En la zona norte del Perú alrededor del año 900 d.C. surgió en este lugar el reino Chimor,
organización estatal de la cultura Chimú. Sus principales vestigios se
encuentran en la valle del río Moche en el departamento de La Libertad,
específicamente en Trujillo.
Muchas veces he viajado a
Trujillo y he tenido la oportunidad de estar más de una vez en Chan Chan,
considerada la ciudad precolombina
de adobe más grande de América Latina y la segunda en el mundo, con una extensión
aproximada de 20 km2 que comprende desde
el cerro Campana hasta la proximidades del balneario de Huanchaco, tan grande
era esta ciudad que cuando los Incas
llegaron se estima vivían unas 100,000 personas.
Debido a su tamaño se le considera
la capital del reino Chimú, un gran reino que abarcó la costa norte del Perú
llegando por el norte hasta Tumbes y por el sur hasta Huarmey, pero no logró
dominar las sierra. Algunos arqueólogos sostienen que su gran extensión se debe
porque tuvo un particular sistema de herencia, por el cual los nuevos señores
no heredaban nada, ni los palacios, ni las tierras, ni los servidores de su
antecesor, sino que debían conseguir todo por su cuenta, lo que obligaba a cada
soberano Chimú, a emprender nuevas conquistas que le diesen las riquezas que no
había heredado.
Llegar a Chan Chan es sumamente
fácil y estando en Trujillo no hay motivo para conocerla. Se puede contratar
los servicios de un taxi que con unos 8
o 10 soles nos lleva hasta la misma entrada en un tiempo de 15 minutos
aproximadamente. De lo contrario también se puede hacer un viaje en transporte
púbico abordando los microbuses que van hasta el puerto Huanchaco, son solo 5
km de distancia desde el centro mismo de Trujillo. Hace años atrás los carros que hacían esta
ruta eran antiguos ahora cuentan con una flota moderna y el viaje es cómodo.
Después de 30 minutos de viaje en
microbús un gran aviso a un costado de
la autopista a Huanchaco nos indica que
estamos llegando al cruce que lleva a Chan Chan
Cruzamos la pista hacia el frente
en donde se encuentra el inicio de un largo camino de unos 2 km aproximadamente
que nos conduce hasta la entrada principal del complejo arqueológico. También
en este lugar se encuentran autos colectivos que por S/. 1.00 llevan hasta la puerta de entrada al
complejo.
El camino es plano, fácil de recorrerlo
pero teniendo cuidado que algún vehículo pueda venir. El sol norteño no perdona, sus fuertes rayos son
agotadores y hacen estragos, pero eso no nos amilana y con mi hermano Carlos
seguimos caminando hasta llegar a la entrada. Lo recomendable es hacer esta
caminata temprano o pasado el mediodía, eso no quiere decir que no habrá sol
sino que afectara menos y no olvidar las protecciones contra el sol como un
gorro, lentes de sol, bronceador y mucha agua.
Lo primero que se observa al
ingresar es la plaza principal constituida por una gran explanada casi
cuadrangular entre grandes paredes de barro. Aproximadamente sus medidas son de
65 por 75 metros, no se observa nada dentro de ella, pero al verla imagino que
este amplio lugar servía para realizar grandes ceremonias o rituales.
El único palacio abierto al
público es el recinto conocido como el Conjunto
Tschudi, tiene este nombre en honor al explorador y arqueólogo suizo Johann
Jakod von Tschudi que estudió por el año de 1,840 estos y otros restos de las
culturas antiguas del Perú. Ahora el
lugar se conoce con el nombre de Nik An, tiene una sola puerta de entrada y sus
altos muros llegaban hasta los doce metros, hoy la altura de los muros es de
2.30 metros aproximadamente. Las
murallas para una mejor estabilidad eran construidas con una base de cinco metros hasta llegar a un
metro al final de la pared.
Las grandes paredes están gravadas
con relieves de figuras geométricas,
peces, aves y otros seres
mitológicos, los cuales eran elaborados con barro y pintados con vivos colores
que el abandono, la falta de protección y el tiempo han borrado. Estos relieves
o frisos es la característica de la arquitectura Chimú y servían de modelo
decorativo.
Existe un corredor en donde se
puede apreciar una muralla con relieves en forma de peces con diseños
escalonados que representan peces en movimiento. Esta muestra es la mayor
ilustración de la importancia del agua, particularmente del mar en la cultura
chimú.
También se observan recintos amurallados
conocidos como las ciudadelas. Desde el año 1,945 cada una de ellas tienen los
nombres de: Chayhuac An (casa de inicio), Xllangchic An (Laberinto), Fechech An
(casa del atardecer), Utzh An (Casa grande),Tsuts An (casa pequeña), Ñing An
(casa del mar), Ñain An (casa de las aves), Fochic An (casa de las aves), Nik
An(casa de centro), Xllangchic An (casa del amanecer), Chol An (Casa del
final).
Anteriormente las ciudadelas llevaban
los nombres de arqueólogos e investigadores que las estudiaron, tales como: Chayhuac, Uhle, Laberinto, Gran Chimú, Squier,
Velarde, Bandelier, Tschudi y Rivero.
La forma de rombos se observa en
muchas de las paredes y representa las redes de pescar. Muchos de los
habitantes chimús montaban sus caballitos de totora y con sus redes de pescar
se adentraban en el mar para traer el sustento de su alimentación. Actividad
que aún la siguen realizando los pescadores artesanales de Huanchaco.
Según los primeros cronistas
españoles que llegaron con la conquista española fueron once los soberanos llamados Chimucapac que gobernaron
el reino Chimú. El primer soberano fue
Tacynamo. A su muerte subió al trono su hijo Guacricaur y a la muerte de este
le sucedió su hijo Ñancempinco. El poder fue pasando de padre a hijo hasta el
último soberano chimú Minchancaman que
fue derrotado por los incas y llevado prisionero al Cusco.
Cuando Túpac Yupanqui sitió la
ciudad en 1,470 destruyó los acueductos que suministraban agua a la ciudad.
Finalmente por el año 1,500 los chimúes se rebelaron y Huayna Cápac saqueó y
quemó parcialmente la ciudadela de Chan Chan. Poco a poco la población del
reino chimú se fue reduciendo. Cuando Pizarro
llegó a esta ciudad era un lugar abandonado con muy pocos habitantes.
Finalmente como resultado del
huaqueo y el abandono de las autoridades en todos estos largos años poco a poco
el complejo se fue destruyendo y en gran parte de esos 20 km lo único que se
observa son algunas pequeñas pirámides y
murallas, una que otra estructura
con gravados, veredas y caminos que van desapareciendo. En los últimos años se
está tratando de proteger y cuidar lo poco que queda, que futuras generaciones
vean la grandeza del Perú antiguo y se sientan orgullosos de ser peruanos.
Espero que no sea demasiado tarde.
Con respecto al nombre se cree que Chan Chan deriva del
idioma quingnam o chimú : Chang o Chan que significa Sol, de lo que se
desprende literalmente: Sol Sol. Otros estudiosos de este idioma dicen que solo
fue hablado por los Chimú de élite y cuando se repetían las palabras la segunda
palabra tomaba un significado complementario a
la primera, por eso señalan que su verdadero significado podría ser: Gran sol, Sol resplandeciente o Sol
esplendoroso.
La entrada tenia un valor de S/. 8.00 dura dos días y te
da derecho a conocer la huaca de la Esmeralda y el Dragón y el Museo de sitio.
El recorrido promedio para visitar las ruinas de Chan Chan es de dos horas y
media. El Museo de Sitio se encuentra muy cerca a Chan Chan. En la puerta de
entrada se brinda servicios de guías, venta de libros, revistas, postales y
material para fotografía.
Fue declarada Patrimonio Cultural
de la Nación y Patrimonio de la Humanidad
por la Unesco en 1,986.
El último viaje a Chan Chan lo realicé en abril del 2,009 por
lo tanto cualquier dato puede haber
cambiado a la fecha.
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