeros los precios se han dolarizado y al convertirlos a soles sale muy costoso.

Por  varias calles y caminos se puede llegar hasta la misma orilla de la playa, pero yo hice la ruta que lleva directamente a lo que se conoce como el boulevard. Son casi tres cuadras de bajada hacía la playa en donde hay un movimiento impresionante de gente playera, grupos de chicas y chicos, tablistas, familias enteras, rastras, hippies, peruanos y extranjeros,  todos se mezclan en el caminar y ni que decir de los restaurantes, desde donde se puede estar comiendo y contemplado al mismo tiempo la playa, el mar y todo su entorno.

 
Del boulevard se extiende a ambos lados el malecón, una especie de mirador extenso de casi  de  casi 200 metros que fue inaugurado en setiembre del 2,010. Muchos turistas y veraneantes pasean tranquilamente por el malecón disfrutando del lugar. 
Conversando con un vendedor mancoreño me dijo que hace unos años atrás las playas de Máncora tenían sus grandes extensiones de arena y que construcciones cercanas al mar como casas, comercios y el mismo malecón han quitado espacio y cada vez hay menos arena en la playa, situación que también origina inundaciones cuando la marea sube demasiado o el mar demuestra su bravura.


Conforme transcurre la mañana la playa se va llenado de gente. Puedo ver gran cantidad de gente, algunas disfrutando del agua y otras descansando en la arena bajo la sombra de las palmeras o tendidas en la arena recibiendo directamente los rayos solares para broncear se cuerpo.



Por estar cerca al Ecuador las aguas de esta playa son calientes.



También en varias cuadras de la avenida principal se encuentran los puestos de ventas de artesanía. Me dediqué a ver y admirar cada una de las muestras, observé que hacen muchos trabajos empleando restos marinos, como conchas, piedras y corales. Llamó mi atención la venta de las puntas del pez espada y del merlin, los precios oscilaban entre 70 y 150 dependiendo del tamaño y el estado de la muestra.

Como es costumbre adquirí unos souvenirs para el  recuerdo de mi viaje a este lugar caluroso, bohemio y colorido.



Para el regreso había una minivan pero estaba vacía, no tenía pasajeros y solo iba  a partir si se llenaban los asientos con pasajeros. Caminamos con mi primo y nos sentamos muy cerca del paradero  de los buses interprovinciales que vienen desde Tumbes rumbo a Lima y que en su camino recogen y llevan pasajeros hasta Piura.

Ya habíamos hecho la ruta de venida en ómnibus ahora queríamos hacer un viaje más cómodo y descansado. Observando el movimiento vimos a un chofer con su auto que parecía que quería partir a algún sitio. Nos acercamos y le preguntamos si iba a Piura. Nos dijo que si había cuatro pasajeros partía de lo contrario no. Al cabo de un rato aparecieron una pareja con mochilas, les preguntamos si querían viajar a Piura, y completamos con ellos el cupo y partimos rumbo a Piura.

Al comienzo muy cerca de la carretera veíamos los algarrobos y al fondo el mar de un color azul intenso que se perdía en el horizonte. Trataba de retener en mi memoria esta vista mientras pensaba si algún día volvería de nuevo por estos lares. Solo el tiempo lo dirá.



La carretera se encuentra en muy buenas condiciones, gran parte del camino es en línea recta lo que motiva al chofer pisar el acelerador, permitiendo que el viento entre por la ventana y me refresque el rostro.

 
Poco a  poco la carretera se va alejando del mar y el ambiente es desolador. Éramos cinco personas que cruzábamos dentro de un auto las áridas tierras de esta parte del norte peruano. Las horas que íbamos a compartir juntos nos motiva a presentarnos y conversar sobre diferentes temas, permitiendo que el viaje sea ameno e interesante, conversando siempre se aprende cosas nuevas. La pareja con quienes compartimos este viaje de regreso a Piura era de Chile, entraron por la frontera con Tacna y tenían varios días recorriendo la costa peruana.


Cruzando un puente puedo observar diferentes tipos de medios de transportes, camiones, autos, motonetas, nuevos y usados,  todos transitando sobre una pista inundada, no por las lluvias sino por la rotura de una tubería.



Grandes y pequeñas unidades se mezclan en este cruce, todos tratando de pasar en medio de una inundación. El agua sucia salpica por doquier y hay que cerrar rápidamente las ventanas aunque muramos de calor. Cual espectáculo los viajeros de un camión sacan la cabeza por encima de la tolva para ver la escena, entre ellas la de un motociclista que termina literalmente bañado.

Si vemos la foto anterior observamos que delante de nosotros solo estaba una motoneta roja, pasados unos minutos un intrépido motociclista, con hábiles maniobras se interpone entre la motoneta y nosotros, pero lo que seguramente no imaginaba era que le esperaba un refrescante baño.



A la hora de comer siempre escogía platos que tuvieran ingredientes marinos como los pescados y mariscos pero la verdad no tuve suerte, los mismos platos con mayor calidad y mejor sabor he comido en otras provincias de Piura. Tuve la sensación que en el tema gastronómico y atención en los restaurantes hay un poco de dejadez, espero haya sido una percepción solo mía.

En cuanto a infraestructura y comodidades en Máncora se encuentra de todo, buenos y modernos hoteles con todas las comodidades para el turista exigente, pero también los hay para la gente mochilera o el turista normal, para todos los gustos y bolsillos. Restaurantes y cevicherias por doquier. Y en las noches la diversión se extiende a los bares y discotecas.

Hay mucho movimiento en las calles cerca al mar y en los locales adyacentes debido a la presencia de gran cantidad de turistas. Muchos jóvenes turistas extranjeros amantes de las tablas y las olas, encuentran en Máncora el lugar ideal para disfrutar de sus pasiones. Cuantos fueron sucumbidos por sus encantos y se quedaron para siempre.

Se puede hacer paseos por la playa en cuatrimotos areneras  o montado en caballos y en el mar  paseos en moto acuática.
 

Muy cerca se encuentran excelentes playas como Las Pocitas, Vichayito, Órganos, El Ñuro y Cabo Blanco. Un poco más distante en la ruta a Tumbes se ubica Puntal Sal.



Pero si no queremos playa sino un lugar tranquilo donde respirar aire puro,  a 10 kilómetros  se encuentra uno de los ingresos a la Reserva Natural de Cerros de Amotape, el mejor conservado de los  bosques secos ecuatoriales de todo el Pacífico en donde se puede apreciar  los bosques de algarrobos y especies animales como pumas, osos de anteojos,  ciervos y lagartos.

 
Desde épocas remotas Máncora fue un lugar con buenos recursos, primero fue su riqueza marina, luego pasó a ser el centro principal del comercio del carbón vegetal y hoy en día  el balneario más concurrido e importante de la costa norte del Perú.

Este viaje lo realicé en febrero del 2,012 cualquier dato puede haber cambiado a la fecha.