Tingo Maria es la capital de la provincia de Leoncio Prado
en el departamento de Huánuco y se encuentra ubicada a 139 kilómetros de
Huánuco, sobre los 680 m.s.n.m. Se encuentra a orillas del río Huallaga y
rodeada de una cadena montañosa. Resalta la belleza natural de sus paisajes,
sus cascadas y cuevas, así como lugares adecuados para el turismo de aventura.
En épocas muy remotas vivían en
las antiguas tierras de Tingo María y en la desembocadura del río Monzón unas
etnias conocidas como los chunchos tingaleses, carapachos, callisecas y los
tulumayos.
La historia del lugar considera a
los misioneros franciscanos Fray Luis Jurado y el Padre Francisco de Olivares
como los primeros en llegar a la zona de la selva, pero se considera al hermano
Jerónimo Jiménez de haber fundado en 1632 el primer pueblo de Tingo María y la
parroquia de San Felipe de los chunchos tingaleses. La fundación republicana fue el 15 de octubre
de 1938, en donde una ley señalaba que los terrenos que comprendían Tingo Maria
habían sido expropiados a favor de los colonos que habitaban por aquel entonces.
Queda sellada la historia de la fundación de la ciudad teniendo como patrona a
Santa Teresita del Niño Jesús por el fervor católico que mostraban los
pobladores.
La etimología de la palabra Tingo Maria proviene de dos vocablos:
Tinccos o Tinku, palabra que en quechua significa unión, encuentro. Y Maria porque en
aquella época existía una mujer que vendía comida y daba alojamiento a los
viajeros que se trasladaban a través de canoas por los ríos Monzón, Uchiza y
Cachicoto; originando el nombre de Tingo María. La unión o encuentro se debe a
dos ríos,Huallaga y Monzón, que se unen a la altura del Puente Córpac de esta
ciudad.
Para ir de Huánuco a tingo María se
debe se debe abordar unos autos colectivos conocidos como “Comité N° 5” cuyo
paradero se encuentra a cinco cuadras de la plaza de armas, en el jirón General
Prado 1085. El costo del pasaje fue de S/. 15.00 por persona y los 139 km de
distancia se hacen en dos horas y media aproximadamente, por una carretera que está
en regular estado, por trechos la pista esta buena y por otras totalmente
deterioradas. El paisaje que se ve es todo lleno de verdor propio de la zona de
selva.
Durante el viaje llegue a un acuerdo con el chofer para alquilarle su auto todo el día. Tenía el carro a mi disposición y no había ya que preocuparse por la movilidad. Estaba listo para iniciar una visita de tan solo un día a Tingo María, pero fue un paseo muy bonito porque estaba con mi familia y eso le agregaba una alegría especial al viaje.
Lo primero que hicimos fue llegar
a la plaza de armas, un ovalo grande, de
una concepción muy moderna, de donde se inicia un paseo conocido como la
Alameda Perú que consta de siete cuadras y cruza el centro de Tingo
María, con anchas veredas y árboles oriundos de la zona. A lo largo de esta
alameda destacan algunos monumentos como del coronel Leoncio Prado y José
Abelardo Quiñones entre otros.
Como ya es característico en
todas las ciudades de la selva peruana el principal vehículo de transporte
masivo es la moto. Aquí vemos gran cantidad de motos estacionadas en las
afueras de la Municipalidad Provincial de Leoncio Prado, Tingo María.
Un lugar obligado para conocer en
Tingo María es la Cueva de las Lechuzas,
que se encuentra dentro del Parque Nacional Tingo María, en las faldas del
cerro de la bella durmiente. Pedí al chofer que nos llevará a dicho lugar
ubicado a 6 km al sur-oeste de la ciudad de Tingo María.
Llegamos con mi familia a la
entrada, pagamos S/. 5.00, contratamos
un guía que nos cobró s/. 15.00 y comenzamos la caminada por una senda llena de
verdor. Arboles de todo tamaño encontrábamos a nuestro paso los cuales eran
identificados y explicados por el guía.
En el tallo de un árbol vi una gran protuberancia marrón, pregunté al guía y me explicó que se trataba de un nido de termita. Me acerqué y pude ver miles y miles de termitas que andaban de un lugar a otro. Son unos insectos parecidos a las hormigas que construyen nidos en los tallos de los árboles y se alimentan de la celulosa contenida en la madera y sus derivados, la que degradan gracias a la acción de los protozoos de su sistema digestivo, con los que viven en simbiosis. La mayor parte de las termitas son de climas tropicales o subtropicales. La simbiosis es la asociación por parte de dos o más individuos de especies diferentes con el fin de recibir provecho mutuo para todos ellos.
En el tallo de un árbol vi una gran protuberancia marrón, pregunté al guía y me explicó que se trataba de un nido de termita. Me acerqué y pude ver miles y miles de termitas que andaban de un lugar a otro. Son unos insectos parecidos a las hormigas que construyen nidos en los tallos de los árboles y se alimentan de la celulosa contenida en la madera y sus derivados, la que degradan gracias a la acción de los protozoos de su sistema digestivo, con los que viven en simbiosis. La mayor parte de las termitas son de climas tropicales o subtropicales. La simbiosis es la asociación por parte de dos o más individuos de especies diferentes con el fin de recibir provecho mutuo para todos ellos.
Siguiendo el camino llegamos a un
puente sobre un rio de aguas tranquilas, el origen de este rio que aparece de la nada
se cree que sea porque en estas cumbres el río Santa que viene de Ancash se hace subterráneo y una
parte de sus aguas aparecen de nuevo por este lugar pero ya con el nombre de río Perdido. En el lugar se forma un balneario
natural típicamente selvático, muy popular entre los visitantes ansiosos de
tomar un baño luego de visitar la Cueva de las Lechuzas. Finalmente este
pequeño rio con sus apenas 500 metros de recorrido desemboca en el río Monzón. También se le conoce como tragadero del río perdido.
No solamente se observan árboles sino también insectos,
pajaritos, aves y bellas mariposas. Naturaleza pura.
Después de caminar entre bellos
paisajes, con un calor sofocante debido al clima tropical de la zona, llegamos
al pie de una larga escalera con varias curvas.
Cuando terminamos de subir y llegamos al final de la escalera,
observamos un inmenso boquerón, una gran
abertura en medio de la montaña, de unos 35 metros de alto por 80 metros de
ancho aproximadamente.
Es conocida como la “Cueva de las
Lechuzas”, toda su estructura está compuesto principalmente por piedra caliza,
dentro de la gruta se pueden ver estalactitas y estalagmitas que con el paso de
los años han adquirido formas muy caprichosas y peculiares dando lugar a la
formación de curiosas figuras de piedra por todos lados. La imaginación de los
guías y de uno mismo puede hacernos ver diferentes figuras y personajes en cada forma.
El olor es bastante fuerte ya que
la cueva es el hábitat de cientos de murciélagos que cubren por completo el
techo y de guacharos. Todo el camino se hace por unas plataformas de madera con
pasamanos, lo cual da seguridad al visitante y fija los límites por donde se puede
caminar sin ningún peligro. También nos protege de mojarnos los zapatos ya que
el piso está lleno de agua producto de las goteras de las estalactitas.
Las estalactitas y las
estalagmitas son formaciones de roca que se encuentran dentro de las cuevas. El
agua de la lluvia que se filtra a través de las rocas y el agua que se evapora
dentro de la cueva hace que el techo de la cueva esté húmedo, esta humedad
vuelve a precipitarse lentamente arrastrando consigo algunos minerales. Estos
minerales van formando las estalactitas desde el techo y las estalagmitas desde
el piso de la cueva hacia arriba.
Conforme se va adentrando a la
cueva esta se va volviendo más oscura, casi no llega la luz de afuera y
caminamos en medio de la penumbra. Los guías llevan linternas para indicarnos
algunas cosas que a simple vista no la veríamos. La entrada solo es permitida
hasta donde el camino termina, lógicamente la cueva va mucho más allá, pero no
está permitido el ingreso.
El nombre de cueva de las
lechuzas no es correcto, pues en este lugar no existen lechuzas, las aves que
existen en su interior se llaman guácharos. Estas aves nocturnas viven en grandes colonias
dentro de cavernas o cuevas oscuras. Tienen una especie de un
sistema de radar que le permite desplazarse sin chocarse con las paredes de las
cavernas, con otros pájaros o con árboles cuando busca su alimento por la
noche. Entonces, esta cueva se debería llamar la cueva de los guácharos.
Tan solo se ha llegado a conocer
hasta 400 metros de este complejo mundo de oscuridad con un ecosistema único.
Hay mucho por descubrir.
Cuando regresábamos por el mismo camino que habíamos recorrido al
principio el guía nos indicó la “cueva de las arañas”. Es una cueva que no se
nota a simple vista, que no cuenta con una señalización, solo se puede ubicar
si alguien nos avisa. Para entrar prácticamente hay que arrastrarse por el
suelo, pero una vez que se traspone la entrada ya se puede poner de pie. El
lugar es pequeño, totalmente oscuro, hay que entrar con linternas. Lo
particular de esta cueva es que aquí viven unas arañas gigantes, las más grandes
que he visto, con sus patas extendidas son más grandes que las tarántulas. Entramos
con mi hijita para conocer esta cueva.
El Parque Nacional Tingo María
fue establecido el 14 de mayo de 1965 sobre un total de 18,000 hectáreas
pertenecientes al distrito de Mariano Dámaso Veraún, provincia de Leoncio
Prado, del departamento de Huánuco. El Parque comprende el área de las Cuevas
de las Lechuzas, las cataratas Quinceañera y León Encantado, el corredor de Río
Oro y el corredor turístico Tres de Mayo-Río Perdido. El objetivo principal de
su creación fue proteger la flora, la fauna
que en él se encuentra.
Según una leyenda se trata de la
princesa Nunash. La leyenda dice que un joven llamado Cuynac atravesando la selva de los Huánucos, se
enamoró de la princesa Nunash, los dos llegaron a amarse y Cuynac levantó un
palacete en un lugar cercano a Pachas que le puso el nombre de Cuynash en honor
de su amada.
Vivieron un tiempo felices,
rodeados de vasallos, pero su felicidad quedó truncada cuando fueron atacados
por el padre de la princesa: Amaru, convertido en un monstruo en forma de
culebra. Cuynac se valió de su hechicería y convirtió en mariposa a Nunash y él
se transformó en piedra. Ella en su nuevo estado, voló hacia la selva y retornó
con ayuda para combatir al monstruo Amaru.
Los enemigos fueron vencidos,
Cuynac, entonces trató de recuperar su forma humana sin conseguirlo, pero ella
si pudo retornar a su forma humana y buscó inútilmente a Cuynac. Cansada se
sentó cerca de la piedra en que Cuynac quedó convertido y ella se quedó
dormida. Mientras dormía, escuchó en sus sueños la voz de su amado que decía:
"Amada no me busques, mi voluntad fue pedir a los dioses que me
convirtiera en piedra y mi pedido fue complacido y ahora soy sólo una piedra,
destinada a permanecer en este estado para toda la vida. Si tú en realidad me
has querido y me sigues queriendo todavía; deseo que permanezcas a mi lado toda
la vida sobre este cerro y que en las noches de luna aparezcas ante la mirada
de la gente como la mujer en actitud de estar durmiendo". Nunash siempre
en sueños, aceptó la propuesta de su amado y quedó convertida en piedra, lo que
hoy es la figura de la "Bella Durmiente".
Hay otra antigua leyenda sobre el origen de la Bella Durmiente que
dice: un maligno dios acechaba a una bella princesa nativa. Deseaba cortejarla
y acceder a sus encantos, pero ella, enamorada de un joven guerrero, rechazaba
repetidamente sus regalos y elogios. Un día, cansado y molesto por el constante
rechazo del que era objeto, el dios siguió a la doncella hasta una hermosa
quebrada. Oculto en la espesura, esperó a que se detuviera para hechizarla.
Mientras la joven observaba atónita cómo el rostro del dios aparecía en las
aguas calmas de un riachuelo, éste, convertido en una pequeña ave de brillantes
colores, se acercó a la princesa y le susurró al oído: "debes casarte
conmigo", le dijo. "Tendrás poder y riquezas, además de una vida
eterna al mando de todas las criaturas del bosque". Ella, entre lágrimas,
respondió: "Jamás seré tuya. Prefiero morir a renunciar a mi amor".
Fue entonces que, lleno de ira, el dios la convirtió en roca. Así nació la
Bella Durmiente, la cadena de montañas que domina la ciudad de Tingo María y
que reproduce la silueta de la joven doncella tumbada sobre la hierba.
La tarde moría y poco a poco el
camino se iba oscureciendo, regresábamos contentos después de haber conocido
Tingo María y algunos de sus encantos. Nos contaba el chofer que no es
recomendable salir o ir a Tingo María
muy tarde ya que la niebla tropical tiende a perder visibilidad a los choferes
y el camino se hace peligroso. Aún asi la gente usa cualquier medio para movilizarse.
Nos quedaron pendientes muchas cosas por conocer
como cataratas, viveros, el parque nacional o el boquerón del Padre Abad, pero
teníamos que regresar. Es recomendable quedarse
más días, dicen que las noches son muy alegres por esta zona.
La última parada que hicimos en el camino de regreso de
Tingo María a Huánuco fue en el Túnel de Carpish, ubicado a 78 km. de Tingo
María. Con sus 2,707 msnm es el punto más elevado de la ruta. Este túnel divide
dos paisajes totalmente diferentes: sierra y selva. Cuando sales del túnel el
paisaje cambia repentinamente. La vegetación cambia de manera dramática y el
exuberante bosque de montaña empieza a poblar las laderas de los cerros.
Es verdad el nombre Tingo María tiene relación con el verbo tincuy. En realidad no proviene solo de este verbo sino de la frase "tin-kun-ma ar-ri", que significa " Si le da encuentro".Refiriéndose al encuentro de dos ríos. El nombre María no tiene ninguna relación con el nombre de esta ciudad.
ResponderBorrarMuchas gracias por visitar mi blog y sobretodo por el aporte al mismo.
ResponderBorrarEstos lugares tienen una gran belleza. Visitándolos se disfruta mucho.
ResponderBorrarEl kech-hua es un gran elemento cultural que debe conservarse y estudiarse.
ResponderBorrarReivindicación Proyecto de Reconversión y Control del Equilibrio Atmosférico
Autor Rolando Escudero Vidal
En la naturaleza se puede observar muchas cosas que indican claramente que los vegetales se alimentan con los gases de la atmósfera solo por la raíz.
Por ejemplo cuando se camina por los Andes hay momentos en que uno pasa por lugares con abundante vegetación, árboles de buen tamaño, muchas avecitas, caracoles, lagartijas que corretean, etc. Y bastante cálido. A este lugar le llaman yunga, palabra derivada del nombre kech-hua “yun-ka” que quiere decir “zona cálida”. Posiblemente, un derivado de esta palabra es, también, el nombre Yungay. Pues, los antiguos exploradores que bajaban de las alturas del Huascarán cuando llegaban a esta zona decían “yun-ka-na” que quiere decir “ya es zona cálida”.
En los Andes los caminos, mayormente, son de subida o bajada. Y para salir de la yunga los caminos, generalmente, son de subida. Y cuando uno sale de la yunga por estos caminos, a medida que avanza en la subida, se observa algo curioso: La temperatura va disminuyendo y los árboles van disminuyendo su tamaño hasta convertirse en pequeños arbustos. Y en la mente van apareciendo preguntas acerca de las causas de este hecho. Y al seguir avanzando en esta subida uno llega a lugares donde ya no hay ni arbustos. Solo pequeños vegetales que apenas salen del piso. De algunos se ven solo tres hojas pegadas al suelo. Caminando así se pasa por tres zonas características de los Andes: la yunga, la zona templada y la puna. Al pasar la puna ya están los nevados.
Entonces viene la pregunta: ¿Por qué esta variación de los vegetales al cambiar de zona? Hay que tener en cuenta que el desarrollo de todos los seres vivos, tanto animales como vegetales, depende de la alimentación: cuanto más y mejor alimento mayor desarrollo. Esta es la causa del mayor desarrollo de los vegetales en las yungas. El mismo motivo también en la selva. Con la temperatura existente en estos parajes el terreno, necesariamente, se expande creando en el terreno vías para el ingreso de más cantidad de gas en él. Lo que significa mayor cantidad de alimento para los vegetales, pues ellos se alimentan con los gases de la atmósfera. En las zonas más altas disminuye la temperatura. En consecuencia la expansión disminuye causando la disminución de las vías de ingreso de gas atmosférico. Lo que, también, disminuye la cantidad de alimento para los vegetales. Hecho que causará el empequeñecimiento de los mismos. Estos fenómenos son una prueba irrefutable de que las plantas se alimentan solo por la raíz.