domingo, 22 de febrero de 2015

SONDONDO: SAN CRISTOBAL DE SUNTUNTO


Hice un largo desde Lima con la finalidad de conocer algunos de los pueblos del Valle del Sondondo. Un viaje que me llevó varias horas y transbordos en Ica, Nazca, Lucanas, Puquio y Cabana Sur del cual ya he narrado en anterior oportunidad.

En estos lugares no hay mucha movilidad particular y los únicos medios de transporte que unen estos pueblos alejados son  las empresas de combis que prestan este servicio y que tienen un horario más o menos establecido lo cual de alguna manera ayuda a la gente a no estar perdiendo tiempo esperando el paso de algún carro que los transporte a un pueblo un poco alejado.

En el caso de los pueblos más cercanos muchos pobladores de estos lugares lo hacen caminando, para un habitante lugareño es fácil recorrer  2, 3 y hasta 5 kilómetros con total normalidad. Pero para los que no quieren caminar existen algunas motocars que brindan el servicio de distancias cortas.

Hice el alquiler de un motocar para que me llevará ida a vuelta al pueblo de Sondondo que se encuentra localizado sobre los 2,900 msnm. En épocas muy remotas el pueblo se llamaba San Cristóbal de Suntunto, hoy es conocido como Sondondo.

El camino transcurre por un sendero de tierra  que luce seco y afirmado, pero imagino que en épocas de lluvia este camino debe ser un camino de lodo y piedras por los huaicos que caen, según me comentaba el chofer de la motocar.

 

Luego de subir por espacio de 15 minutos entre curva y curva llegamos a la parte más alta del camino. Pido al chofer detener el vehículo y  bajo del mismo  para contemplar desde arriba la grandeza y profundidad del valle. No podía dejar pasar la oportunidad de  disfrutar una vez más de un paisaje sorprendente, típico de los valles interandinos del Perú. Un rio serpenteando en medio de  los cerros, grandes eucaliptos y molles poniendo el color verde de la naturaleza  bajo el manto azul del cielo matizado con el blanco de algunas nubes.


Luego comienza el descenso también entre curva y curva hasta las orillas del rio mismo donde se encuentra asentado el pueblo de Sondondo.


Para llegar al pueblo se tiene que cruzar un puente colgante colocado sobre el río Sondondo.  El puente solo permite el paso peatonal o de motocar, un auto no puede pasar por aquí. Notamos que el camino continúa, la gente que va a Sondondo  lo que hace es cruzar el puente y caminar desde aquí.


Con el paso del tiempo y la modernidad muchos de estos puentes han sido reemplazados por otros construidos de material noble que permiten el ingreso de carros más grandes. Hice el paso del puente caminando, sintiendo en cada paso que daba un leve balanceo, trayendo a mi memoria los recuerdos de cuando pequeño iba con mi familia al Parque de las Leyendas de Lima para caminar y dar saltos sobre un puente colgante con la finalidad de sentir como se movía y escuchar como crujían  las maderas y cables de metal, generando en mí una sensación de miedo.


Desde la parte media del puente colgante se ven las aguas de rio, el caudal es bajo porque no es época de lluvias en la sierra. A los costados vemos los acantilados de piedra.  Realmente una vista maravillosa digna de competir con los lugares más lindos del mundo.


Después de un agradable viaje de media hora aproximadamente llegamos a la plaza principal de Sondondo. Era un poco más del medio día y luce solitaria porque casi toda la población se encuentra laborando en las tierras de cultivo.  La soledad y tranquilidad de la plaza, su ubicación en medio de grandes acantilados de piedra, la hermosa iglesia y algunas casitas de adobe alrededor generan en mí una sensación de misterio, algo muy  especial que por siempre llevaré en mis recuerdos de este lugar.


La iglesia San Cristóbal de Sondondo es impresionante, estaba cerrada y no pude ingresar a ella, tuve que conformarme con apreciarla desde las rejas que impiden subir las escaleras que llevan al atrio de la misma. La larga escalinata ha sido pintada con un color rojo tinto, no es el rojo de los colores de la bandera peruana. También han sido pintadas del mismo color los ladrillos de la parte central de la iglesia. El acceso al interior se hace por un gran portón de madera en forma de arco siguiendo la silueta de dos columnas unidas en la parte superior por un medio círculo. Un poco más allá dos medios  pilares completan la entrada.


El techo está  formado por listones de madera cubierto por calaminas. Al lado izquierdo se ubica una antigua torre construida en piedra y que también sirve de campanario.


Muchos lugares bonitos se encuentran diseminados por todo el Perú pero  a veces están en el olvido porque aparte de su belleza natural no registran el hecho de un acontecimiento importante que origine a estar siendo constantemente  enunciados.  Este pueblo se enorgullece de haber sido el lugar donde nació el cronista Felipe Guamán Poma de Ayala, y  en honor a ello en medio de la plaza se encuentra un monumento dedicado a este antiguo peruano.


Guamán Poma de Ayala nació en 1,530 y murió en 1,616. Su origen fue de una familia noble, su madre Juana Chuquitanta también llamada Curi Ocllo era descendiente del inca Túpac Yupanqui. De los muchos viajes que realizó hizo  una obra con el título de “Nueva crónica y buen gobierno”, la misma que fue descubierta por Richard Pietschmann mientras revisaba libros antiguos en la biblioteca de Copenhague, la ciudad más poblada de Dinamarca. La obra contiene más de 400 dibujos donde describe pasajes de la época incaica y del dominio español. Es quizá el único relato escrito desde el punto de vista indígena sobre la conquista, como sabemos la mayoría de los libros que relatan esta época son de autores españoles con otra visión de los hechos.


Las calles son angostas y todavía lucen seguramente como fueron en un comienzo, sin pistas ni veredas, las casitas de adobe sin ningún acabado y con techos de calaminas y tejas rojizas.


Me alejé un poco de lo que sería la parte central de pueblo para ir en busca de la casa donde nació y vivió Guamán Poma de Ayala. Durante nuestra época escolar en los libros de historia siempre cuando se trataba el tema del imperio de los Incas se veían los dibujos de este personaje.


Llegue hasta la casa y la puerta estaba cerrada, felizmente sin candado. Jale el pestillo e ingresé con cuidado temiendo que algún perro guardián pudiera  aparecer.


El lugar luce abandonado, se puede observar que se trata de una casona modesta con habitaciones separadas por muros de piedra unidas con barro a las cuales se accede cruzando los vacíos de lo que serían las puertas.


Llama la atención una gran piedra con una profunda  hendidura, según las lecturas al respecto indican que se podría tratar de una especie de bañera antigua.


También se encuentran monolitos de piedra con algunos tallados.


Y muchos otros tirados dispersamente por los ambientes.


Luego me dirigí con destino a la catarata de Limayhuacho, la cual se encuentra a unos 300 metros de la plaza principal por la espalda del templo.


Un  sendero bien formado que se abre paso entre los árboles conduce directamente a la catarata. Es imposible perderse, solo hay que seguir el sendero y el ruido cada vez fuerte de la caída de agua nos hará saber que estamos en el camino correcto.


La catarata tiene una caída libre de 70 metros aproximadamente, en época de lluvias se convierte en una gran caída llegando a tener en su base un ancho de 5 metros, pero  siempre tiene agua, en ninguna época del año deja de tener agua y el ruido que hace el agua al caer vertiginosamente sobre la poza de agua se escucha en gran parte del pueblo.


Como dije al inicio el pueblo se encuentra entre altos y largos cerros de piedra en los cuales no crece nada.  Forman grandes murallas conocidas con el nombre de los acantilados de Yanacclla      y si algún operador turístico las incentiva podrían convertirse en un lugar atractivo para hacer escalada en roca más conocido como rapel.


También llamó poderosamente mi atención los modernos y grandes colegios, dado que no vi casi pobladores pregunté al chofer del motocar sobre el tamaño de los colegios y me dijo que eran tan grandes que en la época escolar parecían que faltaban alumnos. Aquí el colegio Guamán Poma de Ayala.
 

Aquí el amigo Jhonatan Torres con su motocar, con quien hice esta travesía, muy conocedor de la zona, fue realmente un guía turístico.




Este viaje lo realicé en octubre del 2,014 cualquier dato puede haber cambiado a la fecha.

 











 
 

 

viernes, 20 de febrero de 2015

QUILCA : PERLA ESCONDIDA DEL PACIFICO

Una mañana estaba en Camaná y decidí ir a la caleta de Quilca que se encuentra en el distrito del mismo nombre. Para ello me dirigí al mercado de Camaná llegando justo cuando una custer iba partir. No había asientos libres pero hablé con el chofer diciéndole que estaba de paso con la intención de conocer la caleta y que no tenía mucho tiempo disponible, entonces me habilitó un espacio donde me acomodé y emprendimos el viaje.


Nos alejamos de la ciudad y el carro transitaba por un camino marcado por el paso de otros carros que a través del tiempo dejaron huella  en medio del arenal.  Durante esta parte del camino  no hay ninguna señal aparente de vida a simple vista, aunque sabemos que la vida existe de una u otra forma en cualquier lugar del planeta.

Pasamos cerca de un túnel  abandonado en medio de los cerros de arena.


Cada vez el camino se hace más desolado, no había más carros ni personas que los pasajeros de la custer.  Seguíamos subiendo por el camino pero al mismo tiempo nos acercábamos cada vez más a la pendiente desde donde tenía una vista espectacular del litoral camanejo.

Por su ubicación me parecían playas poco concurridas pero me comentaban algunos pasajeros que en verano,  especialmente los fines de semana son muy concurridas por gente que viene desde Camaná y Arequipa a disfrutar de sus lindas playas. El color azul intenso de sus aguas y el amarillo de sus arenas es dividida por una línea blanca formada con la espuma que se genera al chocar las olas que van en busca de la orilla y las aguas que regresan nuevamente al mar.


Veía  aves marinas volar allá abajo y algunos negros gallinazos que levantaban vuelo hasta la cima de las laderas para avistar mejor la carroña que le sirve de alimento.


También observo una parte de playa lleno de peñascos a manera de pequeños  islotes  que con el agua golpeando sus bordes generan un paisaje en constante movimiento lleno de color.


Otras playas son propicias para acampar, pero hay que tener movilidad propia de lo contrario es muy difícil llegar hasta estos lugares.


Luego de recorrer 33 kilómetros  en aproximadamente 1.20 horas el transporte llega finalmente a la caleta de Quilca y lo primero que llama mi atención  es la gran cantidad de embarcaciones pequeñas  que utilizan para la pesca artesanal que se realiza en este lugar, actividad principal de los quilqueños de la caleta.


A diferencia de las ciudades aquí no hay una plaza principal, el lugar más importante y donde se congrega la mayor parte de la población es el corto malecón que bordea su costa. Una  sinuosa baranda de metal muy cerquita al mar nos protege de alguna caída. En los alrededores  se ubican algunas tiendas de abarrotes y uno que otro lugar donde venden comida, la mayoría de las construcciones son de madera.

Destaca un pequeño monumento con el busto de Miguel Grau, que según dicen los quilqueños aquí se escondía durante la guerra con Chile. Una gran placa de bronce dice:  “Don  Miguel Grau, el héroe del milenio, en esta caleta se escondía el monitor Huáscar, al mando de Grau, de la armada chilena, durante la guerra del pacífico en 1,879”.   Sin embargo evidencias escritas históricas que confirmen esta versión todavía no se han encontrado, pero parte de la historia global se ha ido formando por las versiones  contadas de la población que vivió en un momento del tiempo y que se transmite de generación en generación, motivo  suficiente para creer.
De hecho es una caleta con una particularidad especial, se encuentra escondida en medio de las rocas y acantilados del litoral Camanejo por eso se le considera popularmente como “La perla escondida del Pacífico “.
Después de conocer la caleta abordé un auto para que me trasladó por S/. 1.00 al distrito de Quilca.  El auto antiguo era de los años 50 o 60, aquellos que por su gran tamaño eran conocidos como los lanchones, el cual luego recorrer aproximadamente 1 Km en 15 minutos de viaje llega a la plaza principal del distrito.
La plaza es muy bonita con plantas medianas destacándose entre ellas las palmeras, con medios arcos a los costados y una pileta en el centro. También en unos de los extremos tiene un mirador desde donde se ve los cultivos y la inmensidad del océano.
 

En una de las calles del perímetro se ubica la iglesia principal en donde se venera a la Virgen de la Candelaria, considerada como la Patrona del distrito y cuya fecha central se celebra el 2 de febrero.




Para esta fecha los devotos hacen una peregrinación desde Camaná, con una caminata de muchas horas durante toda la noche recorren los 33 km hasta llegar a Quilca, llevando en procesión al Niño Jesús que va al encuentro de su madre representada en la Virgen de la Candelaria.. Otros lo hacen en vehículos y también llegan devotos en lanchas desde Mollendo.

El interior es de una concepción moderna sin ningún signo de riqueza material.





En el camino también se observa muy cerca de la caleta las instalaciones de la fábrica de harina de pescado que para muchos a malogrado todo el entorno y el medio ambiente, llenando de contaminación y desperdicios el mar, originando que los peces vayan desapareciendo de las cercanías del lugar, motivo por el cual los  pescadores artesanales deben internarse cada vez más lejos de la costa para pescar.

Hasta 1,826 era el puerto más importante de Arequipa.  Por aquí se embarcó José de la Serna, el último Virrey del Perú, después de capitular en la Batalla de Ayacucho, sellando para siempre la independencia del todos los pueblos de América de la opresión española.

El pueblo fue habitado por los Changos, que dominaron todo el valle de Ocoña y Camaná , siendo sometidos bajo el dominio del inca Túpac Inca Yupanqui.

Con motivo de las primeras elecciones municipales del Perú, el  2 de enero de 1,857 es considerado distrito de la provincia de Camaná. En 1,862  se crea la provincia de Islay y pasa a formar parte del territorio de esta nueva provincia. Finalmente el 3 d enero de 1,879 por una ley Quica regresa a ser parte de la provincia de Camaná.

Este viaje lo realicé en enero del 2,009 por lo tanto cualquier dato puede haber cambiado a la fecha.