Había leído que para ir la laguna
Parón debía alquilar un taxi y que normalmente los podía encontrar por el
mercado de Caraz. Es así como me dirigí al mercado y por las inmediaciones
encontré una casa sin construir que la habían convertido en una especie de
terminal informal de autos que hacían la
ruta a poblados cercanos a la ciudad. La gente que trabaja allí conoce con solo
mirar la apariencia de la gente, quien es turista y quien no lo es. Al verme
entrar mirando para diferentes lugares tratando de entender cómo era el
movimiento, se me acercaron llenadores de carros y choferes preguntándome a
donde quería ir.
Cuando suceden estas cosas en un
primer momento lo que hago es seguir caminando prestando atención a todo lo que
dicen y por lo general yo no les contesto nada. Sigo caminando tratando de ver
cada detalle, veo autos vacíos y a medio llenar y también algunas combis.
Finalmente me acerco a un chofer y le manifiesto que estoy buscando alguien que
me lleve a la Laguna Parón. Me dice el
precio y me parece excesivo, sigo preguntando y en la tercera pregunta un
chofer me dice S/. 120.00. El precio me parece razonable y acordamos el viaje.
Rápidamente nos alejamos del
centro de la ciudad, cruzamos el puente sobre el rio LLullán, dejando atrás las
últimas viviendas de los caracinos que viven por estos límites del distrito.
Una de las cosas que más que
agrada cuando viajo por los pueblos del Callejón de Huaylas, es que desde cada
uno ellos, desde cualquier lugar en que uno se ubique y levante la mirada a las
cumbres de la Cordillera Blanca, siempre se tiene la vista de los grandes picos
cubiertos de nieve. Si el cielo está despejado el paisaje es realmente asombroso.
El sendero es un camino afirmado
que cada vez que rueda el carro se aleja de la ciudad, ya no hay casitas ni
señales de pobladores. Paradójicamente al mismo tiempo que se aleja de la
ciudad también se va acercando a nuestro destino. Durante gran parte del viaje
nos acompaña la vista del imponente nevado Huandoy, guardián y protector de la
ciudad de Caraz.
Una aproximación con la cámara
permite ver la majestuosidad del Nevado Huandoy que con sus 6,395 msnm es
considerado el tercer nevado más alto del Perú. Tiene cuatro picos que parecen
las puntas de un fogón, motivo por el
cual los antiguos pobladores lo llamaban “Tullparaju”, nombre que proviene de
la unión de dos vocablos quechuas ancashinos.
Considero importante señalar que en Ancash practican un idioma quechua
particular muy diferente al quechua de otros lugares de la sierra del Perú. Uno
de los dos vocablos es “Tullpa” que significa “Fogón de piedra” y el otro es el
vocablo “Rahu” que significaría “hielo”.
Uniendo ambos vocablos podríamos decir “Fogón de piedra en el hielo”.
Sobre el nuevo nombre Huandoy leí
que deriva del vocablo quechua “wantuy” que significa llevar o trasladar una
carga pesada sobre los hombros de varias personas. Las cuatro puntas
representarían a cuadro cargadores que llevan sobre los hombros alguna carga
pesada.
Después de recorrer
aproximadamente 15 Km. llegamos al pueblo conocido con el nombre de Parón. Es
un conjunto de unas pocas casas que serán las últimas que veré hasta llegar a
la laguna.
Para llegar a la laguna falta todavía
recorrer unos 17 km más. Algunas partes del camino se encuentran en muy mal
estado. Las lluvias definitivamente hacen destrozos en los caminos de tierra,
pero las vistas de los paisajes hacen que valga la pena recorrerlos. No podía
faltar pasar entre bosques de queñuales, aquella planta típica de la sierra peruana de la cual
he comentado en reiteradas oportunidades en otros relatos.
Hacemos una primera parada en una
parte del camino para apreciar lo más cercano que se puede la silueta del
nevado Huandoy. El cielo luce despejado y permite apreciarlo admirablemente en
todo su esplendor.
Y una segunda parada más. Realmente los escenarios son tan bonitos y tan difíciles de ver así nomás que da ganas de detener el auto en cada sitio, pero cada parada significa retrasar la llegada al objetivo del día. Algunas nubes ya asomaban por los nevados y teníamos que apresurarnos para llegar a la laguna y de tener suerte poder ver desde allí también otros nevados.
Cada vez que nos vamos internando observo que las montañas se van
juntando formando pequeños cañones. Inmensas moles de piedra impiden el paso de
los rayos solares creando un ambiente de misterio y soledad, las paredes de
estas rocas debido a las lluvias están llenas de humedad lo cual permite la
formación de líquenes.
Aproximadamente en el kilómetro 17 se encuentra una precaria garita, una especie de control que permite seguir avanzando previo pago de S/. 5.00 por persona.
Seguimos avanzando rumbo a nuestro destino disfrutando del paisaje.
Las aguas cristalinas del
deshielo del nevado Artezonraju discurren por la pendiente de una gran roca. El
agua de los deshielos desciende de las alturas para formar en su camino lagunas
y ríos que finalmente terminarán en el océano. En este caso los deshielos
forman el rio Parón, que a su paso por la ciudad de Caraz se llama Llullán y
termina finalmente en el cauce del río Santa.
Seguimos ascendiendo y el paisaje se vuelve más árido, solo el ichu y algunos arbustos resistentes al frio crecen por aquí. Estaba emocionado porque era una señal de que seguíamos subiendo y nos acercábamos a nuestro objetivo.
Claramente veo partes rocosas de
los nevados, son las señales de que estos nevados van desapareciendo más cada
día que pasa. Me embarga una nostalgia
al pensar que algún día los nevados desaparecerán y que los pobladores y viajeros
de próximas generaciones no tengan la oportunidad de disfrutar de esta naturaleza.
A ellos solos les quedará el recuerdo de las narraciones y fotos para enterarse
de cómo era antes nuestro Callejón de Huaylas. Ya no podremos el vals peruano
“Mi Perú” cuya letra en una parte dice:
“Ricas montañas, hermosas tierras, cumbres nevadas, así es mi Perú.”
Todo esto que está pasando, no solo aquí sino en todo el mundo es consecuencia del mal uso que hacemos de los recursos de nuestro planeta. El llamado desarrollo mundial que buscan todos los países está basado en generar energía para el funcionamiento de fábricas contaminantes del medio ambiente, eliminando desechos y desperdicios en fuentes de vida como ríos y mares y un sinfín de cosas que estoy seguro todos lo sabemos y somos responsables. Este efecto climático es conocido como el calentamiento global, líderes y personajes del mundo envían mensajes sobre este peligro pero no hay medidas concretas. Desde el lugar en que nos encontremos no contribuyamos a que esta situación se acelere, por favor, cumplamos con las recomendaciones de cuidado del medio ambiente. El planeta no es solo nuestro, es también de aquellas generaciones que están por venir y es nuestro deber dejarlo tal o mejor que lo encontramos.
Después de recorrer 32 kilómetros
por espacio de aproximadamente 1.30
horas finalmente llegamos a la laguna de Parón. Un gran cartel en idiomas
español e inglés nos muestra un croquis del lugar y al mismo tiempo nos hace
algunas advertencias y recomendaciones que tenemos que cumplir.
Debemos caminar por un corto sendero para llegar hasta el lugar desde donde se aprecia la laguna y los nevados. Desde aquí por el lado izquierdo se inicia la caminata que permite bordear parte de la laguna.
Caminaba con dirección a la laguna, en cada paso que daba me
acercaba más a ella y conforme me acercaba quedaba más maravillado.
La laguna se encuentra sobre los
4,185 msnm y es considerada la laguna más grande de la Cordillera Blanca con
una profundidad de hasta 73 metros. Durante
muchos años el nivel del agua y la utilización de sus aguas han sido motivo de
constantes defensas de los pobladores frente a las grandes empresas privadas.
Hoy en día la capacidad de la laguna es
controlada, cuando llega a un nivel sus aguas son desaguadas. Una parte del
agua de la laguna también sirven para abastecer a la central hidroeléctrica del
Cañon del Pato.
Aquí los cerros de la cordillera se juntan unos a otros por eso la laguna tiene una forma alargada. Parece una larga e inmensa alfombra de color turqueza muy intenso. El color de la laguna, el azul del cielo, el blanco de los nevados y las nubes, el verde de las plantas, el negro de la rocas, los diversos colores de las piedras conforman el escenario que convierte a este lugar en realmente un paraíso, un lugar definitivamente espectacular.
El nevado más impresionante
es el “Pirámide Garcilaso” que se
encuentra justo en la parte central de la vista de la laguna. Se yergue
imponente con una altura de 5,885 msnm. Con un acercamiento de la cámara
fotográfica se puede apreciar su casi perfecta silueta piramidal.
Por la lejanía y lo inhóspito del
lugar no es un destino que brinden los operadores turísticos. Lo común es que
los naturales vengan con carro propio y los turistas alquilen un taxi. No vi
ningún guía pero si algunos pocos turistas extranjeros.
Tampoco observé algún bote anclado en alguna parte del borde la laguna, hecho que es costumbre en muchas lagunas del país y que permite al visitante hacer un paseíto sobre sus aguas.
Tampoco observé algún bote anclado en alguna parte del borde la laguna, hecho que es costumbre en muchas lagunas del país y que permite al visitante hacer un paseíto sobre sus aguas.
En la parte de los mismos nevados
rápidamente por el calor se condensa el frio formando nubes que impiden ver
nítidamente las cumbres nevadas, pero si prestamos atención en la foto algo se
logra ver. El Nevado del centro es llamado “Pirámide Gacilaso”, demás está
decir el origen del nombre, tiene una altura de 5,885 m. A la derecha se observa el pico de un nevado
mucho más alto conocido como “Chacraraju”, tiene una altura de 6,112 m.
Finalmente al lado izquierdo se encuentra el pico nevado “Artesonraju”,
tiene una altura de 6,025 m.
Me salí del camino y descendí lo más
que pude, llegando hasta donde las tranquilas aguas de la laguna acarician
suavemente la orilla formada por una rara especie de arenilla blanca. Sus frías
aguas refrescaron mi rostro y me quedé varios minutos contemplando aquel espejo
de agua y su entorno.
En este lugar agreste, de difícil acceso se siente una paz y un silencio único. Las aguas de la laguna están quietas, no existen olas que con su vaivén rompan el silencio, tampoco se escucha algún ruido de un ave o animal silvestre. Solo el sonido de los visitantes al conversar puede romper ese silencio. Cuando emites un grito de triunfo o cuando simplemente quieres gritar para liberar stress o porque te la gana y sabes que aquí nadie te mirará ni te dirá nada, este grito se pierde en el libre espacio, y nuestro grito solo parece un simple sonido.
La creencia religiosa está muy arraigada en el Perú y más aún en los pueblos de la sierra. No podía faltar una cruz a un costado del camino.
Iniciamos el viaje cerca de las 10.30 am y pasado el mediodía recién llegamos a la laguna. Lo recomendable para visitar esta laguna es hacerlo muy temprano para ver los nevados libres, porque conforme pasan las horas los rayos solares caen sobre el frio nevado y el ambiente alrededor de ellos se va condensando generándose una nubosidad que impide verlos totalmente libres.
Para terminar quiero compartir una leyenda sobre el origen del Huandoy, la cual encontré en internet y dice más o menos asi:
“En el callejón de Huaylas vivía
el dios sol que tenía una hermosa hija llamada Huandoy. Como todo padre quería
lo mejor para su hija, por eso pensaba casarla para toda la eternidad con un
dios de belleza similar, de iguales virtudes y tan poderoso como él. Pero a
veces las cosas no salen como se quiere y el destino guarda otras cosas para
las personas.
En la provincia de Yungay,
contigua a Caraz, vivía un joven valiente y de buen corazón llamado Huascarán.
Al ver a Huandoy se enamoró profundamente de ella y ella también se enamoró.
Cuando el dios supremo se enteró
de los amores entre su hija y el joven mortal, le suplicó y hasta le ordenó que
se alejara. Le dijo que no era digno de una diosa vivir con un mortal, pero la pasión y la
fuerza del amor de los jóvenes era superior a las súplicas del padre.
Tan grande fue la rabia que
sintió el dios sol al ver que su hija no le hacía caso que maldijo a la pareja
de amantes y los condenó a vivir separados para la eternidad. Los convirtió en
dos grandes montañas de granito y los cubrió de nieves perpetuas para calmar su
ardiente pasión. Entre las dos montañas situó un valle estrecho y profundo para
que estuvieran totalmente aislados. En su furia, el dios padre elevó las
montañas a una altura majestuosa, para que los jóvenes se pudieran ver, pero
que nunca más se pudieran llegar a tocar.
Los enamorados lloran por su
dolor, funden gota a gota la nieve que los cubre y sus llantos de amor se unen
en un lago de color azul turquesa para toda la eternidad. Este lago recibe el
nombre de Llanganuco.”
Recomiendo salir de Caraz de mañana muy temprano y dependiendo del tiempo que se espera quedar en la laguna llevar mucha agua y un pequeño refrigerio, pues a lo largo del camino y mucho menos en ella encontraremos una tienda donde comprar algo para calmar la sed y el hambre.
Este viaje lo realicé en diciembre del 2015 y cualquier dato puede haber cambiado a la fecha.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario