Trato que las narraciones de mis
viajes sean de lugares no muy conocidos,
de lugares donde la posibilidad de llegar se hace difícil y complicado si es
que no se cuenta con movilidad propia. Yo no uso movilidad propia en mis
viajes, siempre lo hago utilizando los medios de una empresa de transporte
interprovincial o de micros, custers, combis y autos colectivos que cubren
rutas urbanas y distritales. En algunos casos alquilo motocar o taxis porque no
hay otra forma de llegar y muchos tramos también los hago caminando porque los
carros no pueden llegar a todo lugar.
Antes de iniciar un viaje me
documento de información del lugar, su ubicación, la ruta de acceso, los atractivos turísticos, el
hospedaje, las comidas típicas y todo lo
necesario para aprovechar al máximo el viaje y no quedarme perdido.
Hay lugares de los cuales se
encuentra poca información en la red y no es porque la gente no vaya, sino generalmente
es porque las personas que visitan estos lugares no hacen uso de la tecnología para
compartir sus experiencias con otros viajeros, ávidos tal vez de conocer nuevos
lugares. Sus recuerdos, fotos y relatos
quedan en pequeños grupos de familiares y amistades. No a todos les gusta
escribir, tampoco es fácil hacerlo, requiere de tiempo y dedicación, es mucho más
fácil narrar un viaje de forma oral.
En mi búsqueda por la red había
leído alguna información sobre las siete lagunas de Ricrán. También había visto algunas fotos y me propuse
visitarlo, lo cual me llevó varios meses haciéndole seguimiento. Encontré poca
información en la red y la que había no lo estaba del todo clara.
Se decía que las lagunas estaban
en Ricrán, un lugar del cual recién leía. Buscando información comencé a
conocer un poco más de este lugar, fue así como me entero que es uno de los
treinta y cuatro distritos de la provincia de Jauja en el departamento de Junín.
Leyendo un poco más encontré una
información que decía que las lagunas se encontraban en Chulec. Busqué mapas
del lugar y en efecto pude ver que las lagunas se encontraban más cerca de
Chulec que de Ricrán. Ahora la pregunta que me hacía era: como se llega a
Chulec?
Sabiendo que si quería conocer
estas lagunas lo primero era llegar a Jauja, me embarque junto a mi hermano y
primo con destino a Jauja, un lugar al cual he llegado muchas veces y que
también ha sido punto de referencia y partida de muchos de mis viajes.
De acuerdo a lo leído había dos
alternativas para llegar hasta las lagunas: Una era ir hasta Ricrán en
transporte público con un trayecto de 36 kilómetros que aproximadamente se
cubre en 2 horas con un costo del pasaje de S/. 20.00 por persona. Una vez en
Ricrán se tenía que alquilar alguna movilidad que baje hasta el anexo de Chulec
y de allí a las lagunas.
La segunda alternativa era
contratar un taxi que nos lleve directamente a Chulec y de allí hasta las
lagunas. Ida y vuelta tenía un costo de S/. 150.00.
Sacando números, teniendo
asegurado la llegada desde Jauja mismo a las lagunas y el regreso, decidimos
alquilar el taxi. Para suerte de nosotros el taxista era un chulecino que
conocía muy bien la ruta y la ubicación de las lagunas que en realidad son más
de siete.
Las movilidades que salen a Ricrán se encuentran en la plaza de la Libertad, muy cerca de la entrada a la alameda Franklin Roosevelt que conduce al cementerio de Jauja.
Corría el mes de mayo y en la
sierra de Junín todavía era temporada de lluvias. Había llovido durante la
noche y el cielo estaba nublado. Iniciamos el viaje saliendo por un camino
afirmado, y en el trayecto pasamos por parte de los distritos de Pancán y Yauli.
Salimos de los últimos lugares
con población para internarnos por un camino solitario lleno de curvas. El
entorno eran cerros casi desiertos con pequeñas muestras de arbustos, entre
curva y curva llegábamos a las cumbres de los cerros para nuevamente llegar
hasta otro y otro. Cuando hago estos viajes de subida siempre me gusta mirar
atrás para ver los tramos recorridos y las siluetas serpenteantes de los
caminos del Perú que llegan hasta los lugares más alejados de los centros
urbanos.
Seguíamos subiendo por el camino
lleno de curvas y llegamos a un gran panel de
bienvenida en donde se detallan los principales atractivos turísticos de
Ricrán y cuyas letras grandes dice: Bienvenidos al distrito de Ricrán, distrito
ecológico, saludable y turístico: “La joya escondida”
Un poco más allá el camino se divide en dos partes y muy
cerca a la bifurcación un panel nos indica que si seguimos de frente llegaremos
a Ricrán y si giramos a la derecha llegaremos a Chulec. Como nuestro destino
era este último lugar giramos a la derecha.
Hasta este momento de alguna
manera se podría decir que es un camino de intersección como muchos otros de los
pueblos de la sierra del Perú, sigue siendo un camino afirmado que se abre paso
entre las montañas por encima de los 3,500 m.s.n.m.
Luego de una hora de recorrido
llegamos a la parte central del poblado de Chulec, uno de los cuatro anexos del
distrito de Ricrán. Los otros tres anexos son: Apaycancha, Jajachaca y
Tambillo.
Destacan en ella la pequeña
iglesia y el local comunal. A pesar de encontrase muy distante del centro
urbano y siendo un lugar pequeño todo se ve muy atractivo, todo bien pintado y
muy limpio.
Unos metros más allá se ubica la
moderna y bien cuidada infraestructura del local del colegio I.E.N. 30471. Era
un día domingo por la mañana, solo nosotros estábamos en este lugar, no había
nadie más. Todos los habitantes de Chulec se dedican a la agricultura y
ganadería básicamente de ovejas y camélidos como llamas y alpacas, lo cual sustenta su ausencia en este lugar.
Posiblemente ellos se encontraban en sus chacras de cultivo o mucho más arriba
pastando el ganado.
Siguiendo el camino encontramos
otro aviso que nos señala otra bifurcación de la carretera, por un lado nos
conducirá a Chulec y por el otro a Jajachaca, que como dije en párrafos
anteriores es otro de los anexos del distrito de Ricrán.
Seguimos subiendo y desde la
parte alta de la carretera vemos las viviendas de algunos chulecinos. A la
distancia se observa las pequeñas casitas de adobes con techos de calaminas y
los cercos de piedras que delimitan los corrales que sirven para guardar las
ovejas que pastan muy cerca.
Mientras seguimos avanzando el camino se hace más difícil, gran parte de
los cerros están conformados por grandes piedras y rocas lo cual hace presagiar
que por estos lugares no vive nadie, la presencia del ichu nos confirma
que estamos por encima de los 4,000
m.s.n.m.
En ciertos tramos de la ruta se
puede ver que se ha tenido que cortar parte de las montañas para que por ellas
pase el angosto camino que solo permite el paso de un solo vehículo. Estos
detalles me llenan de expectativa y alegría porque es una señal que estamos llegando a las partes
más altas y que nos vamos acercando a nuestro destino final.
La primera laguna que aparece a
nuestra vista es conocida con el nombre de Islacocha.
En una laguna a la cual se le puede ver desde la parte alta por donde pasa la carretera. Desde este lugar se le observa de un color verde oscuro muy diferente al color turqueza de las lagunas del Callejón de Huaylas.
En una laguna a la cual se le puede ver desde la parte alta por donde pasa la carretera. Desde este lugar se le observa de un color verde oscuro muy diferente al color turqueza de las lagunas del Callejón de Huaylas.
Recibe este nombre porque es la
laguna más grande y se encuentra de alguna manera aislada de las otras lagunas.
Es realmente impresionante verla en toda su dimensión desde la parte alta,
enclaustrada en un lugar bien cerrado, flanqueados por las altas montañas. Si
hay buen estado físico se puede descender y caminar por todo el borde de la
laguna y darle la vuelta entera.
Después de disfrutar del bello paisaje
subimos nuevamente al auto y nos dirigimos a la segunda laguna del camino
llamada Tauricocha.
Esta laguna no se encuentra tan profunda como la anterior pero no por ella deja de ser hermosa. Se observa en la parte del frente las caídas de agua que abastecen del líquido elemento a la laguna.
Esta laguna no se encuentra tan profunda como la anterior pero no por ella deja de ser hermosa. Se observa en la parte del frente las caídas de agua que abastecen del líquido elemento a la laguna.
Todavía era temporada de invierno
en la sierra peruana por eso el cielo estaba casi nublado y había una fuerte
sensación de frio. En época de verano el
paisaje debe ser espectacular con el cielo despejado de nubes reflejando su
color azul en las transparentes aguas de las lagunas.
La siguiente laguna que aparece
ante nuestros ojos es llamada torohuajana.
Palabra compuesta por dos vocablos uno español y otro quechua que unidas significa “toro que llora” o “toro que brama”.
Palabra compuesta por dos vocablos uno español y otro quechua que unidas significa “toro que llora” o “toro que brama”.
Cuenta una historia que de las
alturas llegó un toro bramando fuerte, descendió por una pendiente, corrió por
el borde de la laguna y se perdió nuevamente entre la rocas, no volviendo a
aparecer nunca más.
Lo interesante de recorrer los
pueblos es que cada uno guarda cuentos, mitos y leyendas que forman parte de su
historia. Algunos de ellos son mágicos y otros inverosímiles, pero los hay
también aquellos cuyos relatos pueden ser verdaderos. Debemos tener la mente
abierta para entender y aceptar los relatos que nos cuentan las personas con
quienes dialogamos en estos viajes, conversando y escuchando se aprende. También
es parte de la aventura aprender cada día algo nuevo, algo interesante y
diferente.
Más allá se localiza la laguna más
pequeña de todas las que vi en este circuito.
Es conocida como el chiquito torohuajana, aunque el chofer que nos llevó me comentó que los chulecinos la conocen como la potrera.
Es conocida como el chiquito torohuajana, aunque el chofer que nos llevó me comentó que los chulecinos la conocen como la potrera.
El cielo serrano es muchas veces
impredecible, por algunos instantes las densas nubes que cubrían los cielos se
abrieron para dejarme ver el clásico color azul del cielo serrano.
Mientras el cielo se cubría
nuevamente de nubes seguimos avanzando y llegamos a la laguna llamada Tipicocha,
una laguna grande y que fácilmente uno llega al borde de la misma.
Cuando se toca el agua con las manos se siente su frialdad, difícilmente un mortal se daría un chapuzón dentro de ella.
Cuando se toca el agua con las manos se siente su frialdad, difícilmente un mortal se daría un chapuzón dentro de ella.
Me contaba el chofer que nos
llevó hasta estos bellos lugares que en algunas lagunas se crían truchas con la
finalidad de tener el abastecimiento local y en un futuro no muy lejano, cuando
este lugar se convierta en un circuito turístico, poder ofrecer a los
visitantes platos a base de truchas, el pez más conocido y consumido en toda la
sierra peruana.
En los viajes hay que darse un
tiempo para disfrutar del lugar, mirar todo el entorno que nos rodea tratando
de grabar en nuestra mente todos los detalles posibles, que más tarde serán
recuerdos que podremos compartir a otras personas.
Las siguientes son dos lagunas que están relativamente
cerca, la primera y la más grande se
llama Pablococha y la del fondo, la más
pequeña se llama Cuchimachay.
El nombre de la laguna Pablococha
es por la presencia de un poblador llamado Pablo que vivía en este lugar. Algo
así como la laguna de Pablo.
Algunas de las lagunas han sido represadas mediante la
construcción de barreras que impiden que el agua se desborde. Con ello se trata
de controlar el nivel del agua de las lagunas para cubrir las necesidades de
riego para los cultivos en épocas de poca lluvia.
Si se sigue avanzando se encontraran más lagunas, pero es
difícil seguir avanzando con el carro. Solo nos quedó mirar una más de ellas.
Por estas zonas altas solo crece
el ichu, aquella planta que parece como una paja seca muy característica de las
alturas del Perú junto a algunas otras
especies de cactus andinos que parecen pedazos de algodones y que florecen con
una flor amarilla.
Todas estas lagunas son conocidas
como las lagunas de Janchiscocha, debido al nombre de la quebrada.
Si es que la persona está en
regular forma y no le afecta mucho la altura, una buena propuesta es hacer este
recorrido caminando desde que se llega a la primera laguna. Las lagunas se
encuentran relativamente cerca, de haberlo sabido antes yo hubiese preferido
haberlas conocido a cada una de ellas caminando, descubriendo en cada paso sus
encantos.
Posiblemente muy cerca de aquí se
encuentran algunos nevados porque se aprecia como el agua limpia y cristalina se
abre paso entre las piedras desde las alturas para formar las lagunas de Janchiscocha.
El lugar es muy bonito y se
podría convertir en un nuevo destino turístico de la provincia de Jauja, pero
se necesita invertir en mejorar el camino de acceso hasta estos lugares.
Algunos tramos están en regular estado pero otros realmente están muy mal, lo
que genera que los transportistas no quieran trasladar a los turistas hasta
aquí.
El costo de todo el paseo, ida y
vuelta fue S/. 150.00. El precio me
pareció justo teniendo en cuenta la distancia y el camino.
Cuando regresábamos después de haber disfrutado del paisaje
de las lagunas de Chulec en una parte del camino divisamos gran cantidad de
pobladores reunidos y haciendo bulla.
Al acercarnos a ellos y después
de saludar preguntamos sobre el motivo de esta reunión. La respuesta fue que
estaban reunidos para bañar a las ovejas. Nunca antes había oído que a las
ovejas las bañaban y menos aún había visto esta actividad, de tal manera que no
dejé pasar la oportunidad y me quedé un rato a ver cómo bañaban las ovejas.
El ganado es arreado por las
mujeres y los jóvenes hasta la parte de la entrada a un canal de
aproximadamente 10 metros de largo y 80 centímetros de ancho, espacio más que
suficiente para el paso de las ovejas.
El
canal se encuentra lleno de agua con un olor fuerte a desinfectante. En uno de
los extremos el canal tiene una parte de entrada en forma de resbaladero por
donde las ovejas son colocadas para que al avanzar se introduzcan dentro del
canal.
El otro extremo del canal tiene
una parte de salida con unas pequeñas gradas
por donde las ovejas salen después de haber sido bañadas. Los niños
observan el trabajo de los grandes para aprender las técnicas ancestrales que
ejecutarán cuando en los próximos años ocupen el lugar de las personas adultas
de hoy. Es así, mirando, observando y escuchando cómo los niños aprenden las
costumbres de sus pueblos y se trasmiten de generación en generación las tradiciones
de sus antepasados.
Otros comuneros apoyan sobre el cuello del animal unos pedazos
de troncos que terminan en “V” y con una ligera presión introducen la cabeza
del animal dentro del agua. De esta manera se aseguran que todo el pelaje del
animal se remojó en el agua.
Todos los animales terminan con
el pelaje lanudo remojado, pero les aliviará las comezones que puedan sentir por
la presencia de algunos parásitos o insectos que albergan sus lanas que cubren
sus cuerpos.
Una fotito para el recuerdo con
una linda niña que desde pequeña y muy
alegremente ya participaba de esta costumbre.
Y otra foto para el recuerdo con mi hermano Carlos y mi
primo Leo, compañeros de muchos viajes.
Las visitas a estas lagunas es de
un solo día, lo recomendable es ir con alguna persona que conoce la ruta. Si se
va con movilidad propia será difícil llegar, en el camino no hay gente para
hacer preguntas sobre el camino a seguir, tampoco hay lugares donde abastecerse
de provisiones, todo hay que comprar antes de iniciar el viaje. Parte del
camino está en mal estado, pero todo esto es parte de la aventura.
Este viaje fue realizado en mayo
del 2016 cualquier dato podría haber cambiado a la fecha.
Muy bonito, muchas gracias por enseñarnos los bonitos lugares de nuestra hermosa sierra peruana.
ResponderBorrarMuy hermoso, gracias por visitar Ricran.
ResponderBorrarhermoso,pronto lo visitare
ResponderBorrarque bello es nuestro PERU PRONTO IRE POR ALLI
ResponderBorrarES HERMOSO,SABER LAS AVENTURAS DE NUESTRO PERÚ.MÁS AÚN DE JUNÍN.
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