BOSQUE SECO EL CAÑONCILLO

 

Llegamos con mi hermano Carlos y mi primo Leo al terminal terrestre de Trujillo y de allí nos dirigimos al terminal donde salen las camionetas minivan con destino a la provincia de Pacasmayo. Nuestro objetivo en esta oportunidad era conocer el bosque El Cañoncillo, una reserva natural y ecológica que comprende una extensión de 1,390.10 hectáreas  , en cuyo  territorio se encuentran  restos arqueológicos, bosques naturales, lagunas, dunas y cerros.

Pacasmayo es una de las 12 provincias del departamento de La Libertad y se encuentra a 82 km de Trujillo. El tiempo de duración del viaje del centro de Trujillo a Pacasmayo  es aproximadamente 1.30 horas y el costo del pasaje es S/ 8.00. En la plaza de Pacasmayo destacan  unos caballitos de mar.

 

Durante el viaje se pasa  por Chicama, Chocope, Paijan y San Pedro de LLoc. A lo largo del camino observamos los clásicos desiertos costeños llenos de arena y tierras eriazas donde no crece nada. Conforme nos vamos acercando a Pacasmayo el paisaje va cambiando y comenzamos a observar grandes sembríos de arroz.

A un lado de la carretera se muestra imponente las instalaciones de la Empresa Cementos Pacasmayo,  cementera que da trabajo y movimiento a esta provincia.

 

Luego de 1.30 horas de viaje llegamos al terminal terrestre de Pacasmayo y allí mismo abordamos los autos que van hasta Chepén,  última provincia del departamento de La Libertad en los límites con el departamento con Lambayeque.

Después de 20 minutos de haber partido del terminal de Pacasmayo, bajamos en un cruce de la carretera panamericana conocido como cruce San Martín de Porres. Es importante comunicar al chofer para que nos avise al llegar a dicho cruce y estar atentos, de lo contrario sigue de largo hasta Chepén.

En dicho cruce se puede contratar un carro que nos lleve hasta la entrada del Bosque El Cañoncillo o de lo contrario contratar una mototaxi que es mucho más económica. En nuestro caso tomamos una mototaxi , pagamos S/.3.00 cada uno y nos condujo hasta la misma entrada.

El camino desde el  cruce hasta la entrada  no es muy bueno. Una parte de camino es asfaltado pero en muchas partes le falta mantenimiento y otros tramos del camino solo es de tierra afirmada. Vamos saliendo de la ciudad y al adentrarnos encontramos algunos centros poblados del distrito de San José,  como Verdún, San José, Campanita, Tecapa. 

Una característica del paisaje de este tramo son las grandes extensiones de sembríos de arroz, con sus clásicas tierras inundadas.

 

El distrito de San José es uno de los 5 distritos que conforman la provincia de Pacasmayo, en su plaza principal destaca la Parroquia San José. El distrito y particularmente el pueblo de San José fue partícipe de hechos históricos en la Guerra del Pacífico.

Encontré en la plaza un pequeño monumento en memoria de un sanjosefano llamado Manuel Fernando Terrones Ascensio. Dicho nombre no me era conocido, así que decidí comenzar a investigar quien era este personaje. La historia dice que durante la ocupación chilena cuatro  soldados chilenos entraron a una casa en San José y quisieron mancillar el honor de dos mujeres, quienes lanzaron gritos que fueron escuchados por el campesino Terrones quien se encontraba haciendo sus labores agrícolas. Fue corriendo en auxilio de estas mujeres y grande fue su indignación cuando vio que aquellas dos mujeres eran su madre y su hermana. Tenía 27 años y con su poncho envuelto en su brazo izquierdo y un puñal en la mano derecha se enfrentó en desventaja a los chilenos, sin embargo su valentía y vigor permitió que diera muerte a 3 chilenos. El cuarto chileno herido escapó y antes de morir logro comunicar a sus superiores lo sucedido.  Capturaron a varias personas acusándoles del delito,  sin embargo Terrones se presentó en San José ante los chilenos declarando que era él quien había dado muerte a los cuatro soldados chilenos y que todos los detenidos eran inocentes. El alto mando enemigo, sorprendido por su valentía inmediatamente  ordenó su fusilamiento en San Pedro de Lloc. La sentencia se cumplió el 25 de junio de 1882. Al cumplirse 100 años de su muerte, en 1982 en presidente Fernando Belaúnde mediante Ley 23457 lo reconoce y declara como Héroe Nacional Civil.

El nombre de este hermoso lugar posiblemente se debe a que parece un pequeño desfiladero o cañón entre los cerros Cañoncillo, Santonte y Prieto Espinal. En el mes de octubre del 2,001 el Intituto Nacional de Cultura declara al Complejo Arqueológico El Cañoncillo como Patrimonio Cultural de la Nación. Dentro de sus linderos se  encuentran restos arqueológicos de antiguas culturas que se extendieron por casi toda la costa norte del Perú, como Kupisnike, Gallinazo, Mochica, Chimú e Inca.  

 

Al comienzo el camino dentro del bosque es pesado.  La arena cede al dar nuestros pasos, de tal manera que al dar un paso la arena nos jala medio paso haciendo que el trayecto parezca más largo. Las zapatillas se hunden en la arena dejando las huellas de nuestros pasos, las cuales serán borradas por la acción del fuerte viento norteño o por las pisadas de otros turistas en busca de aventuras y así los ciclos se repiten a través del tiempo.

 

Debemos caminar con cuidado para poder avistar las lagartijas que se cruzan por el camino. Los oídos atentos para escuchar el canto de pájaros y aves que habitan en el lugar.

 

Constantemente mirar el camino para poder esquivar las raíces y troncos de  los algarrobos cuyas formaciones caprichosas dan rienda suelta a nuestra imaginación, haciendo que imaginemos que representan animales, cosas, etc.

El algarrobo es un árbol característico de los desiertos de la zona norte del Perú, que crece de manera silvestre y lo encontramos en los departamentos de La Libertad, Lambayeque, Piura.  Llegan hasta los 10 metros de altura pero su altura media es de 5 a 6 metros. Es muy resistente a las sequias y  no necesita mucha agua para crecer y vivir, porque sus raíces tienen una profundidad de más de 10 metros y absorben las aguas subterráneas que permiten que el árbol no muera.  Su fruto es la algarroba que tiene propiedades medicinales, de la cual se obtiene la algarrobina que es un energizante natural de alto contenido de proteínas. Sus troncos poseen una madera muy dura que se usa para la construcción de viviendas rurales, mesas, vigas y como leña para cocinar, motivo por el cual la tala es indiscriminada viéndose cada vez menos árboles.

 

Luego de caminar unos 20 minutos avistamos la primera laguna, conocida como cañita. Las aguas de todas estas lagunas provienen del subsuelo a través de las filtraciones de la cuenca alta del río Jequetepeque.   

 

Sobre la superficie de esta laguna se observa muchos nenúfares.  Se conoce con el nombre de nenúfares a aquellas plantas acuáticas con flores que crecen en lagos, lagunas, charcas, pantanos y arroyos de corriente lenta, estando usualmente enraizadas en el fondo.

 

El entorno que rodea a este bosque es tan bonito que da ganas de quedarnos alli, pero tenemos que seguir porque lo mejor esta por venir. 

 

 

Conforme nos adentramos en el cañoncillo el terreno cambia y se hace más ligero. La arena está un poco húmeda y permite caminar con mayor comodidad. Comienzan a aparecer otros tipos de árboles  con un follaje más verdoso.

 

Después de casi una hora de caminata llegamos a la laguna más grande, conocida como no podía ser de otro nombre Laguna Grande o también Laguna Cañoncillo. El guía nos comenta que antes eran dos lagunas separadas pero que con el tiempo debido a las filtraciones de agua se unieron formando una sola laguna, por eso se le conoce con cualquiera de los dos nombres que tenían antes de juntarse. Tiene una extensión aproximada de 16,000 m2. y una profundidad entre 4 y 5 metros. Sus orillas son de arena y sus aguas muy tranquilas, casi quietas, con un suave movimiento de acuerdo a la fuerza del viento.

Se logra observar pequeños peces y algunas aves, entre ellas logro reconocer a las garzas. En ninguna de las lagunas hay paseos en botes, se trata de mantener el habitad lo más natural posible.

Después de disfrutar del lugar comenzamos el regreso. Muy cerca de la entrada hacemos un desvío hacia la derecha para conocer la Laguna Gallinazo. Esta laguna es la más conocida y la de más fácil acceso debido a que se encuentra muy cerca de la entrada. Cuando llegamos había gran cantidad de muchachos posiblemente de un colegio. Cuando los muchachos vieron mi botella llena de agua, se acercaron 5 de ellos y me pidieron que les invitara un poco de agua.  Como ya estaba de salida les regalé la botella de agua con la condición de que la compartieran entre los cinco. Al ver que peleaban por tomarse el agua, tuve que intervenir a efectos de que los cinco tomaran agua. Anécdotas que uno encuentra en cada viaje.

La superficie de esta laguna parece un espejo de agua que refleja en ella los paisajes de los alrededores.

Acompañado del guía Genaro Romero logramos conocer parte del Bosque Cañoncillo, quien nos contó que trabaja allí desde el año 1958. Es una persona muy amable y que quiere mucho al lugar, nos manifestaba su preocupación por la tala indiscriminada de los huarangos, que generalmente son realizadas por taladores furtivos en horas de la noche. La extensión es tan grande que solo son 10 guardianes que no se abastecen para cubrir todo y que no tienen  medios de comunicación para pedir auxilio en caso de una emergencia.

Aparte de conocer las lagunas también se puede hacer trekking,  ascender por las dunas de arena y practicar el sambord o visitar la zona arqueológica. Las personas que deseen pueden bañarse en las lagunas y acampar previa coordinación con los guías a efectos de tomar las medidas de protección requeridas. La entrada es de S/. 2.00 y su horario de atención es de 9.00 am a 5.00 pm.

 

Coordinamos con el mismo chofer que nos llevó para que nos recogiera, debiendo avisarle por teléfono media hora antes a efectos de que pueda llegar al recogernos. En este caso el servicio tuvo un incremento de  S/. 2.00 de tal manera que el costo total de regreso en mototaxi fue de S/. 11.00.

Este viaje lo realice el diciembre del 2,012  de tal manera que algunos datos pueden haber cambiado a la fecha.