domingo, 11 de mayo de 2014

VILLA RICA: LA TIERRA DEL CAFE MAS PURO


Cuando se menciona el departamento de Pasco generalmente lo relacionamos con la región sierra, un lugar  con grandes cerros y temperaturas bajas. Lo cierto es que cerca del 75% del territorio del departamento de Cerro de Pasco corresponde a zona de selva, encontrándose dentro de su jurisdicción conocidos destinos turísticos como Oxapampa, Pozuzo y Villa Rica.

En esta oportunidad relataré mi viaje al distrito de Villa Rica, del cual guardo bellos recuerdos y anécdotas que deseo compartir.

Me embarqué un sábado por la noche con mi hermano Carlos rumbo a la ciudad de La Merced, Chanchamayo. El viaje se inicia con un constante ascenso por la carretera central hasta el abra de Anticona más conocido como Ticlio sobre los 4,818 msnm. Luego el carro comienza a descender hacia la sierra de Tarma, entrando posteriormente a las ciudades  de ceja de selva de San ramón y finalmente La Merced. Esta ruta tiene un tiempo de viaje aproximado promedio de 8 horas en los ómnibuses de las empresas interprovinciales.

El día planeado para hacer el viaje a Villa Rica nos levantamos muy temprano y sin desayunar nos dirigimos al terminal terrestre de La Merced, lugar desde el cual salen todo tipo de carros que se internan en la selva central, llegando a ciudades y poblados alejados.

La intención de llegar temprano al terminal era poder abordar el primer carro que salía con destino a Villa Rica, teniendo en cuenta que el viaje dura aproximadamente unas 2.30 horas.

Cuando el carro partió avanzamos a velocidad por la carretera central que se encontraba en perfectas condiciones. El sol comenzaba a salir y los rayos solares se reflejaban sobre las aguas del rio Perené que nos acompañaba al lado derecho del camino.


El paisaje era característico de la región selva: cerros no muy altos llenos de verdor, un gran rio, árboles, sol.


Luego desviamos  por la carretera de penetración, dejando a un lado el curso del rio Perené en el  departamento de Junín para internarnos en la selva  de Cerro de  Pasco. La carretera afirmada se abre paso entre cerros llenos de árboles y arbustos, panorama que no cambió hasta llegar a la misma ciudad de Villa Rica.

Desde épocas muy antiguas los pobladores de esta zona pertenecían a la etnia Yanesha. Los misioneros franciscanos llegaron por estos lares en los años de 1,635 con el objetivo de evangelizar la selva central del Perú.  En 1,742 aparece  Juan Santos Atahualpa, quién se revela contra el virreinato del Perú por trece años, poniéndose al frente de las tribus selváticas y logrando controlar gran parte de la selva central haciendo huir a los misioneros franciscanos. En 1,763 después de la misteriosa desaparición de José Santos Atahualpa se restablecen las misiones. Se tiene noticias que el 28 de Julio de 1,925 un grupo de colonos de Pozuzo y Oxapampa  fundan la ciudad de Villa Rica. Finalmente el 27 de noviembre de 1,944 se crea el departamento de Pasco, en donde aparece oficialmente la provincia de Oxapampa y el distrito de Villa Rica.


El Distrito se localiza a 300 kilómetros de Cerro de Pasco la capital del departamento de Pasco y a 71 km de la capital de la provincia de Oxapampa. La capital del distrito es la ciudad de Villa Rica y cuenta con tres poblados: San Miguel de Eneñas, San Juan de Cacazú y Puente Paucartambo.Su territorio se encuentra dentro de lo que se llama selva alta a  1,470 msnm.  Los pobladores se dedican a la ganadería y agricultura con cultivos de frutas, verduras y especialmente café.

Es considerada como la "Capital Cafetalera del Perú" por la gran calidad del café que se produce en sus tierras, el cual por su calidad poco a poco va ganándose un lugar a nivel mundial, participando y acaparando diversos premios en certámenes internacionales, como la Medalla de Oro al café más fino del  mundo en París, Taza de Oro en Alemania. Se puede hacer un tours por las rutas del café, el cual incluye visitas a diversas fincas para conocer el proceso de siembra, cultivo, cosecha, selección e industrialización de este producto de exportación.

Cuando llegamos a  Villa Rica el cielo estaba totalmente despejado y los rayos solares calentaban fuertemente.  La plaza principal es amplia, limpia, bien cuidada y muy bonita,


En una de sus calles destaca la antigua Parroquia Nuestra Señora del Rosario que data del año 1,937, cuya construcción es totalmente de madera. Es pequeña con un diseño simple pero bonito, a un costado se levanta una torre muy alta también de madera que sirve de campanario. Imaginar que este pequeño recinto en su momento albergaba a toda la población, pero como toda ciudad Villa Rica también creció y en el año 1,980 se terminó de construir el moderno templo que se ubica al lado izquierdo del antiguo templo. El moderno templo es de construcción sobria con un gran techo a dos aguas. En ella se venera a la Virgen del Rosario considerada Patrona de Villa Rica.

También dentro de la plaza encontramos una pileta y el monumento al café coronado con la figura de un nativo yanesha cargando apoyando en su cabeza un saco de café.  Esta forma de cargar bultos apoyando la correa en la frente es muy propia del cargador selvático.

En otra de las esquinas de la plaza principal se ubica el local municipal del distrito. Como se puede observar la plaza principal es limpia, señalizada y no hay ambulantes.

Un detalle que me pareció muy importante son estos tachos de madera donde ya se indica que los desperdicios deben ser clasificados en orgánicos e inorgánicos. Veáse su techito protector de la  lluvia.

A 1.50 km de la plaza de Villa Rica se encuentra  el Area de Conservación Municipal Humedal Laguna El Oconal  que abarca aproximadamente una extensión de 200 km2.  Para ir abordamos un motoxi que nos cobró S/. 2.00 por persona y  nos llevó hasta este lindo paraje.           

La vista que se tiene es impresionante, una laguna cuyas aguas se ven de color azul rodeadas por lomas llenos de verdor y dentro de ellas garzas blancas y otras aves revoloteando. Es un punto de paso de aves migratorias.

Se puede hacer paseos en botes disfrutando del paisaje o degustando algún plato en alguno de los restaurantes que se encuentran en el lugar. También existen alojamientos con unas vistas privilegiadas hacía la laguna.

Luego fuimos a la cascada conocida con el nombre de “El León”, pero llegar hasta este lugar se nos hizo un poco complicado y por poco no llegamos. Contratamos los servicios de un mototaxista para que nos lleve lo más cerca posible  Nos alejamos de la ciudad y después de 15 minutos llegamos hasta un puente colgante por donde no podía cruzar la mototaxi. Conversamos con el chofer para que nos espere, cruzamos el puente y nos internamos por un camino siguiendo las indicaciones del chofer.



En el tallo de un árbol vi un nido de termitas. Me acerqué y pude ver miles y miles de termitas que andaban de un lugar a otro. Son unos insectos parecidos a las hormigas que construyen nidos en los tallos de los árboles y se alimentan de la celulosa contenida en la madera y sus derivados, la que degradan gracias a la acción de los protozoos de su sistema digestivo, con los que viven en simbiosis. La mayor parte de las termitas son de climas tropicales o subtropicales. La simbiosis es la asociación por parte de dos o más individuos de especies diferentes con el fin de recibir provecho mutuo para todos ellos.



Avanzamos por senderos de tierra y barro, caminábamos siguiendo el ruido de las aguas del río Yesu que se encontraba abajo. Cruzamos otro puente rústico de madera.



Llegamos a un campo abierto donde ya no había señales del camino y el sonido del rio se escuchaba cada vez menos. No sabíamos en qué dirección continuar, mirábamos para un lado y para otro tratando de encontrar alguna señal, teníamos que decidir algo. Escogimos una dirección de subida luego de deducir que si el rio estaba abajo la cascada tenía que estar en un lugar alto. Seguíamos  caminando  y ubicamos un caminito bien delimitado el cual seguimos hasta llegar a la puerta de una vivienda.  Este fue el final del camino, con mucha frustración  comenzamos a bajar de regreso.


Mientras bajábamos  nuevamente escuchábamos con intensidad el sonido del agua, nos decíamos por aquí debe estar la cascada. Comenzamos a observar los laterales que marcaban el camino, hasta que encontramos lo que parecía una entrada pero que la maleza había cubierto y algunas piedras obstruían la entrada. Limpiamos un poco la entrada y encontramos un camino de tierra y lodo que finalmente nos llevó hasta la cascada.


La cascada se compone de dos caídas de agua que en total hacen unos 12 metros, se llama así porque dentro de ella existe una roca que tiene la forma de un león que fue labrada por el agua, la cual se puede observar en épocas de sequía.



No hay señales en el camino  que nos guíen hasta la cascada, tampoco pobladores a quien preguntar, es un camino solitario. . Lo cierto es que en zona de selva los lugares en cuestión de semanas puede cambiar, las lluvias hace que broten las plantas y el panorama cambie con el paso de los días.

 
Muy contentos por haber descubierto la entrada y después de 1.30 horas regresamos hasta el puente colgante donde nos esperaba el mototaxi para llevarnos de nuevo al centro de la ciudad. Cuando al inicio de la caminata subíamos por el camino pasamos por este lugar pero no nos habíamos dado cuenta porque la entrada estaba cerrada, pensábamos encontrar un lugar amplio o una señalización pero no fue así. La cascada está escondida entre los árboles muy abajo del camino, aproximadamente a 6 km del centro de Villa Rica.

Entre los habitantes se puede distinguir tres razas bien definidas: Uno la de los Yaneshas, antiguos pobladores oriundos del lugar. Otra gente es de raza blanca descendiente de los colonizadores europeos que se anexaron en Pozuzo y que poco a poco se extendieron por la zona llegando hasta Oxapampa y Villa Rica. Y la mayor cantidad está conformada por gente de la sierra del Perú que llegan a trabajar.  A pesar de las diferencias físicas, de creencias y costumbres que individualmente puedan tener, todos se consideran villaricenses  y  juntos trabajan por el desarrollo de su distrito.  
Me faltó conocer  el  “Bosque de Tsho’let”  conocido como “El Pajonal”, el “Jardín Botánico Los Ositos” en donde se puede apreciar colecciones de orquídeas y otras plantas del lugar. Si se dispone de mayor tiempo también existe la oportunidad de visitar la comunidad nativa yanesha de Ñagazú.
Llegó la hora de partir, abordamos un auto que nos trasladaría a nuestro siguiente destino. Mientras cruzábamos el “Bosque de Tsho’let”  no dejaba de quedarme maravillado por la belleza paisajística que tenía ante mis ojos.

 
Este viaje lo realice en agosto del 2,011 cualquier dato puede haber variado a la fecha.


 
 
 








 


 







 
 


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