jueves, 28 de diciembre de 2017

RANRAHIRCA


El nombre de este lugar lo vi por primera vez cuando leía sobre el aluvión de 1,970 que sepultó la ciudad de Yungay y otros pueblos del Callejón de Huaylas.  Uno de estos pueblos se llamaba Ranrahirca, en aquella época era una pequeña villa conformada por un reducido número de pobladores en comparación con la extensión que hoy tiene.

La historia cuenta que el 10 de enero de 1,962 a las 6.05 pm aproximadamente un pedazo de hielo de la parte norte, cara este del nevado Huascarán se desprendió de la montaña y cayó a una velocidad de 120 km por hora. Semejante alud que traía en su interior toneladas de rocas, hielo y lodo recorrió unos 20 km y sepultó el pueblo de Ranrahirca y otros pintorescos pueblos y anexos cercanos, como Armapampa, Yanama Chico, Shácsha, Huarascucho y Huchucoto. En aquella oportunidad murieron más de 4,000 personas y el alud pasó a escasos 1 km de la ciudad de Yungay capital de la provincia.

El segundo alud fue el 31 de mayo de 1,970, a las 3.23 pm se sintió un fuerte temblor con una duración de 45 segundos que ocasionó el desprendimiento de una parte del pico norte del nevado Huascarán que cayó sobre las lagunas glaciares al pie del nevado, desbordándose y bajando a una velocidad de 280 km por horas llevándose a su paso todo lo que encontraba. En aquella oportunidad desapareció la ciudad de Yungay y el Nuevo Ranrahirca, el sismo no solo afectó todos las ciudades y pueblos del Callejón de Huaylas sino que sus efectos llegaron hasta la costa de Ancash, ciudades como Chimbote y Casma fueron severamente afectadas con muchos muertos. De hecho es el sismo más destructivo del Perú del cual se tiene memoria, causó la muerte de aproximadamente 70,000 personas.

Como vemos durante su existencia el pueblo de Ranrahirca ha sido un pueblo errante,  teniendo que trasladarse de un lugar a otro debido a los constantes desastres causados por la naturaleza que prácticamente la desaparecían del mapa. A pesar de ello no ha abandonado su esencia de ser un pueblo al pie del nevado Huascarán la montaña más alta del Perú cuyo pico más alto alcanza los 6,768 msnm. Desde su plaza de armas se observa a la derecha el imponente nevado Huascarán.

Ranrahirca es uno de los ocho distritos que conforman la provincia de Yungay. Su creación política como distrito fue por la Ley 9403 del 15 de octubre de 1,942 durante el gobierno del presidente Manuel Prado Ugarteche. Se localiza al borde de la carretera que cruza todo el Callejón de Huaylas entre las ciudades de Mancos y Yungay. Su altitud promedio es 2,475 msnm.

La plaza principal es un lugar muy bonito, lleno de muchas palmeras siempre verdes que han crecido libremente alcanzando gran altura y que dan una sensación de grandeza y libertad bajo el azul intenso del color del cielo ranrahirquino.

En sus pasajes interiores se encuentran muchas bancas de madera donde los pobladores y visitantes se reúnen para conversar, leer o simplemente para calentarse con los rayos del sol.

En la parte central se ha construido una pileta de concreto la cual en todas las veces que he ido nunca la he visto en funcionamiento. Viendo en su interior no hay restos de agua ni humedad, una señal inequívoca de que casi nunca la ponen en funcionamiento o que tal vez no está terminada.

La pileta se encuentra coronada con la estatua de un ángel.

Generalmente la iglesia principal o matriz de las ciudades y pueblos se encuentra ubicada en una de las esquinas de la plaza principal, de esta manera se aprovecha para tener entradas por dos lados, en este caso la Iglesia del Señor de Los Milagros de Ranrahirca se encuentra en la parte media de una de las calles que conforman el perímetro de la plaza principal.

Tiene una sola entrada con una puerta ojival, el interior es de una sola nave y en ella se venera al Señor de los Milagros de Ranrahirca, considerado patrón y protector de la ciudad.

En la parte central del frontis de la iglesia se levanta una torre de cinco pisos que también sirve de campanario. En la cúspide de la torre se encuentra un reloj y más arriba la torre termina en un triángulo de cuatro lados con base cuadrangular terminada con una cruz símbolo del cristianismo.

A un lado de la iglesia se localiza el local del gobierno regional de Ranrahirca. Es una construcción sobria de dos pisos sin muchos detalles apoyada sobre una fila de arcos.

Uno de los principales motivos que me llevó hasta este lugar era poder conocer el “Museo de Arqueología, Antropología e Historia Natural de Ranrahirca “.  Su nombre suena espectacular y tenía que conocerlo. Las instalaciones del museo se encuentran en una pequeña calle a un costado del local municipal, en el jirón Las palmeras s/n.

Su interior consta de una gran sala dentro de la cual se han acondicionado ambientes, vitrinas y paneles donde se expone todas las piezas.

Observamos algunos pequeños mamíferos disecados como:  El mono pichico, un pequeño mono cuyo peso puede llegar a solo medio kilo. El mono musmuqui considerado el único mono verdaderamente nocturno, se le conoce también como mono de noche o mono dormilón, producen un fuerte sonido que se puede oír hasta 500 m de distancia. Un murciélago albino. Ratas y ratones del campo y hasta un gato disecado.

En otra vitrina se observa una muestra de aves disecadas como: El pato de la laguna, que lo podemos observar en las diversas lagunas del Callejón de Huaylas. El zorzal común, un ave pequeña con el pecho y vientre cubierto de plumas amarillas con manchas marrones. Los picaflores, las aves más pequeñas de tan solo 5 o 6 cm y una de las más hermosas avecillas con el cuerpo lleno de plumas satinadas y brillantes.  El huanchaco, un pájaro de plumaje negro que se destaca por tener el pecho cubierto de un rojo intenso que resalta en medio todo su plumaje negro del resto del cuerpo. El Gallito de las rocas, un ave de un bello plumaje color ojo con un prominente mechón de plumas rojas encima de la cabeza. Es considerada el ave representativa del Perú, su nombre científico es “rupícola peruviana” y en la sierra se le conoce con el nombre de Tunki. Y finalmente un pato blanco común.




Y más avecillas como el tuctupillin, picaflores, canarios, jilgueros y la santa rosita amarilla.

El pájaro más bonito que pude observar en el museo fue el “tuctupillin”.  Es un pajarito de un inconfundible color rojo intenso con las alas negras. Es una avecilla en peligro de extinción que vuela a 2 o 3 metros de altura por lo cual los he visto en los techos de algunas casas o faroles. 

Hay otra sección dedicada a los minerales. Una muestra de diversos tipos de piedras.

Como también es un museo arqueológico hay una sección donde se exponen algunas piezas de cerámica rústica de los antiguos pobladores de la zona.
 

También el cuerpo momificado de una mujer de procedencia desconocida. Hoy en día se conoce con el nombre de momia al cadáver de un ser humano y un animal, que mediante el uso de diversas técnicas fueron embalsamados con la intención de preservarlos a través de los años. Muchas culturas en todo el mundo realizaron esta técnica con la finalidad de conservar el cadáver de sus difuntos por mucho tiempo. En algunos casos eran los cadáveres de los jefes importantes y ocasionalmente eran personas que fueron sacrificadas como ofrendas a algún dios. Todo ello para cumplir con ritos y costumbres ancestrales propias de cada lugar.

Algunos restos antiguos utilizados en la cocina como morteros y moledores de piedra. Restos de armas de guerra como las porras lisas o con puntas de piedra. Algunos palos que se utilizaban para tejer entre otros.
 

Una parte que me llamó mucho mi atención fue ver antiguas páginas del diario Correo dando cuenta sobre el aluvión de Yungay. Son pedazos de páginas originales de la época en donde al leer sus líneas se puede comprender la tristeza que vivió el pueblo peruano en esos días posteriores al terremoto.

El titular de una página dice: “Fueron 35 segundos. Sobre toda esta destrucción y muerte renacerá la vida”.

Otro titular dice: “Yungay: gigantesca fosa común. Otra de las tantas secuelas del terremoto”.

Un sobreviviente del terremoto en su relato nos hace comprender el terrible momento que vivieron y lo desconcertados que estaban al no saber que era lo que estaba sucediendo, de haberlo sabido quizás muchos se hubiesen salvado, partes del relato dice: “Sentimos un tremendo ruido que se presentaba por ambos lados …  el ruido se asemejaba al de muchos aviones .. no sabíamos por dónde venía ni que pasaba, en esos momentos no nos acordábamos del Huascarán … finalmente vimos el aluvión de lodo completamente negro y con más de 40 metros de altura que avanzaba botando chispas de distintos colores”.

Aquí otra página de un diario que en la parte de abajo tiene un mensaje que invoca a colaborar: “Hermanos, ayudemos a nuestros hermanos”.

En el museo también se exponen mariposas, insectos, plantas, flores y otros objetos relacionados con la historia de Yungay. Realmente en este museo hay mucho que hacer, no es que este mal pero puede estar mucho mejor, muchas de las piezas necesitan mantenimiento y reparaciones. El horario de visita es de martes a domingo y el ingreso tiene un costo simbólico de S/. 2.00.
 

En otra de las calles que forman el perímetro de la plaza principal se localiza las modernas instalaciones del emblemático colegio IEP Señor de los Milagros de Ranrahirca.



Las calles principales del distrito se encuentran pavimentadas con pistas y veredas. Esta calle luce triste, fría y vacía, carente de plantas y flores símbolos de vida, el lúgubre asfalto domina el escenario.

Pero que bonito se ve cuando una calle tiene algunas plantas y flores, la sensación de alegría y vida es otra.  Podemos comprobar que muchas de las casas se han construido de material noble.

El origen del nombre Ranrahirca deriva de la unión de dos vocablos quechuas, el primero “ranra” que significa pedregroso o rocoso y el segundo “hirka” que significa cerro o morro. Uniendo ambos vocablos significaría algo así como “cerro pedregroso” o “cerro de piedras”.
Había leído que otro de los atractivos de la Ranrahirca eran sus corridas de toros que se realizan en el mes de setiembre, con la presencia de toreros nacionales y extranjeros. No estoy de acuerdo con este tipo de exhibiciones, posiblemente con el tiempo cambie esta situación, pero a través de mis viajes he podido comprobar que las corridas de toros es una tradición muy arraigada en muchos pueblos del Perú.  
Crucé la carretera con la intención de conocer la plaza de toros, pero como era lógico estaba cerrada porque no era fecha de corridas. Solo encontré un camión que llenaban con productos recién cosechados de las parcelas cercanas.
Aquí en la zona de Coyllur Rumi, en medio de un terreno de cultivos la presencia de una inmensa roca. Las grandes piedras son muy características en los pueblos del Callejón de Huaylas. Cuando se pregunta sobre el origen de estas grandes piedras algunos dicen que están allí desde siempre y otros dicen que los trajo el aluvión.
Al borde de la carreta se ha construido el moderno mercado municipal el cual no es utilizado en su totalidad según pude observar el día que estuve de visita en este lugar.


Un detalle curioso que no recuerdo haberlo visto en otro lugar es que en la misma parte central de la plaza principal, al costado de la pileta hay un muro en donde se ha escrito un poema a Ranrahirca del autor peruano Enrique Solary Swayne que dice asi:

“Un día aquí,
 
sobre el mismo polvo que hoy
el viento levanta
el hombre del ande
volverá a imponer su presencia
milenaria.
Aunque el Huascarán tenga en su pecho
el furor de todos los volcanes
aunque escupe al universo
las fuerzas que lo atan
y los lance reunidos a rodar
por los cañones hacía el valle
desde el negro hondo de la
adversidad.
Volverán los husos a las viejas manos
Volverán al brazo indígena los arados
y las lampas.
Volverán las ollas, volverán los niños
con sus mismos padres y sus mismos
nombres
a poblar de vida inextinguible
el cause seco de las avalanchas.”
 
Tres veces estuve en Ranrahirca pero este relato esta basado en un viaje que realice en agosto del 2,017 cualquier dato puede haber cambiado a la fecha.