Muchos años atrás cuando un limeño quería salir
de la rutina de la ciudad y buscar nuevos aires lo que acostumbraba era planear
un viaje a Santa Rosa de Quives o Canta. Dos pueblos en la serranía de Lima,
muy cerca de la capital. Hoy en día las
cosas han cambiado mucho y encontramos en la ruta otros pueblos que han tomado
más importancia y preferencia de los visitantes como por ejemplo el pueblo de
Obrajillo del cual escribiré en otra oportunidad.
Canta es la capital de la provincia del mismo
nombre que forma parte de una de las diez provincias del departamento de Lima.
Es una ciudad ubicada en el valle del rio Chillón que se localiza sobre los
2,837 msnm a 101 km de la ciudad de Lima.
Se llega a ella a través de la carretera Lima-Canta, la cual se
encuentra en excelentes condiciones: pista nueva, señalizaciones, barandas de
protección, cunetas al borde de la pista para que discurra el agua de las
lluvias y otras medidas de seguridad.
Hasta hace unos 20 años atrás la única empresa
que cubría esta ruta era la “Empresa de Transportes Mi Chaperito” cuyo paradero
inicial se encontraba frente a la puerta 4 de la Universidad Nacional de
Ingeniería en el distrito de San Martín de Porres. La flota estaba compuesta
por minibuses con una capacidad de 30 pasajeros aproximadamente y con asientos
reclinables que permitían un momento placentero mientras duraba las tres horas
de viaje. Dos veces tuve la oportunidad de viajar en estos buses, recuerdo que
los pasajes se compraban con días de anticipación, tenía horarios fijos de
salidas y la pista no era lo que es hoy.
Hoy en día esta ruta la cubren combis, minivans
y autos los cuales se encuentran ubicados en la Av. Túpac Amaru en el paradero
conocido como “Kilometro 22”. Normalmente los encontramos desde las 5 am hasta
las 4 pm. La partida no tiene horario fijo, no tienes que comprar pasajes con
anticipación y los carros salen cuando se completa el número de pasajeros. Con
la nueva pista la ruta se cubre en dos horas. El pasaje un día de semana tiene
un costo de S/. 13.00 y un fin de semana no baja de S/. 15.00 por persona.
Durante el viaje se puede apreciar diferentes paisajes y pueblos que se encuentran al borde de la carretera. Dejamos atrás las últimas urbanizaciones de Lima y luego pasamos por Trapiche seguido de muchos centros de esparcimiento, recreos y restaurantes campestres. Nos alejamos de la ciudad y en el camino las casas son reemplazadas por grandes extensiones de sembríos. No es demás señalar que estos cada vez son menos pues lo que está ocurriendo es que las zonas de sembríos se están lotizando y vendiendo como terrenos para la construcción de viviendas.
Lo que casi siempre veremos en esta ruta es el paso de pastores arreando su ganado formado por largas filas de casi 100 a 300 animales, generalmente chivos y algunos burros caminando al borde de la carretera o cruzando la misma. Los conductores tienen que tener mucho cuidado y tomar precauciones ante esta situación. Un espectáculo que nos anuncia un viaje diferente, un viaje único.
A la altura del kilómetro 25.5 pasamos por la Histórica Hacienda Punchauca, lugar donde el 2 de junio de 1,821 se reunieron el general José de San Martín y el virrey José de la Serna, junto a sus altos mandos para iniciar las negociaciones de paz por la independencia del Perú, situación que como sabemos no llegó a buen término, y que finalizó después de muchos años de guerras y derramamiento de sangre.
Recordemos que se proclamó la independencia del
Perú el 28 de Julio de 1,821 sin embargo los conquistadores españoles recién pusieron
fin a sus pretensiones de reconquista después del combate del dos de mayo de
1,866. Hoy esta hacienda se va cayendo a pedazos por el descuido y el abandono,
de seguir así, en unos años más habrá desaparecido este importante lugar de
nuestra historia independentista.
Seguimos avanzando y el cielo gris de Lima se
retira para dar paso al típico cielo azul de la sierra peruana, un cielo despejado,
libre de humedad y nubes. El frio queda atrás para empezar a sentir la
calentura de los rayos solares.
Seguimos avanzando y en el Km 54 aparece el
Centro Poblado de Yangas capital del distrito de Santa Rosa de Quives. Antes de
llegar a Yangas la carretera se bifurca en dos, si queremos entrar a Yangas
tomaremos la subida de la derecha y entraremos al pueblo de Yangas y si no
queremos entrar seguiremos de frente. Yangas en un lugar ideal donde se puede
abastecer de comestibles y agua para el camino.
Seguidamente en el Km 60 hallamos la entrada a los
petroglifos de Checta. Los petroglifos son piedras con gravados de figuras
antropomorfas y zoomorfas que se encuentran dispersos en unos cerros aledaños a
la carretera. Su descubrimiento por el sacerdote Pedro Villar Córdova data del
año 1,925 y está compuesta por 450 figuras aproximadamente cuyos orígenes se
calculan entre 1,500 y 1,800 años de antigüedad. No se han hecho muchos
estudios al respecto, ni tampoco se hace mucho por proteger, valorar y difundir
estos recursos que bien podrían aprovecharse para el turismo.
Un desvío en el camino nos conduce al distrito
de Santa Rosa de Quives, pero nosotros seguimos de frente. En otra oportunidad
escribiré sobre este lugar muy ligado a la religión católica que se llena de
visitantes cada 30 de agosto en honor a Santa Rosa de Lima, Patrona de Lima,
del Nuevo Mundo y de las Filipinas.
Luego en el Km 77 encontramos un pueblo que
cada vez que paso por allí me da nostalgia ver que va desapareciendo día a día.
Su nombre es Yaso y actualmente lo único que destaca es su pequeña iglesia al
borde del camino y algunas casas con viejos balcones de madera que van
cayéndose por el abandono de sus moradores. Y pensar que décadas atrás se le
consideraba “el pueblo de los 100 balcones”.
En este tramo de dos cuadras aproximadamente no hay carretera. Cuando pregunto sobre esta situación a los choferes que cubren esta ruta, lo que me dicen es que los habitantes de Yaso no permitieron que la nueva carretera pasara en medio del pueblo, ellos exigían que se hiciera por la parte alta, al final, este tramo se quedó sin carretera.
Muy cerca a Canta en el KM 90 se encuentra el desvío a la izquierda que conduce al pueblo de Huamantanga, lugar que tuve la oportunidad de conocer y sobre el cual ya escribí en el mes de julio del 2,016. Esta foto corresponde a un día lluvioso del mes de enero del 2,015.
Finalmente,
después de dos horas de viaje comienza a aparecer un valle ancho con parcelas
de cultivo, señal de que estamos llegando a la ciudad de canta.
Entrando a la ciudad lo primero que se observa al lado derecho de la carretera es la plaza de toros y un poco más a la derecha las nuevas instalaciones del “IST Público de Canta”. Este Instituto Superior Tecnológico se inauguro el julio del 2014 para atender los requerimientos informáticos de los maestros.
Los paraderos finales de los carros están en la misma carretera, que se constituye en la principal avenida de Canta. Toda la actividad comercial de esta ciudad, tiendas, restaurantes, servicios se concentra a lo largo de esta avenida.
Cuando vamos de Lima tenemos que cruzar la avenida y caminar tres cuadras a la mano izquierda para llegar a la plaza principal del distrito. Se divide en 7 distritos llamados Arahuay, Huamantanga, Huaros, San Buenaventura, Lachaqui, Santa Rosa de Quives y Canta mismo. Además de 22 comunidades campesinas y 10 centros poblados.
Dentro del perímetro de la plaza principal se encuentran apostados los locales de las principales instituciones de la provincia, como el palacio municipal, la gobernación, el local de la comunidad campesina de Canta entre otros.
La plaza principal no es grande, pero es bonita, tiene un buen ornato y varias bancas para descansar y disfrutar del entorno y de un ambiente de paz y tranquilidad. Siempre he viajado los fines de semanas y aquí no hay el bullicio de las plazas de las grandes ciudades. Casi no pasan carros e incluso pocas personas transitan por aquí los fines de semana.
Tampoco tiene muchos árboles excepto algunos pinos. Mi humilde opinión es que a esta plaza un poco de flores le caerían muy bien. Las flores con sus diversos colores embellecen y dan vida a cualquier lugar.
En una de las calles del perímetro de la plaza
principal de Canta se localiza la Iglesia Matriz de la Inmaculada Concepción.
La iglesia tiene dos torres de baja altura que sirven de campanarios y una sola
gran puerta en forma de arco. En la foto podemos apreciar claramente que el
suelo canteño es inclinado.
El interior de la iglesia es simple, tiene dos filas de bancas para el descanso de los feligreses durante la misa. En las paredes laterales vemos varias hornacinas y dentro de ella imágenes religiosas algunas de las cuales son de la época colonial. El techo es de material noble a dos aguas del cual cuelgan grandes lámparas.
En la parte alta de las paredes observamos vitrales que permiten el paso de la luz para iluminar el interior y también dar un toque de elegancia y modernidad. Las imágenes de santos algunas muy antiguas fueron rescatadas del incendio del antiguo templo están protegidas con cristales.
En el altar mayor se encuentra las imágenes de Cristo Crucificado, la Virgen y San José. Pero el Santo Patrón de la ciudad en el Niño Chaperito, representado en el Niño Jesús que sostiene en sus brazos la Virgen de la Natividad. El día central de la festividad es el 8 de setiembre, pero las fiestas duran una semana.
Al Niño Cheperito de Canta se le atribuyen muchos milagros sobre todo en el tema militar, de allí la tradición de que siempre se le verá vestido con traje militar. Muchas historias cuentan que algunos combates que libraron los canteños durante las guerras por la Independencia y del Pacífico con Chile fueron victoriosas gracias a la intervención del Niño Chaperito.
Dentro del ambiente militar el Niño Chaperito tiene un reconocimiento especial, por ejemplo, el presidente Nicolás de Piérola ordenó que se le reconozca como Mariscal y el presidente Fernando Belaunde Terry lo condecoró con la Orden Militar de Ayacucho, primero en el grado de Caballero y posteriormente en el grado de Comendador.
En otra de las calles del perímetro de la plaza principal encontramos las instalaciones de la Casa Comunal. Una construcción que cubre toda una cuadra de la calle 26 de junio y que destaca por la arquería de su fachada. Sobre sus doce grandes arcos se apoya el segundo piso que luce un largo balcón de madera. También observamos columnas de madera sobre los cuales reposa el techo de madera a dos aguas el segundo piso. Se accede a ella por una escalera de 10 peldaños. Se podría arreglarlo para convertirlo en un atractivo turístico o quizás acondicionarlo en un albergue comunal.
En el centro de la plaza se encuentra una pileta de estilo colonial enchapada con llamativos azulejos. La pileta esta cercada con una reja y no se puede llegar a ella, pero vi que en el interior de la pileta no había señales de humedad.
hay una ciudad a lo largo de todo el Perú donde no se rinda homenaje a Don Miguel Grau Seminario, “El caballero de los Mares”. Canta no podía ser la excepción, en la plaza encontramos un busto de nuestro máximo héroe.
En la fachada del segundo piso del local de la gobernación se distingue el siguiente mensaje: “Peruano nadie ama lo que no conoce ni defiende lo que no siente suyo. Ama a tu patria, defenderla engrandece”.
Después de pasear en la plaza principal ahora me toca recorrer algunas de las calles de la ciudad. A cada lugar que llego siempre me gusta caminar por sus calles pues me permite conocer un poco más de cada lugar.
La mayoría de las calles son angostas flanqueadas por casas de uno y dos pisos, muchas de las cuales tienen balcones largos y pequeños dependiendo del modelo.
Algunas viejas casonas se levantan imponentes para dar realce a esta ciudad. En alguna época atrás brillaron por su modernidad y hoy persisten de pie desafiando el paso del tiempo. Es importante cuidar y mantener estas casonas tradicionales, testigos mudos de momentos de esplendor de esta ciudad que lucha por mantenerse vigente ante el desarrollo de otros pueblos cercanos que van creciendo y ofreciendo al turista diferentes alternativas de placer y diversión.
Caminar por las calles de Canta es caminar en solitario. A mi paso me cruzo con pocas personas, la mayoría de las casas lucen puertas y ventanas bien cerradas según me cuentan porque muchos canteños, especialmente los jóvenes emigran a la ciudad de Lima en busca de mejores oportunidades.
Sobre el origen del nombre se consideran dos versiones, las dos derivan de un idioma muy antiguo llamado canqui que hablaban los pobladores de esta zona. La primera versión señala que Canta significa “lazo para atrapar vicuñas” y la segunda que significa “ladera, declive”.
Sus orígenes se remontan a la época de los Atavillos, cultura que se desarrolló entre los años 900 y 1400 en la zona de la sierra muy cerca de Lima, principalmente por la zona de Huaral. Luego como todo antiguo pueblo peruano fue conquistado por el Inca Pachacútec a inicios del sigo XVI. Durante la Colonia este lugar fue muy importante por los españoles por su clima y por sus recursos naturales, fue dada como encomienda a Nicolás de Rivera, el Mozo.
La encomienda consistía en la entrega por parte de la Corona Española de un grupo de gente nativa a un súbdito español por los servicios prestados durante la conquista, para que éste los protegiera, educara y evangelizara. A cambio de ello el español se quedaba con los beneficios del trabajo que la gente realizaba para él. Era una forma abusiva y explotadora de pagar tributo con trabajo forzados.
Durante la lucha por la independencia los canteños fueron una pieza importante de gran apoyo, por ello el 21 de noviembre de 1,839 el presidente Agustín Gamarra declara “Heroica Villa” al pueblo de Canta, por los esfuerzos, padecimientos y servicios prestados contra los enemigos de la independencia. Una prueba de ella es la Batalla de Quillapata.
Durante la Guerra del Pacífico también tuvieron
una participación decidida y heroica sobretodo en el Combate de la Hacienda Sangrar
llevado a cabo el 26 de junio de 1,881, en donde muchos hijos de Canta ofrendaron
sus vidas por la patria, luchando en desventaja contra una guarnición del ejército
chileno bien equipada apostada en este lugar.
Como hemos visto Canta es un lugar
tranquilo, ahora no acoge muchos turistas ante el desarrollo de otros pueblos
cercanos, pero eso no quita que sea el pueblo más importante de esta zona. Aquí
se encuentran todos los servicios y es el punto obligado de llegada desde Lima
y desde donde se ofrecen los servicios turísticos a otros lugares.
Un cartel colocado en una casona nos
ofrece y muestra algunos lugares para hacer turismo. Desde aquí podemos ir al
pueblo de Obrajillo, convertido hoy en el principal lugar de llegada de los
turistas a solo 10 minutos de Canta. Las ruinas de Cantamarca que se encuentran
en la cima de una montaña al cual se llega después de casi tres horas de
caminata. Santa Rosa de Quives, un
pueblo de tradición religiosa que se encuentra a mitad de camino a Lima. Pero
el tour más importante es el viaje que se hace por la ruta de la Cordillera La
Viuda hasta el bosque de piedras de Huayllay, durante el paseo se apreciaran
paisajes hermosos con montañas por encima de los 5,000 msnm, altas cascadas y
lagunas de colores.
Muchos de los limeños seguramente ya conocen
Canta y para los que no conocen la invitación esta hecha, para disfrutar de un
ambiente tranquilo, muy cerca de Lima, de fácil acceso, en donde se estará en
contacto con la naturaleza, respirando aire más puro, dejando atrás el bullicio
y la contaminación de la ciudad de Lima.
Este viaje se basa en un viaje realizado en noviembre del 2015. Cualquier dato puede haber cambiado a la fecha.
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