Hice un largo desde Lima con la
finalidad de conocer algunos de los pueblos del Valle del Sondondo. Un viaje
que me llevó varias horas y transbordos en Ica, Nazca, Lucanas, Puquio y Cabana
Sur del cual ya he narrado en anterior oportunidad.
En estos lugares no hay mucha
movilidad particular y los únicos medios de transporte que unen estos pueblos
alejados son las empresas de combis que prestan
este servicio y que tienen un horario más o menos establecido lo cual de alguna
manera ayuda a la gente a no estar perdiendo tiempo esperando el paso de algún carro
que los transporte a un pueblo un poco alejado.
En el caso de los pueblos más
cercanos muchos pobladores de estos lugares lo hacen caminando, para un
habitante lugareño es fácil recorrer 2,
3 y hasta 5 kilómetros con total normalidad. Pero para los que no quieren
caminar existen algunas motocars que brindan el servicio de distancias cortas.
Hice el alquiler de un motocar
para que me llevará ida a vuelta al pueblo de Sondondo que se encuentra
localizado sobre los 2,900 msnm. En épocas muy remotas el pueblo se llamaba San
Cristóbal de Suntunto, hoy es conocido como Sondondo.
El camino transcurre por un
sendero de tierra que luce seco y
afirmado, pero imagino que en épocas de lluvia este camino debe ser un camino
de lodo y piedras por los huaicos que caen, según me comentaba el chofer de la
motocar.
Luego de subir por espacio de 15
minutos entre curva y curva llegamos a la parte más alta del camino. Pido al
chofer detener el vehículo y bajo del
mismo para contemplar desde arriba la
grandeza y profundidad del valle. No podía dejar pasar la oportunidad de disfrutar una vez más de un paisaje
sorprendente, típico de los valles interandinos del Perú. Un rio serpenteando
en medio de los cerros, grandes
eucaliptos y molles poniendo el color verde de la naturaleza bajo el manto azul del cielo matizado con el
blanco de algunas nubes.
Luego comienza el descenso también entre curva y curva hasta
las orillas del rio mismo donde se encuentra asentado el pueblo de Sondondo.
Para llegar al pueblo se tiene
que cruzar un puente colgante colocado sobre el río Sondondo. El puente solo permite el paso peatonal o de
motocar, un auto no puede pasar por aquí. Notamos que el camino continúa, la
gente que va a Sondondo lo que hace es cruzar
el puente y caminar desde aquí.
Con el paso del tiempo y la
modernidad muchos de estos puentes han sido reemplazados por otros construidos
de material noble que permiten el ingreso de carros más grandes. Hice el paso
del puente caminando, sintiendo en cada paso que daba un leve balanceo,
trayendo a mi memoria los recuerdos de cuando pequeño iba con mi familia al Parque
de las Leyendas de Lima para caminar y dar saltos sobre un puente colgante con
la finalidad de sentir como se movía y escuchar como crujían las maderas y cables de metal, generando en mí
una sensación de miedo.
Desde la parte media del puente
colgante se ven las aguas de rio, el caudal es bajo porque no es época de
lluvias en la sierra. A los costados vemos los acantilados de piedra. Realmente una vista maravillosa digna de
competir con los lugares más lindos del mundo.
Después de un agradable viaje de
media hora aproximadamente llegamos a la plaza principal de Sondondo. Era un
poco más del medio día y luce solitaria porque casi toda la población se encuentra
laborando en las tierras de cultivo. La
soledad y tranquilidad de la plaza, su ubicación en medio de grandes acantilados
de piedra, la hermosa iglesia y algunas casitas de adobe alrededor generan en
mí una sensación de misterio, algo muy especial que por siempre llevaré en mis
recuerdos de este lugar.
La iglesia San Cristóbal de
Sondondo es impresionante, estaba cerrada y no pude ingresar a ella, tuve que
conformarme con apreciarla desde las rejas que impiden subir las escaleras que
llevan al atrio de la misma. La larga escalinata ha sido pintada con un color
rojo tinto, no es el rojo de los colores de la bandera peruana. También han
sido pintadas del mismo color los ladrillos de la parte central de la iglesia.
El acceso al interior se hace por un gran portón de madera en forma de arco siguiendo
la silueta de dos columnas unidas en la parte superior por un medio círculo. Un
poco más allá dos medios pilares
completan la entrada.
El techo está formado por listones de madera cubierto por
calaminas. Al lado izquierdo se ubica una antigua torre construida en piedra y
que también sirve de campanario.
Muchos lugares bonitos se
encuentran diseminados por todo el Perú pero a veces están en el olvido porque aparte de su
belleza natural no registran el hecho de un acontecimiento importante que
origine a estar siendo constantemente
enunciados. Este pueblo se enorgullece
de haber sido el lugar donde nació el cronista Felipe Guamán Poma de Ayala,
y en honor a ello en medio de la plaza
se encuentra un monumento dedicado a este antiguo peruano.
Guamán Poma de Ayala nació en
1,530 y murió en 1,616. Su origen fue de una familia noble, su madre Juana
Chuquitanta también llamada Curi Ocllo era descendiente del inca Túpac Yupanqui.
De los muchos viajes que realizó hizo
una obra con el título de “Nueva crónica y buen gobierno”, la misma que
fue descubierta por Richard Pietschmann mientras revisaba libros antiguos en la
biblioteca de Copenhague, la ciudad más poblada de Dinamarca. La obra contiene
más de 400 dibujos donde describe pasajes de la época incaica y del dominio
español. Es quizá el único relato escrito desde el punto de vista indígena sobre
la conquista, como sabemos la mayoría de los libros que relatan esta época son
de autores españoles con otra visión de los hechos.
Las calles son angostas y todavía
lucen seguramente como fueron en un comienzo, sin pistas ni veredas, las
casitas de adobe sin ningún acabado y con techos de calaminas y tejas rojizas.
Me alejé un poco de lo que sería la parte central de
pueblo para ir en busca de la casa donde nació y vivió Guamán Poma de Ayala.
Durante nuestra época escolar en los libros de historia siempre cuando se
trataba el tema del imperio de los Incas se veían los dibujos de este
personaje.
Llegue hasta la casa y la puerta estaba cerrada, felizmente
sin candado. Jale el pestillo e ingresé con cuidado temiendo que algún perro
guardián pudiera aparecer.
El lugar luce abandonado, se
puede observar que se trata de una casona modesta con habitaciones separadas
por muros de piedra unidas con barro a las cuales se accede cruzando los vacíos
de lo que serían las puertas.
Llama la atención una gran piedra
con una profunda hendidura, según las
lecturas al respecto indican que se podría tratar de una especie de bañera antigua.
También se encuentran monolitos de piedra con algunos
tallados.
Y muchos otros tirados dispersamente por los ambientes.
Luego me dirigí con destino a la
catarata de Limayhuacho, la cual se encuentra a unos 300 metros de la plaza
principal por la espalda del templo.
Un sendero bien formado que se abre paso entre
los árboles conduce directamente a la catarata. Es imposible perderse, solo hay
que seguir el sendero y el ruido cada vez fuerte de la caída de agua nos hará
saber que estamos en el camino correcto.
La catarata tiene una caída libre
de 70 metros aproximadamente, en época de lluvias se convierte en una gran caída
llegando a tener en su base un ancho de 5 metros, pero siempre tiene agua, en ninguna época del año
deja de tener agua y el ruido que hace el agua al caer vertiginosamente sobre
la poza de agua se escucha en gran parte del pueblo.
Como dije al inicio el pueblo se
encuentra entre altos y largos cerros de piedra en los cuales no crece
nada. Forman grandes murallas conocidas
con el nombre de los acantilados de Yanacclla y si algún operador turístico las
incentiva podrían convertirse en un lugar atractivo para hacer escalada en roca
más conocido como rapel.
También llamó poderosamente mi
atención los modernos y grandes colegios, dado que no vi casi pobladores
pregunté al chofer del motocar sobre el tamaño de los colegios y me dijo que
eran tan grandes que en la época escolar parecían que faltaban alumnos. Aquí el
colegio Guamán Poma de Ayala.
Aquí el amigo Jhonatan Torres con
su motocar, con quien hice esta travesía, muy conocedor de la zona, fue realmente un guía turístico.
Este viaje lo realicé en octubre del 2,014 cualquier dato puede haber cambiado a la fecha.
Excelente! Muchas gracias por compartir!
ResponderBorrarMuy bueno, felicitaciones
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