El departamento de La Libertad se
encuentra relativamente cerca de Lima y llegar a su capital Trujillo por vía
terrestre nos lleva aproximadamente 10 horas, motivo por el cual la he visitado
en varias oportunidades. Si usamos la vía aérea el viaje dura
aproximadamente 50 minutos. En Trujillo
encontramos muchos lugares para hacer turismo:
huacas, lagunas, museos y playas entre otros atractivos.
Una de sus playas emblemáticas se
encuentra en el balneario del distrito de Huanchaco. Para llegar se puede
abordar los carros de transporte público que por S/. 1.50 nos llevan hasta la
misma playa o de lo contrario contratar el servicio de un taxi que no cobrará
en promedio S/.10.00.
Después de salir del perímetro de
la ciudad de Trujillo pasamos por el distrito de Mansiche y de aquí la carretera
se muestra más despejada, las casas continuas quedaron atrás. Luego pasamos por
el cruce que conduce a la ruinas de Chan Chan.
El carro avanza unos 13 km hasta
que llegamos finalmente a la playa de Huanchaco en donde a primera vista
destacan dos elementos: El muelle y los
caballitos de totora.
La tercera versión dice que para
el cultivo de la totora existen desde la época Moche tierras que aprovechan las
aguas del subsuelo conocidas con el nombre de huachaques que en el idioma muchic
significa “chacra o terreno hundido”, es posible que con el tiempo esta palabra
derivó en Huanchaco.
El balneario de Huanchaco forma parte del distrito del mismo nombre. Sus origenes se remontan a épocas muy antiguas que se pierden en el pasado. Existen evidencias de su existencia durante el desarrollo de las culturas Cupisnique y Pakatnamu, mucho antes de que se formara la cultura Mochica. En la época Mochica ( 200 a.C.- 1000 d.C.) fue una caleta muy importante, punto de salida hacia otros pueblos por medio del uso del caballito de totota y a donde llegaba el pescado que después era distribuido en todo el reino moche. Durante el desarrollo de la cultura Chimú ( 800 d.C.- 1,400 d.C. ) tuvo más importancia debido a que Chan Chan capital del imperio Chimú se encontraba a solo 4 km de distancia. En la época Inca son dominados y trasladados como mitimaes a la sierra del Perú.
El Distrito de Huanchaco se creó politícamente el 12 de
febrero de 1,821 mediante Reglamento Provisional dictado por José de San
Martín.
Hoy en dia Huanchaco es un lugar muy visitado por los
turistas y de visita obligada para todo el que llega a Trujillo. A lo largo del balneario se ubican hoteles
con vista al mar y restaurantes donde se puede degustar la rica comida norteña
teniendo como ingredientes principales el pescado y los mariscos. Nada mejor
que comer un ceviche, un sudado o una parihuela frente al mar, sintiendo la
frescura de la brisa marina, el olor caracteristico del mar y escuchando su
sonido misterioso e inconfundible. Las noches de los fines de semana los pubs y
discotecas del malecón se convierten en punto de reunión y diversión de
turistas extranjeros y nacionales.
El muelle de huanchaco se inicia
en la orilla de la playa y se interna en el mar 108 metros. Fue construido en
el año 1,891 con fierros y madera por el hacendado trujillano Víctor Larco
Herrera con la finalidad de embarcar el azúcar que producía en sus haciendas el
cual llegaba hasta el muelle por vía férrea.
Para entrar y pasear por el
muelle se tiene que pagar un precio simbólico de S/. 0.50 cuyos fondos sirven
para la limpieza y mantenimiento básico del mismo.
Caminar por sus tablones es
una experiencia única, solo o acompañado siempre será grato. Los tablones que
forman el piso se encuentran en buen
estado, no hay huecos y a los costados todo el muelle tiene unas protecciones
de madera, que da seguridad al visitante.
Pero no todo es color de rosa, si
somos observadores podemos observar que la corrosión está carcomiendo las bases
del muelle, por lo tanto requiere atención por especialistas para el reemplazo
de algunas columnas.
Al final del muelle se ubica una
glorieta desde el cual se avista el horizonte y en horas de la tarde cuando se
oculta el sol se puede apreciar unos atardeceres espectaculares. Este final del
muelle es muy concurrido por las parejas de enamorados que mirando el horizonte
cual futuro lejano pareciera que se juran amor eterno mientras el astro rey se
despide mostrándonos sus últimos rayos antes de ocultarse en el horizonte.
Algo muy característico es ver
los caballitos de totora parados sobre la arena muy cerca del malecón esperando
que alguien se anime a surcarlo por el mar. Tres veces estuve a punto de subir
a uno de estos ancestrales caballitos de totora pero cierto temor y el miedo de
no saber nadar me hicieron desistir. Muchos turistas se embarcan junto con el
pescador que es quien guía la embarcación y por S/. 5.00 hacen la travesía
desde la orilla hasta la glorieta que se ubica al final del muelle artesanal.
La existencia y el uso de los
caballitos de totora se remontan a la época Mochica y Chimú, muchas cerámicas y
huacos sustentan esta teoría que lo podemos apreciar en los museos de arte precolombino
del Perú, los cuales son testimonio de que en esa época ya se usaban los
caballitos de totora. Hoy en día en el mundo se considera que los pescadores
huanchaqueños fueron los primeros que surcaron las olas del mar y son precursores
del surfismo que hoy se corre en tabla.
En el año 2,012 fue designada
como una “Reserva Mundial del Surf” por la organización Save The Waves
Coalition, es la primera en Latinoamérica y quinta en el mundo. Las “Reservas
Mundiales de Surf” es un programa que desde el 2,009 busca proteger los hábitats mundiales de surf.
El programa busca el reconocimiento y apoyo
internacional para la protección de las olas y costas de todo el mundo, zonas
de surf y ambientes circundantes mediante la creación de una red global de
reservas de surf. También reconoce los beneficios ambientales, sociales, culturales
y económicos de las olas.
Muy cerca de la playa se ubican
los pantanos de Huanchaco, una reserva ecológica en donde crece abundantemente
la totora y de donde por milenios se ha extraído el vegetal que sirve para la
confección de estas embarcaciones conocidas por años como los caballitos de
totora.
La gente se coloca en el espacio
de atrás y el pescador monta arrodillado el caballito y se interna con el
movimiento de las olas mar adentro. Un pedazo de listón hecho de la misma
totora le sirve de remo y timón para dar estabilidad y equilibrio al caballito.
Los pescadores artesanales que brindan estos paseos son los mismos que muy
temprano con las primeras luces del día, se internan con sus caballitos y redes
en el mar para llevar el sustento diario a sus hogares.
Cuando uno voltea y mira hacía la
costa puede ver las construcciones de material noble muy cerca del mar. El
balneario va creciendo en forma vertiginosa, cada vez que lo visito lo
encuentro más poblado. El malecón se encuentra lleno de autos, mototaxis y
vendedores ambulantes, muchos de ellos de rasgos extranjeros que se dedican a
la venta de artesanía, bisuteria y amuletos. No sé hasta qué punto este crecimiento desordenado sea
beneficioso para el turismo.
En el malecón encontramos muchas figuras y expresiones
artísticas relacionadas con el mar.
Sobre lo alto de la única colina resalta la construcción del templo de la Virgen del Perpetuo Socorro que según se dice fue construido sobre una huaca de la cultura Chimú. Dos veces subí hasta este templo y siempre estuvieron sus puertas cerradas motivo por el cual no la pude ver por dentro. Comentan que en su interior se encuentra la imagen de la Virgen de la Candelaria del Socorro, que fue obsequiada por el rey Carlos V. La escultura llegó desde Sevilla a Huanchaco el 2 de febrero de 1,537, por lo tanto se considera como la primera y más antigua imagen de América latina.Un detalle curioso de esta imagen es que el modelo para el rostro de la virgen fue el rostro de Juana la Loca, madre del rey Carlos V.
Para llegar hasta la iglesia se
tiene que hacer una caminata de subida que nos puede llevar una media hora a
paso normal. Lo bueno es que el camino está señalizado y cuenta con rampas y
escaleras que hacen del camino una subida placentera, además de disfrutar de
plantas y flores que se han sembrado a lo largo de todo el recorrido.
Otra de las cosas que se puede
hacer en Huanchaco es disfrutar de un paseo montado en caballo recorriendo sus arenas muy cerca de la orilla. Para ello
se alquilan caballos que permiten realizar este paseo el cual se desarrolla por
el otro lado del muelle, lugar donde hay menos bañistas. Las tarifas oscilan
entre S/.5.00 y S/.20.00
dependiendo de la distancia a
recorrer.
Para mi lo más bonito de estar
frente al mar es esperar los atardeceres para ver el ocaso del sol y en
Huanchaco hay unas vistas muy bonitas.
Cuando va terminando el día las
siluetas de los caballitos de totora generan una sensación muy particular y
única que solo se ve en Huanchaco.
El sol se esconde en el horizonte
y sus últimos rayos de luz quieren seguir alumbrando el cielo que se va
tornando de color negro.
Finalmente las playas de
Huanchaco se muestran oscuras y no me queda otra opción que retirarme, comprobando lo que dice una canción de Héctor
Lavoe: Todo tiene su final nada dura
para siempre, tenemos que recordar que no existe eternidad. Así como llega el final del día, así también
llega a su final este relato.
Las notas que escribí
corresponden a viajes realizados en
marzo 2,009 y junio 2,013 por lo
tanto cualquier dato podría haber cambiado a la fecha.
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