sábado, 10 de octubre de 2015

APATA : LA PERLA ESCONDIDA DEL VALLE DEL MANTARO


Había llegado con mi hermano Carlos muy temprano a la ciudad de Jauja, el clima no era muy frio y mirando al cielo parecía que iba ser un bonito día para mi, es decir un día con cielo despejado que me permitiera admirar la belleza de los paisajes de la sierra peruana.

En los alrededores del terminal de Jauja se ubican las señoras que venden desayunos calientitos para contrarrestar el frio. Allí expenden todo tipo de preparados y combinaciones de maca, quinua, manzana, soya y otras. Para los que no gustan de estas bebidas también venden te, café, leche y mates de hierbas aromáticas como anís, hierbaluisa, muña y otras especies. Todo ello acompañado con el rico pan serrano con queso, huevo frito o tortilla.

Observo señoras cargando sus grandes paquetes envueltos en mantas. Dejan a un costado el bulto e instalan su rústica mesa. Personas del lugar con su bolsa de pan que ya conocen que es lo que hay dentro, se acercan al lugar esperando que las señoras descubran sus grandes paquetes. Las señoras ponen encima de las mesas su paquetes y comienzan a desenvolver una a una las mantas que permitían mantener el calor en el interior, es un espectáculo único, casi un rito ante la atenta mirada devoradora de los futuros comensales.

Finalmente se deja ver el chanchito horneado, calientito recién salido del horno, directamente a los comensales. Los comensales compran y las señoras venden la cantidad que desee el cliente, no hay mínimo de compra. No resistimos la tentación y también compramos nuestra porción de lechón.  Se le conoce con el nombre de lechón porque es un chancho tierno, que no ha alcanzado la madurez y por la tanto tiene la carne mas suave. Es un potaje muy tradicional de diversas partes de la sierra del Perú y, muy especialmente de Jauja.

Como he relatado líneas arriba no hay pretexto para dejar pasar la oportunidad de tomar un rico y contundente desayuno que permita cumplir con normalidad todas las actividades planeadas de la mañana. Después de desayunar, con el estómago lleno y con renovados ánimos, ingresamos al terminal y abordamos una combi con destino al distrito de Apata.

En realidad los carros que parten del terminal y que dicen llevar a Apata no llevan hasta el mismo Apata, sino lo que hacen es llevarnos por la margen izquierda de la carretera que conduce a Huancayo  hasta la altura de la entrada de Apata. Después de haber recorrido unos 15 km aproximadamente llegamos al cruce de dicha entrada.


En este lugar hay un arco que nos da la bienvenida con la frase:  “Apata Perla Escondida del Valle del Mantaro”, que hace referencia a la belleza de todo el valle apatino y los parajes de Tulunco. Vemos algunos autos estacionados esperando clientes y es aquí donde debemos abordar los autos que se internan y nos llevan hasta el mismo centro del distrito Apata y anexos.
Al frente se observa un largo y hermoso camino, flanqueado por inmensos eucaliptos que con su gran tamaño y follaje cubren todo el camino impidiendo el ingreso de la luz solar, es como un largo y fresco callejón oscuro.


El objetivo principal de este viaje era llegar y conocer la piedra de Tulunco. Para ello había dos posibilidades: iniciar una larga caminata de muchas horas o abordar un auto que nos acercara lo más cerca posible a la piedra.

Por cuestión de tiempo escogimos la segunda opción y para ello contratamos los servicios de un chofer, quien por S/.20.00 nos llevaba hasta la piedra de Tulunco y luego nos regresaba hasta el mismo lugar de partida.


En el camino hicimos algunas paradas para dar un vistazo rápido al distrito. Es así como llegamos a la plaza principal del distrito. La plaza luce muy  bonita, bien cuidada con diversos monumentos dentro de ella.


Apata es uno de los 38 distritos que conforman la provincia de Jauja en el departamento de Junín y se localiza a 3,340 msnm. Antiguamente era un distrito de gran extensión que en el tiempo se vio recortado para dar paso al nacimiento de nuevos distritos como Matahuasi, Huamalí, Mantaro y San Lorenzo.

En la parte central de la plaza principal se ha construido un monumento a la libertad, al héroe de la policía Capitán Alipio Ponce Vásquez y al colibrí.

 

El distrito de Apata también es conocido como “Tierra de héroes e intelectuales”. En la plaza principal han colocado cuatro estatuas de personajes que conformaban el  “Batallón Cazadores de Apata”  grupo armado que luchó junto a Andrés Avelino Cáceres en la campaña de la Breña.

 
 
 
 

En una de las calles que conforman el perímetro de la plaza principal de Apata se encuentra la Iglesia de la Natividad de Cocharcas y el local de la municipalidad distrital.

 

La puerta de la iglesia estaba abierta y aproveché para ingresar y darle una mirada por dentro. Es una iglesia antigua de una sola nave cuya construcción original data de 1,600. En su interior destaca el lindo altar mayor, grandes cuadros de la escuela cuzqueña y ayacuchana, un pulpito tallado y el largo techo cubierto por listones de maderas entrelazadas.

 


El altar mayor construido en 1,703 es una obra de arte de estilo churrigueresco, madera finamente tallada y cubierta con pan de oro, impresionante y muy bello.  En su parte media superior reposa la imagen de la Virgen de la Natividad de Cocharcas, considerada como la Patrona de Apata y cuya fiesta central es el 8 de setiembre de cada año, día en que muchos apatinos regresan desde diversos lugares a su tierra con el objetivo de participar de las fiestas patronales y mantener de esta manera viva las costumbres y tradiciones del pueblo.
El estilo churrigueresco es un estilo arquitectónico que se hizo popular en el primer tercio del siglo XVIII que se caracteriza porque las piezas trabajadas están recargadas de tallados con muchos detalles  y ornamentaciones que  no dejan espacio al vacío.


 

Al momento de salir, muy cerca de la puerta de salida, observo dos andas, las cuales por su estado y los tallados que tienen parecen antiquísimas. Una sirve para  llevar sobre ella alguna imagen.


 

La otra es de una forma muy especial, parece ser que es para la procesión del Santo Sepulcro que se realiza en Semana Santa. Al verla con detenimiento me llama la atención el detalle de que son dos ángeles tallados en madera los que sostienen la parte superior del anda.


 


Son piezas muy bonitas que deberían estar mejor protegidas, se me ocurre tal vez un museo en donde se exhiban estas reliquias que existen a lo largo y ancho de país, señalando su procedencia, origen y data. Son parte de la historia religiosa del país y tal vez la iglesia debe hacer algo más,
Seguimos avanzando y llegamos a la plaza muy bonita y pido al chofer detener la marcha para bajar y mirar el lugar. En la parte central hay una pérgola y  un poco antes encontramos un arco de fierro en cuya cúspide una pareja simula bailar el tradicional y conocido huaylas.


 

Más allá una gigante representación del sombrero huancaíno, prenda clásica  que forma parte de la vestimenta del huaylas. Al fondo la capilla del lugar.


 

Nuevamente abordamos el auto y ahora si nos alejamos de los centros  poblados y nos dirigimos al punto central de este viaje, la piedra de Tulunco. El trayecto se desarrolla por un camino afirmado con algunas curvas, al paso del carro se levanta polvareda que forma parte de la experiencia y anécdotas del viaje.


 

El carro nos acerca lo más que se puede, llegamos hasta muy cerca de la orilla de un rio. Desde aquí hay que ir caminando y lo primero que tenemos que hacer es cruzar un puente tradicional hecho de troncos de madera cubierto con barro.


 

Caminamos unos metros y  a lo lejos ya se observa la famosa piedra, redonda como lo había visto en fotos que encontré en la internet, imágenes que me motivaron  a quererla conocer. Da que pensar el hecho de cómo llegó esta piedra hasta este lugar y si fue un desprendimiento de las alturas como fue que se detuvo precisamente en este punto y no siguió rodando río abajo. Son preguntas que no tienen explicación, pero muchas veces en donde no hay una explicación científica siempre hay una explicación popular.


 
La historia popular de esta piedra cuenta que dos hermosas chicas siempre pastoreaban sus animales por estos lares, pero también aprovechaban para encontrarse con sus enamorados. Un día el padre de las chicas sorprende a sus hijas mientras departían con sus enamorados.
Al ser descubiertas y ante los gritos de cólera del padre, las chicas chicas huyen corriendo cuesta abajo. Al ver el padre que no iba poder alcanzar a sus hijas para castigarlas profiere una terrible maldición y de inmediato se convierten en piedra.


 

Como estaban corriendo las dos muchachas convertidas en piedras siguen rodando cuesta abajo, la piedra más pequeña que corresponde a la hermana menor sigue rodando hasta llegar al rio Mantaro en donde es arrastrada por las aguas hasta muy cerca de la ciudad de Huancavelica. La piedra más grande que es la hermana mayor queda atrapada en este lugar y seria la que hoy vemos, conocida con el nombre de “la piedra de Tulunco”.

Lamentablemente la parte delantera de la piedra ha sido destruída por la gente en su afán por subir a su cima.




Para completar la historia se dice que en las noches de luna llena, la muchacha recobra su forma humana y entona tristes canciones, lamentando la separación de su hermana  e implorando un pronto reencuentro con ella.
Para verla por la parte de atrás hay que pasar por un espacio entre la piedra y el cerro, claramente se aprecia la silueta de la superficie redonda de la piedra.
 

Por la parte de atrás la piedra se ve asi:



 El lugar es muy bello, lleno de un verdor y un silencio absoluto. El silencio solo es roto por el canto de alguna avecilla  y el ruido de un pequeño riachuelo de agua limpia que recorre  muy cerca de la piedra.
 
 

En el camino hacia la piedra hay una casa aparentemente abandonada y en una parte de ella veo unos muebles rústicos hechos de pedazos de madera, los cuales invitan a sentarse para descansar y apreciar desde aquí parte del paisaje.


 

Existen muchas huellas de troncos quemados lo que me hace pensar que posiblemente algunas personas vienen de paseo y cocinan en este lugar, tal vez una rica pachamanca o una parrilla en medio de la belleza del paisaje.  
Caminando por el lugar me tropiezo con una piedra circular que tiene un hueco en el centro, por la forma y características  de la piedra,  era parte de algún viejo molino.


 

Iniciamos el camino  de regreso y como muchas veces pasa, nos cruzamos en el camino con  cantidad de ganado. Siempre me había cruzado con vacas, toros, caballos, burros, carneros, cabras, pero pocas veces con chanchos. En esta oportunidad junto a los toros iba una legión de chanchos.


 


Con respecto al origen del nombre existen varias versiones entre ellas una dice que hace miles años vivía por las alturas de esta zona una tribu de hombres aguerridos y bien organizados llamados los Aypatas. Conforme crecieron necesitaron más espacio y bajaron de las alturas en busca de mejores tierras y es así como comienzan a poblar lo que hoy se conoce como el distrito de Apata.


Otra versión señala que el nombre deriva del vocablo quechua “apata”, que significa “llevarás lo robado” o “llevarse lo robado”. Para complementar esta versión se dice hace muchos años llegó un grupo de malhechores con todo lo robado desde las regiones del sur. Tras ellos vinieron los propietarios de lo robado. Los malhechores al notar la presencia de los dueños huyen abandonado lo robado, situación que aprovechan los propietarios para recuperar en la noche sus cosas y llevárselas de regreso. Cuando regresan los malhechores a la mañana siguiente se dan con la sorpresa que no estaba lo que habían robado, es decir se habían llevado lo robado.

Hay mucho más por conocer en este bello distrito, como por ejemplo la laguna de Pomacocha ubicada a unos 15 km aproximadamente de la plaza principal; recorrer el valle apatino; la virgen de barro entre otros.


Este viaje lo realice en junio del 2015, cualquier dato podría haber cambiado a la fecha.