Cuando por primera vez vi la
plaza principal de Abancay me pareció pequeña para ser la plaza principal de la
capital de un departamento peruano. Pero la belleza, la armonía no se mide por
su tamaño sino por otros detalles que hacen que al ver algo nos guste.
La plaza principal es muy bonita,
con un buen ornato, todo el piso esta enlosetado. Grandes palmeras se
encuentran en los jardines interiores compartiendo el espacio con otras plantas
menores y flores de lindos colores. En el centro han construido una glorieta y
en una de sus calles se ubica la catedral de Abancay.
El guardián protector de Abancay
es el Nevado Ampay considerado por todos los abanquinos como el Apu centinela
de la ciudad. Un lugar considerado como sagrado por los antiguos peruanos,
teniendo en cuenta que en la antigüedad las altas cumbres eran consideradas
como dioses importantes ante quienes se hacían ofrendas. Hoy en día en algunos
lugares todavía se mantiene estas creencias, muchas veces he sido testigo de
ceremonias de pedidos de permiso y entrega de ofrendas para ir o entrar a
determinados lugares.
El 23 de julio de 1,987 mediante
un decreto supremo el gobierno peruano crea el Santuario Nacional de Ampay. Hasta
la fecha el Perú ha declarado 9 santuarios nacionales, que son: las Lagunas de
Mejía en Arequipa, el Bosque de piedras de Huayllay en Pasco, Calipuy en La
Libertad, el páramo Tabaconas Nambelle
en Cajamarca, las montañas de Megantoni en Cusco, la Cordillera Colán en
Amazonas, los manglares de Tumbes, los bosques montanos tropicales de Pampa
Hermosa en Junín y el Ampay en Apurímac.
Recordar que existen Parques Nacionales,
Reservas Nacionales y Santuarios Nacionales, todo ellos destinados a proteger
la diversidad natural de paisajes, pisos ecológicos, flora y fauna existente en determinados
lugares del país.
Estaba con mi hermano Carlos en
Abancay y decidimos darle un vistazo a este lugar. Para ello abordamos un taxi
con destino al distrito de Tamburco y de allí hasta la entrada al Santuario. La
distancia desde el centro de Abancay hasta la misma entrada es de solo 5 km, la
misma se cubre en unos quince minutos de viaje por un camino que en su mayor
parte es solo afirmado.
El santuario cubre altitudes que
van desde los 2,300 hasta los 5,100 msnm. Ello conlleva que se encuentren
diversos pisos ecológicos. Cada uno de
ellos con sus climas propios y por ende con fauna y flora propias. También
dentro de ella se encuentran bosques, nevados, lagunas y pinturas rupestres.
La subida no es un largo camino
en donde poco a poco se va subiendo, se trata de subir el cerro en un zigzag de
curvas cercanas, a cada paso se siente los efectos de la altura. Una sensación
de falta de aire nos obliga a aspirar con más fuerza para llenar los pulmones
de oxígeno, siento que los latidos del corazón se aceleran bombeando con más
fuerza la sangre al cuerpo, se me seca la boca y los deseos de dar bocanadas de
agua se incrementan. Seguimos subiendo y llegamos a un panel en donde se lee que estamos a 2 km
del Santuario Nacional de Ampay.
Nos dimos cuenta que hay mucho
que caminar todavía pero no nos
amilanamos y junto con mi hermano Carlos seguimos subiendo por un camino que se abre paso entre los
arbustos que cubren todo el escenario, unas con otras las plantas luchan por
tomar posesión de cada espacio de tierra disponible cual lucha titánica por la
supervivencia.
Toda la zona está llena de verdor por todos lados, el clima esta
nublado lo cual no permite ver las cumbres de los cerros en donde seguramente
en uno de ellos se encuentra el nevado Ampay.
El nevado Ampay se encuentra en
la Cordillera Vilcabamba. Se extiende imponente desde los 4,600 hasta la cumbre
a 5,252 msnm.
Una historia cuenta que por aquí vivía un guerrero aimara que cuidaba
a una nieta muy hermosa y antes que el ejército Chanka llegara a este lugar
imploró a los dioses salvar a su nieta de la mano opresora, pero que no se
vaya, que siempre estuviera presente, que la pudiera ver. Los dioses escucharon
las súplicas de este valioso guerrero y salvaron a su nieta convirtiéndola en
un hermoso nevado el cual hasta ahora podemos ver.
Otra historia cuenta que hace
muchos años un joven guerrero tenía entre sus hijos a una niña que era muy
inquieta y salía de la casa para jugar y se perdía por las cumbres. Sus padres
y hermanos iban a buscarla por diferentes lugares y cuando alguno de ellos la
encontraba gritaban ampay!, ampay!, que significa aquí esta!, aquí esta!.
Llegamos a un punto del camino desde
donde se aprecia gran parte de la ciudad de Abancay. Es una especie de mirador
natural que aprovechamos para hacer un descanso contemplando todo el valle con
el rio Pachacaca, las calles con árboles y los típicos techos a dos aguas con
sus tejas rojas de las casitas serranas, todo ello flanqueado por las altas
cumbres de las Cordilleras Oriental y Occidental de los Andes Peruanos.
Llegamos a otro letrero que nos
indica que estamos a 10 metros del bosque de intimpas. Este bosque es
considerado la parte más importante del
santuario y comprende una extensión de casi 600 hectáreas.
La intimpa es un árbol dioico, es
decir que hay plantas machos y hembras. Para saber si un árbol es macho o
hembra debemos observar varios árboles del mismo tipo. En cada caso las flores son
diferentes, en los árboles machos las flores tienen estambres que es donde se
produce el polen y en los ejemplares hembras las flores tienen pistilo que
produce el fruto. Otra característica es el tamaño de la planta, por ejemplo en
el caso de las intimpas, el tronco de los árboles hembras es más grueso que el
de los árboles machos y las flores también son diferentes.
Por muchos años la intimpa fue
talada para usar su madera de muchas maneras, situación que obligó a declararla
una planta endémica cuya tala está
prohibida. Proteger esta planta y en particular el bosque de intimpas, único en su género en el Perú fueron los
principales motivos para crear el santuario de Ampay.
El nombre intimpa significa “árbol
del sol” y es la unión del vocablo
quechua “Inti” que significa “Sol” y el sufijo “pa” que indica “pertenencia”.
Buscando en internet datos sobre
la Intimpa encontré la transcripción del cuento N° 8 de la Dirección General de
Educación Básica Regular del Ministerio de Educación del Perú, que dice asi:
El bosque de Intimpa lloraba y
lloraba. Un colibrí que por ahí pasaba escuchó su llanto. Se posó en la rama de
uno de sus árboles y le preguntó: Intimpa ¿por qué lloras? El árbol de Intimpa
respondió: Lloro porque cortan mis ramas, queman mis troncos. Lloro porque
pronto desapareceré y a los nevados ya no veré. Lloro porque cuando caiga la
lluvia el pueblo del niño ya no protegeré.
El colibrí entristeció y comenzó
a llorar. Pasaba por ahí una wallata y escuchó al colibrí llorar. Se acercó
volando a la rama y le preguntó: Colibrí ¿por qué lloras? El colibrí respondió:
Lloro porque el árbol de Intimpa llora porque cortan sus ramas, queman sus
troncos, porque pronto desaparecerá, a los nevados ya no verá y cuando caigan
las lluvias el pueblo del niño ya no protegerá.
Entonces la wallata entristeció y
comenzó a llorar. Pasó por ahí un zorrillo y escuchó a la wallata llorar.
Entonces le preguntó: Wallata ¿por qué lloras? La wallata respondió: Lloro
porque el colibrí llora, porque la Intimpa llora porque cortan sus ramas,
queman sus troncos, porque pronto desaparecerá, a los nevados ya no verá y
cuando caigan las lluvias el pueblo del niño ya no protegerá.
El zorrillo se puso triste y
comenzó a llorar. Pasó por ahí la taruca esquiva, viendo al zorrillo llorar le
preguntó: Zorrillo ¿por qué lloras? Lloro porque la wallata llora, porque el
colibrí llora, porque la Intimpa llora porque cortan sus ramas, queman sus troncos,
porque pronto desaparecerá, a los nevados ya no verá y cuando caigan las
lluvias el pueblo del niño ya no protegerá.
La taruca se entristeció y se
puso a llorar. Corriendo lloraba cuando un niño que entendía el lenguaje de las
plantas y los animales escuchó el llanto de la taruca. Se acercó a la taruca
despacito y le preguntó. Taruca ¿por qué lloras? Lloro porque llora el
zorrillo, porque la wallata llora, porque el colibrí llora, porque la Intimpa
llora porque cortan sus ramas, queman sus troncos, porque pronto desaparecerá,
a los nevados ya no verá y cuando caigan las lluvias el pueblo del niño ya no
protegerá.
El niño entonces entristeció y se
puso a llorar. Lloraba tan fuerte que vino corriendo el hombre. El hombre que
entiende y habla el lenguaje de los niños le preguntó: Hijo ¿por qué lloras?
¿Lloras de hambre? ¿Lloras de frío? Lloro de pena, dijo el niño, porque llora
la taruca, porque llora el zorrillo, porque llora la wallata, porque llora el
colibrí, porque la Intimpa llora porque cortan sus ramas, queman sus troncos,
porque pronto desaparecerá, a los nevados ya no verá y cuando caigan las
lluvias al pueblo a mí ya no protegerá.
El hombre que amaba al niño se
preocupó. Entonces reunió a la gente del pueblo, conversaron. Todos juntos
prometieron ya no cortar más árboles de Intimpa y cuidar el bosque. Y así lo
hicieron.
Entonces el niño dejó de llorar.
Y la taruca, el zorrillo, la wallata y el colibrí. El árbol de Intimpa también.
Ahora el bosque de Intimpa da
refugio a los animales, protege y da alegría al pueblo. El árbol de Intimpa ya
no llora, ahora se viste de fiesta, adorna las faldas de los nevados, ahora juega
y ríe con el viento.
Después de caminar en subida por
cerca de 1.5 kilómetros tenemos la vista
de la Laguna de Angascocha o laguna chica. La pequeña laguna se encuentra en
medio del bosque de intimpas, casi todas las plantas que se ven son intimpas de
diferentes tamaños, con un máximo de 3 metros aproximadamente, es un árbol
´pequeño.
Esta laguna tiene un color
verdoso por las plantas que se encuentran dentro de ella. Se encuentra sobre
los 3,250 m.s.n.m. Es el punto medio del
santuario con zonas planas alrededor de la laguna que muchos visitantes lo usan para armar las carpas y
pernoctar, para al día siguiente muy temprano seguir con el ascenso a la laguna
grande.
Tomé unas piedras esparcidas
sobre el suelo y construí mi apacheta. Un montículo de piedras colocadas una
sobre otra como un recuerdo de mi visita a este lugar. Antiguamente tenían un
valor sagrado, era una ofrenda que se hacía a la tierra o pachamama y a las
montañas o apus. Hoy en día hacerlas es una
costumbre de los viajeros y caminantes que llegan a una meta o a lo que
consideran un lugar de difícil acceso.
Es una forma de decir aquí llegue, aquí estuve. Los que hacemos viajes no
acostumbramos destruir las apachetas construidas por otros viajeros, sino
buscar nuestras propias piedras.
Más allá un aviso nos dice que si
seguimos subiendo hasta los 3,750 msnm llegaremos a la Laguna Uspacocha o
laguna grande. Estábamos cansados porque los días anteriores habíamos hecho
otras caminatas, la subida había sido un poco exigente y no habíamos llevado
carpas, entonces decidimos regresar con la esperanza de algún día volver y
seguir subiendo.
De regreso por el mismo lugar
donde comencé la subida. Al comienzo todo esta bonito con pedazos de piedras
que permiten avanzar fácilmente, pero unos metros más allá se acaba y comienza
la verdadera travesía por un camino de misterio que se abre paso entre el
follaje y nos conduce a un lugar mágico lleno de belleza y ensueño.
En Abancay nació la heroína de la
independencia Micaela Bastidas esposa de Tupac Amaru y muchos otros personajes ilustres que dieron
realce a esta tierra. Ultimamente leí un
poemario de Lucy Martinez Zuzunaga, poeta abanquina, algunas estrofas de su
poema “Si preguntan por mí” dice asi:
Si alguna vez preguntan por mí,
contéstales que ya no existo,
que me perdí en el silencio
de todos mis desaciertos.
Si quieren saber donde fui
respóndeles sin temores
dí que entre las sombras me perdí
y cual fantasma vago incierto.
Que una mueca fría reemplazó
la sonrisa que antaño fue
y en los ojos solo brillan
tristezas de un amor lejano.
Si preguntan
alguna vez,
diles que
estoy en lo profundo
de mis
inventados infiernos,
quemando
sueños inconclusos.
Que no
intenten encontrarme
dí que ya no
vivo consciente
que mi
olvido ya tiene tumba
y que mi
cruz lleva tu nombre.
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