sábado, 24 de mayo de 2014

LA PIEDRA DE SAYWITE: UNA INCOGNITA


Del pueblo de San Pedro de Cachora bajamos hasta la carretera que une las ciudades de Cusco y Abancay,  la cual en el sentido sur lleva al Cusco y en el sentido Norte lleva hasta Abancay. Después de tomar un rico desayuno con pan serranito, chicharrones y su café calientito esperamos que mi primo Oscar aborde el ómnibus que lo llevaría al Cusco y luego con mi hermano Carlos contratamos los servicios de un taxi para que nos llevaría a Abancay.

 
 
Hicimos un acuerdo con el chofer para que en el camino nos llevara a conocer la piedra de Saywite, no significaba salirnos de la ruta sino hacer una pequeña escala a la altura de esta piedra, considerada una muestra más del gran trabajo que hacían sobre la piedra en la época de los Incas.

La piedra se encuentra dentro de los límites del Parque Arqueológico Saywite, localizado en la comunidad de Concacha que pertenece al distrito de Curahuasi , uno de los 9 distritos que  tiene la provincia de Abancay en el departamento de Apurímac, a una altura de 3,500 msnm.  Curahuasi es conocida como la “Capital Mundial del Anís”. El anís es una semilla aromática que tiene diversos usos sobretodo en la cocina y en la preparación de remedios caseros.

Durante el viaje iba mirando por la ventana el paisaje apurimeño hasta que un gran muro me indica que hemos llegado al Parque Arqueológico Saywite.
 
El área del complejo abarca aproximadamente dos hectáreas y  dentro de ella se encuentran muchos restos incaicos pero sin lugar a dudas la gran piedra tallada es la gran atracción.

Cuando se llega al lugar lo primero que se ve a lo lejos es una simple cerca de fierro y dentro de ella un piedron que no tiene una forma definida. 
 
Conforme me voy acercando comienzo a observar que la superficie de encima está llena de  figuras. Para entrar se debe pagar  S/.10.00 pero fuimos un día lunes y no estaba el guardián que hacía la cobranza.

La piedra de Saywite es un gran monolito tallado en alto y bajo relieve cuyas medidas oficiales son de 2.28 m. de altura;  11.14 m. de  circunferencia en la parte de arriba y  8.14 m. de circunferencia en la parte de la base.
  
En los bordes se encuentran distribuidos 38 agujeros por donde discurría hacia el suelo  el agua de la superficie. Algunos estudiosos del lugar creen que de estos agujeros  colgaban ídolos de oro que los conquistadores españoles arrancaron.
 
Toda la parte superior es tallada y se ha llegado a contabilizar más de doscientas  figuras fitomorfas, zoomorfas, de accidentes geográficos, cerros, lagunas, escaleras y otras construcciones talladas en un aparente desorden,  aprovechando los relieves y depresiones naturales de la piedra. En la foto se aprecia claramente en uno de los bordes la figura de un puma y en la parte de la izquierda unas escaleras que conducen a lo que parece ser un palacio.

 
Sobre lo que representaba y el uso se le daba hay muchas versiones. Por ejemplo el arqueólogo Federico Kauffman Doig sostiene que puede estar  relacionado con el culto del agua, una especie de gigantesca paccha, en donde el agua de las lluvias se empozaba en diferentes partes y en otras comenzaba a discurrir hasta los orificios que se encuentran en el borde para caer finalmente en la madre tierra o pachamama.

Algunos consideran que es una especie de plano o croquis en donde los incas llevaban el control de las obras que realizaban. Esta teoría se sostiene  en el hecho que se observan  montañas, lagunas, ríos, caminos, escaleras y canales en diferentes direcciones. Para otros estudiosos se trata de una creación con la intención de perennizar las concepciones sobre los problemas del agua y la fertilización de la tierra.

Lo cierto es que todo son conjeturas y no hay evidencias científicas sobre la finalidad de esta piedra. Ha pasado tanto tiempo sin que los estudiosos puedan descifrar el motivo de su creación ni la función que tuvo en su época, significado que tal vez sean un misterio para siempre.

 
Lo lamentable es que algunas partes de la piedra han sido dañadas irreparablemente. En la foto la cabeza rota de la representación de un puma.

 
Saywite se encuentra entre dos importantes ciudadelas incas: Machu Picchu y Choquequirao, lo cual hace suponer que la zona era considerada un lugar importante de culto.

Frente a la gran piedra sobre una explanada se encuentra un recinto de características incas. El conjunto de habitaciones, pasadizos y escalinatas se encuentran dentro de un perímetro de 22 m. de ancho por 20 m. de largo. Los estudiosos del lugar creen que se trataba de un lugar de residencia de los antiguos sacerdotes encargados del culto y en donde  ofrecían sacrificios a sus dioses.

 
La única entrada lleva directamente a una ventana trapezoidal cerrada donde posiblemente se encontraba algún ídolo.
 
Por la parte de atrás se aprecia escaleras y pasadizos  de tamaño medio. Subiendo las escaleras se llega a la cima desde donde se tiene una visión espectacular de todo el valle.

 
Es muy común ver que los incas hicieron sus construcciones importantes en las partes altas como una medida de domino y de protección ante posibles ataques.

Lo que sorprende es como llevaron las piedras hasta estas alturas si cuando se mira alrededor lo único que se observa es tierra de cultivo.

Es cierto que la calidad de la construcción no tiene la finura de las importantes construcciones incas en donde las piedras tienen una acabado lizo y las uniones son casi perfectas. Para la construcción de los muros de 70 cm de espesor  se emplearon piedras medianas unidas con barro.

Según se indica en la página web de la Municipalidad de Curahuasi, la palabra Saywite proviene de la unión de dos vocablos quechuas:  “sayay” que significa “detente” y  “huite” que significa “ inquieto”, uniendo los dos vocablos será algo así como “detente inquieto”. Otra versión dice que puede venir de “sayay” que siginifica “detente” y de “riti” que significa “nieve”, uniendo los dos vocablos seria “detente nieve”.

Luce aparentemente abandonado, no hay  un museo de sitio, no hay módulos de información al turista ni guías que puedan explicar sobre este lugar.  Sin embargo el chofer conocía el lugar y nos llevó  a otro sitio donde se encontraba otra gran piedra muy similar que se quedó a medio trabajo, tal vez por la llegada de los españoles u otro motivo desconocido a la fecha.

 
El lugar es una explanada cubierta por el ichu y los bloques de piedras de regular tamaño.

Algunas muestran señales de que se había comenzado a tallarlas, pero algo sucedió y las dejaron diseminadas por toda la explanada.

Hicimos un alto en el camino para respirar profundo y oxigenar nuestros pulmones de aire puro mientras miraba todo alrededor tratando de gravar en mi mente estos lindos paisajes. Mirando las fotos siento nostalgia pero al mismo tiempo me traen recuerdos imborrables que hoy comparto en este relato.

Según se indica en la página web de la Municipalidad Provincial de Abancay , Saywite proviene de la unión de dos vocablos quechuas:  Sayay –Huite cuyo significado en español es “detente inquieto” , mientras otros dicen que deriva de las palabras quechuas:  Sayay-Ritti  que significa “detente nieve’”.

Los que no pueden ir hasta Curahuasi  y se encuentran en Lima pueden apreciar una réplica en tamaño real de la piedra de Saywite en la en cuadra 10 de la Av. Camino Real en el distrito de San Isidro, obra del escultor peruano Juan José Paredes.  Otra réplica mucho más antigua la encontramos dentro del Parque de Las Leyendas muy cerca de la entrada principal.   
 
Este viaje lo realicé en octubre del 2,009 cualquier dato puede haber cambiado a la fecha.
 

















 
 
       
 
 

domingo, 11 de mayo de 2014

VILLA RICA: LA TIERRA DEL CAFE MAS PURO


Cuando se menciona el departamento de Pasco generalmente lo relacionamos con la región sierra, un lugar  con grandes cerros y temperaturas bajas. Lo cierto es que cerca del 75% del territorio del departamento de Cerro de Pasco corresponde a zona de selva, encontrándose dentro de su jurisdicción conocidos destinos turísticos como Oxapampa, Pozuzo y Villa Rica.

En esta oportunidad relataré mi viaje al distrito de Villa Rica, del cual guardo bellos recuerdos y anécdotas que deseo compartir.

Me embarqué un sábado por la noche con mi hermano Carlos rumbo a la ciudad de La Merced, Chanchamayo. El viaje se inicia con un constante ascenso por la carretera central hasta el abra de Anticona más conocido como Ticlio sobre los 4,818 msnm. Luego el carro comienza a descender hacia la sierra de Tarma, entrando posteriormente a las ciudades  de ceja de selva de San ramón y finalmente La Merced. Esta ruta tiene un tiempo de viaje aproximado promedio de 8 horas en los ómnibuses de las empresas interprovinciales.

El día planeado para hacer el viaje a Villa Rica nos levantamos muy temprano y sin desayunar nos dirigimos al terminal terrestre de La Merced, lugar desde el cual salen todo tipo de carros que se internan en la selva central, llegando a ciudades y poblados alejados.

La intención de llegar temprano al terminal era poder abordar el primer carro que salía con destino a Villa Rica, teniendo en cuenta que el viaje dura aproximadamente unas 2.30 horas.

Cuando el carro partió avanzamos a velocidad por la carretera central que se encontraba en perfectas condiciones. El sol comenzaba a salir y los rayos solares se reflejaban sobre las aguas del rio Perené que nos acompañaba al lado derecho del camino.


El paisaje era característico de la región selva: cerros no muy altos llenos de verdor, un gran rio, árboles, sol.


Luego desviamos  por la carretera de penetración, dejando a un lado el curso del rio Perené en el  departamento de Junín para internarnos en la selva  de Cerro de  Pasco. La carretera afirmada se abre paso entre cerros llenos de árboles y arbustos, panorama que no cambió hasta llegar a la misma ciudad de Villa Rica.

Desde épocas muy antiguas los pobladores de esta zona pertenecían a la etnia Yanesha. Los misioneros franciscanos llegaron por estos lares en los años de 1,635 con el objetivo de evangelizar la selva central del Perú.  En 1,742 aparece  Juan Santos Atahualpa, quién se revela contra el virreinato del Perú por trece años, poniéndose al frente de las tribus selváticas y logrando controlar gran parte de la selva central haciendo huir a los misioneros franciscanos. En 1,763 después de la misteriosa desaparición de José Santos Atahualpa se restablecen las misiones. Se tiene noticias que el 28 de Julio de 1,925 un grupo de colonos de Pozuzo y Oxapampa  fundan la ciudad de Villa Rica. Finalmente el 27 de noviembre de 1,944 se crea el departamento de Pasco, en donde aparece oficialmente la provincia de Oxapampa y el distrito de Villa Rica.


El Distrito se localiza a 300 kilómetros de Cerro de Pasco la capital del departamento de Pasco y a 71 km de la capital de la provincia de Oxapampa. La capital del distrito es la ciudad de Villa Rica y cuenta con tres poblados: San Miguel de Eneñas, San Juan de Cacazú y Puente Paucartambo.Su territorio se encuentra dentro de lo que se llama selva alta a  1,470 msnm.  Los pobladores se dedican a la ganadería y agricultura con cultivos de frutas, verduras y especialmente café.

Es considerada como la "Capital Cafetalera del Perú" por la gran calidad del café que se produce en sus tierras, el cual por su calidad poco a poco va ganándose un lugar a nivel mundial, participando y acaparando diversos premios en certámenes internacionales, como la Medalla de Oro al café más fino del  mundo en París, Taza de Oro en Alemania. Se puede hacer un tours por las rutas del café, el cual incluye visitas a diversas fincas para conocer el proceso de siembra, cultivo, cosecha, selección e industrialización de este producto de exportación.

Cuando llegamos a  Villa Rica el cielo estaba totalmente despejado y los rayos solares calentaban fuertemente.  La plaza principal es amplia, limpia, bien cuidada y muy bonita,


En una de sus calles destaca la antigua Parroquia Nuestra Señora del Rosario que data del año 1,937, cuya construcción es totalmente de madera. Es pequeña con un diseño simple pero bonito, a un costado se levanta una torre muy alta también de madera que sirve de campanario. Imaginar que este pequeño recinto en su momento albergaba a toda la población, pero como toda ciudad Villa Rica también creció y en el año 1,980 se terminó de construir el moderno templo que se ubica al lado izquierdo del antiguo templo. El moderno templo es de construcción sobria con un gran techo a dos aguas. En ella se venera a la Virgen del Rosario considerada Patrona de Villa Rica.

También dentro de la plaza encontramos una pileta y el monumento al café coronado con la figura de un nativo yanesha cargando apoyando en su cabeza un saco de café.  Esta forma de cargar bultos apoyando la correa en la frente es muy propia del cargador selvático.

En otra de las esquinas de la plaza principal se ubica el local municipal del distrito. Como se puede observar la plaza principal es limpia, señalizada y no hay ambulantes.

Un detalle que me pareció muy importante son estos tachos de madera donde ya se indica que los desperdicios deben ser clasificados en orgánicos e inorgánicos. Veáse su techito protector de la  lluvia.

A 1.50 km de la plaza de Villa Rica se encuentra  el Area de Conservación Municipal Humedal Laguna El Oconal  que abarca aproximadamente una extensión de 200 km2.  Para ir abordamos un motoxi que nos cobró S/. 2.00 por persona y  nos llevó hasta este lindo paraje.           

La vista que se tiene es impresionante, una laguna cuyas aguas se ven de color azul rodeadas por lomas llenos de verdor y dentro de ellas garzas blancas y otras aves revoloteando. Es un punto de paso de aves migratorias.

Se puede hacer paseos en botes disfrutando del paisaje o degustando algún plato en alguno de los restaurantes que se encuentran en el lugar. También existen alojamientos con unas vistas privilegiadas hacía la laguna.

Luego fuimos a la cascada conocida con el nombre de “El León”, pero llegar hasta este lugar se nos hizo un poco complicado y por poco no llegamos. Contratamos los servicios de un mototaxista para que nos lleve lo más cerca posible  Nos alejamos de la ciudad y después de 15 minutos llegamos hasta un puente colgante por donde no podía cruzar la mototaxi. Conversamos con el chofer para que nos espere, cruzamos el puente y nos internamos por un camino siguiendo las indicaciones del chofer.



En el tallo de un árbol vi un nido de termitas. Me acerqué y pude ver miles y miles de termitas que andaban de un lugar a otro. Son unos insectos parecidos a las hormigas que construyen nidos en los tallos de los árboles y se alimentan de la celulosa contenida en la madera y sus derivados, la que degradan gracias a la acción de los protozoos de su sistema digestivo, con los que viven en simbiosis. La mayor parte de las termitas son de climas tropicales o subtropicales. La simbiosis es la asociación por parte de dos o más individuos de especies diferentes con el fin de recibir provecho mutuo para todos ellos.



Avanzamos por senderos de tierra y barro, caminábamos siguiendo el ruido de las aguas del río Yesu que se encontraba abajo. Cruzamos otro puente rústico de madera.



Llegamos a un campo abierto donde ya no había señales del camino y el sonido del rio se escuchaba cada vez menos. No sabíamos en qué dirección continuar, mirábamos para un lado y para otro tratando de encontrar alguna señal, teníamos que decidir algo. Escogimos una dirección de subida luego de deducir que si el rio estaba abajo la cascada tenía que estar en un lugar alto. Seguíamos  caminando  y ubicamos un caminito bien delimitado el cual seguimos hasta llegar a la puerta de una vivienda.  Este fue el final del camino, con mucha frustración  comenzamos a bajar de regreso.


Mientras bajábamos  nuevamente escuchábamos con intensidad el sonido del agua, nos decíamos por aquí debe estar la cascada. Comenzamos a observar los laterales que marcaban el camino, hasta que encontramos lo que parecía una entrada pero que la maleza había cubierto y algunas piedras obstruían la entrada. Limpiamos un poco la entrada y encontramos un camino de tierra y lodo que finalmente nos llevó hasta la cascada.


La cascada se compone de dos caídas de agua que en total hacen unos 12 metros, se llama así porque dentro de ella existe una roca que tiene la forma de un león que fue labrada por el agua, la cual se puede observar en épocas de sequía.



No hay señales en el camino  que nos guíen hasta la cascada, tampoco pobladores a quien preguntar, es un camino solitario. . Lo cierto es que en zona de selva los lugares en cuestión de semanas puede cambiar, las lluvias hace que broten las plantas y el panorama cambie con el paso de los días.

 
Muy contentos por haber descubierto la entrada y después de 1.30 horas regresamos hasta el puente colgante donde nos esperaba el mototaxi para llevarnos de nuevo al centro de la ciudad. Cuando al inicio de la caminata subíamos por el camino pasamos por este lugar pero no nos habíamos dado cuenta porque la entrada estaba cerrada, pensábamos encontrar un lugar amplio o una señalización pero no fue así. La cascada está escondida entre los árboles muy abajo del camino, aproximadamente a 6 km del centro de Villa Rica.

Entre los habitantes se puede distinguir tres razas bien definidas: Uno la de los Yaneshas, antiguos pobladores oriundos del lugar. Otra gente es de raza blanca descendiente de los colonizadores europeos que se anexaron en Pozuzo y que poco a poco se extendieron por la zona llegando hasta Oxapampa y Villa Rica. Y la mayor cantidad está conformada por gente de la sierra del Perú que llegan a trabajar.  A pesar de las diferencias físicas, de creencias y costumbres que individualmente puedan tener, todos se consideran villaricenses  y  juntos trabajan por el desarrollo de su distrito.  
Me faltó conocer  el  “Bosque de Tsho’let”  conocido como “El Pajonal”, el “Jardín Botánico Los Ositos” en donde se puede apreciar colecciones de orquídeas y otras plantas del lugar. Si se dispone de mayor tiempo también existe la oportunidad de visitar la comunidad nativa yanesha de Ñagazú.
Llegó la hora de partir, abordamos un auto que nos trasladaría a nuestro siguiente destino. Mientras cruzábamos el “Bosque de Tsho’let”  no dejaba de quedarme maravillado por la belleza paisajística que tenía ante mis ojos.

 
Este viaje lo realice en agosto del 2,011 cualquier dato puede haber variado a la fecha.