domingo, 6 de julio de 2014

RIO NANAY


Cuando estuve de visita por la ciudad de Iquitos en la selva peruana, uno de los atractivos naturales que más me sorprendió fue la inmensidad de sus ríos. Desde la época escolar siempre tenía conocimiento de los grandes y caudalosos ríos de la selva, pero al verlos me di cuenta que estaba totalmente fuera de la realidad, verlos desbordó la imaginación que tenía sobre ellos.

En esta oportunidad voy a contar sobre la experiencia que viví al navegar por el río Nanay,  uno de los tres grandes ríos que rodean la ciudad de Iquitos. Este importante río es de aguas azules oscuras y tranquilas, afluente del río Amazonas. Tiene una longitud de 315 km y muy cerca de sus riberas se ubican asentamientos humanos como los pueblos de Santo Tomás, Padre Cocha y Santa Clara.

Los grandes ríos de la selva peruana se van formando poco a poco mediante la unión de otros ríos que ensanchan el cauce y que por la gran cantidad de agua se convierten en caudalosos. El rio Nanay tiene como afluente el rio Pintoyacu que tiene como afluente al rio Chambira.

Con la finalidad de pasear por las aguas del rio Nanay me dirigí  al embarcadero de Bellavista-Nanay.  Se puede llegar hasta el embarcadero abordando un taxi, una mototaxi  o de lo contrario viajar en “Transportes El Rápido”.  En Lima existe una empresa de transportes “El rápido” cuyas unidades son también de color rojo, quien se habrá copiado de quien, o será pura coincidencia.



Las características de estos microbuses son que toda la carrocería es de madera y las ventanas no tienen vidrios protectores excepto el parabrisas de la parte delantera donde está el chofer.  La finalidad por el cual la carrocería de metal ha ido cambiada por madera  es para contrarrestar las altas temperaturas y el fuerte calor, lo mismo que no tener ventanas permite la circulación de aire fresco. Un dato curioso de todos los microbuses es que tienen indicado en su parte lateral la capacidad máxima de pasajeros que puede transportar. El guía que me acompañaba me dijo que en épocas de lluvia le ponen los vidrios o micas a las ventanas.



Un cartel nos da la bienvenida y muy cerca encontramos una balsa con dos personajes en su interior, que podrían representar a los misioneros que llegaron a evangelizar esta zona o a San Pedro y San Pablo patronos del pueblo de Bellavista Nanay. La segunda vez que viajé a Iquitos en mayo del 2,012 no pude llegar a esta plazuela porque se encontraba inundada debido a las fuertes lluvias que afectaron la zona.



Antes de llegar al embarcadero se encuentra la plaza de Bellavista Nanay, con unos arcos dentro de la pileta en donde se aprecian  manifestaciones propias de la región y estatuas de pobladores nativos con la vestimenta típica de la zona.



Llegar hasta el mismo embarcadero es un poco complicado para alguien que siempre transita por caminos amplios y estables. El camino comienza con tres tablones juntos,  conforme me acerco al embarcadero los tablones van disminuyendo a dos tablones y al final llego caminando sobre un solo tablón. Realmente hay que tener mucho cuidado para mantener el equilibrio y no caerse al agua. Las personas mayores caminan apurada y distraídamente por estos tablones cargando sus bultos y los niños corren, saltan y juguetean sobre los tablones como si todo fuera tierra firme.

Las viviendas cercanas son construidas precariamente sobre pilones de madera, parecidas a las que vi en el Barrio de Belén, de las cuales ya he escrito anteriormente.



En el embarcadero se aprecia gran cantidad de peque peques y pecamaris que desde aquí nos pueden pasear por el rio Nanay llevándonos a varios destinos como los poblados de Santo Tomás, Padre Cocha y Santa Clara o el mariposario de Pilpintuwasi.

 
Los peque peques son unas largas canoas a las que se les ha agregado un motor y es el medio de transporte más popular de la amazonia peruana. Muchos de ellos hacen servicio público con un trayecto o ruta definida dejando y recogiendo pasajeros en las diferentes localidades que cubre su ruta. El guía que me acompañaba me dijo que el nombre se debe al sonido continuo y monótono que emite el motor: peque peque peque peque.
 


Con la finalidad de brindar un mejor servicio y seguridad los dueños o transportistas de los peque peques están organizados en asociaciones de transporte pluvial.



Una vez hecho el contrato una foto antes de partir, mientras al lado izquierdo espera el pecamari en el cual hice este inolvidable paseo por uno de los ríos más cercanos a la ciudad de Iquitos. El pecamari es un bote de tamaño mediano y con techo que generalmente transporta hasta 4 personas.



Conforme nos vamos alejando del puerto el agua se ve más limpia aparentando tener  un color azulado. Leí que cuando existe una gran cantidad de agua, a la luz le cuesta más atravesarla y por ello refleja cierta tonalidad azul. En los mares y grandes ríos la cantidad de agua acumulada es mucho mayor por lo tanto, la cantidad de luz reflejada es mucho mayor y el color azul más intenso. Este efecto se produce solo en el agua limpia y pura, si el agua alberga algas, barro e impurezas, la luz esparcida por esas partículas enmascara el color habitual del agua y no se verá azul. No se debe a que refleja el color del cielo azul.



Conforme nos vamos alejando del puerto el agua se ve más limpia aparentando tener  un color azulado. Leí que cuando existe una gran cantidad de agua, a la luz le cuesta más atravesarla y por ello refleja cierta tonalidad azul. En los mares y grandes ríos la cantidad de agua acumulada es mucho mayor por lo tanto, la cantidad de luz reflejada es mucho mayor y el color azul más intenso. Este efecto se produce solo en el agua limpia y pura, si el agua alberga algas, barro e impurezas, la luz esparcida por esas partículas enmascara el color habitual del agua y no se verá azul. No se debe a que refleja el color del cielo azul.



A lo largo del paseo pude ver hidroaviones  despegando y amerizando en las aguas del rio. Es un medio de transporte mucho más costoso que generalmente es usado por las empresas para llevar a sus ejecutivos y profesionales a lugares distantes de la ciudad. La característica de los hidroaviones es que llevan unos flotadores en lugar del tren de aterrizaje y el fuselaje no llega a tocar el agua.



De lo cual no tenía ni la más remota idea era sobre las gasolineras flotantes, que sirven para abastecer de combustible a las embarcaciones que se desplazan sobre el rio. En caso que una embarcación quede varada por falta de combustible estas gasolineras se trasladan hasta el lugar llevando el combustible necesario para que la embarcación pueda seguir su marcha.



Al igual que en todos los ríos que navegue durante mis viajes a Iquitos, encontramos embarcaciones de todo tamaño a lo largo de todo el viaje.



Pasamos también por el SIMAI, Servicios Industriales de la Marina Iquitos. Es el astillero de mayor capacidad en la amazonia peruana, con grúas móviles y de torre, dos varaderos,  una grada y un dique flotante en  donde se construyen, modernizan y reparan embarcaciones fluviales de todo tipo. También cuenta con talleres para las actividades de metal mecánica y una capacidad para procesar 3,000 toneladas de acero al año. Aquí se construyen varios puentes metálicos que cruzan los ríos de la selva, como el Puente Itaya con sus 345.34 m. de longitud que lo encontramos camino a Nauta.



En el trayecto también vimos con mi familia una patrulla de la Marina de Guerra del Perú. De esta manera se patrulla los ríos de la selva para cuidar el medio ambiente y reprimir las actividades ilícitas en los ríos de selva peruana. Para cumplir su cometido ellos utilizan botes con potentes motores fuera de borda que les permiten alcanzar altas velocidades evitando la fuga de los perseguidos y llegando rápidamente al lugar requerido.



El paso de este tipo de embarcaciones genera gran movimiento de agua formándose olas alrededor, las cuales hacen que los peque peques y pecamaris cercanos se muevan de una forma brusca y temeraria. Lógicamente para las personas de Iquitos acostumbradas a viajar por los inmensos ríos esta situación es algo normal, pero para una persona como yo que no está acostumbrada a estos viajes, la situación me causaba cierta angustia y temor de que la embarcación en que viajaba se pudiera voltear, no me quedaba otra alternativa que aferrarme a algún punto de apoyo.



Al mismo tiempo que avanzábamos también  nos íbamos alejando de la ciudad y los centros poblados ribereños. El silencio del lugar era roto por el ruido monótono del motor del pecamari y el canto desconocido de las aves. El paisaje cada vez era más bonito.

 

La profundad del agua es tal que la copa de los árboles aparecen por encima del rio. 


Pasábamos por curvas y curvas donde solo veía las copas de los árboles que formaban el camino a seguir. Voltear cada curva era una incógnita y una sorpresa para mí,  no veía que había más allá, pero el maquinista si sabía qué camino tomar y seguíamos avanzando.



Después de navegar por espacio de 50 minutos aproximadamente veo que el camino se va achicando hasta permitir solo el paso del bote.



Era señal de que después de un placentero viaje ibamos llegando al mariposario de pilpintuwasi, del cual escribiré más adelante.

 
 
Es costumbre que todos los peque peques y pecamaris lleven una banderita peruana.


De regreso que mejor que almorzar en un restaurante rústico flotante, degustando la rica comida de Iquitos. Platos a la carta difíciles de encontrar en otras regiones, como chicharrones de paiche o lagarto, juanes de gallina, cebiche de dorado, doncella frita, tacacho con cecina,  patarashca con hojas de bijau,  inchicapi de gallina, picuro frito, ensalada de chonta o palmito. Y para tomar un jugo de camu camu, huasai, cocona, aguaje. De postre unas rosquitas de yuca o helados de frutas muy variadas, únicas de la región.


La información corresponde a mayo del 2010, a la fecha algunos datos pueden haber variado. En fotos algunas son de mayo del 2,010 y otras de mayo del 2,012, fueron del mismo mes pero las condiciones del clima eran totalmente diferentes.




 









 
 

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