Muchas veces fui a Canta para salir un poco de la rutina del
bullicio y el cielo gris de la ciudad de Lima. Una vez en Canta lo que hacía
generalmente era continuar hasta Obrajillo y en otros casos subir un poco más
hasta San Miguel. Nunca me aventuré ir un poco más allá quizás por falta de
tiempo, pero como dicen siempre hay una primera vez cuando uno desea hacer
algo nuevo. Un día decidí seguir más allá de Obrajillo, fue tan bonito esta aventura
que hice un segundo viaje, avanzando siempre un poco más. Fueron dos viajes
llenos de aventuras y anécdotas los cuales relataré a continuación.
Uno de los viajes fue una
caminata larga como se dice de punta a punta. Estaba con mi hermano Carlos y
llegamos en un auto a Canta cerca de las 10 de la mañana. Previamente habíamos
abordado el auto con destino a Canta en uno de los paraderos informales del
km.22 la Av. Túpac Amaru. El costo del pasaje fue S/.25.00 con un recorrido de
60 km en un tiempo aproximado de casi 3 horas.
De Canta emprendimos una caminata
hasta Obrajillo por un camino afirmado en medio de grandes árboles, respirando
aire puro con olor a eucalipto, bajo un cielo casi despejado. Este camino es el
mismo por donde transitan los carros de Canta a Obrajillo.
No entramos al centro mismo de
Obrajillo porque no era nuestra intención llegar a este lugar sino ir más allá.
De tal manera que seguimos el camino de largo, sin tomar el desvío que conduce al pueblo.
En casi todas las caminatas que
he realizado por distintos lugares del interior de Perú siempre he observado
cruces, algunas adornadas y otras no, unas grandes y otras pequeñas, unas sobre
un pedestal y otras simplemente sobre una piedra.
Ello demuestra la profunda fe que
se observa en la gente de los pueblos de la sierra, iglesias llenas de gente
donde se congregan diferentes tipos de personas, gente del centro de la ciudad
y gente que baja de las zonas altas para compartir un mismo espacio, tal vez
una misma banca con la sola intención de oír la misa, implorar un pedido, cumplir
un voto o una penitencia con Cristo o el Santo de su devoción.
Hay dos caminos para ir de
Obrajillo a Acochaca, uno de ellos es continuar por la carretera afirmada,
llegar al pueblo, cruzar el puente y seguir por el camino que lleva a la catarata
de Lucle. El otro es salir de camino afirmado y tomar un desvió por un sendero estrecho
que solo se puede hacer caminando.
Nosotros decidimos tomar el desvío
por el camino de herradura. Por momentos
el camino esta flanqueado por paredes de piedras, las cuales limitan o señalan
los linderos de las propiedades de los pobladores del lugar.
Una vendedora de leche pasa cerca
de nosotros rumbo a la ciudad, eso no tiene nada de raro, pero el detalle es el
burrito que carga a los costados los porongos llenos de leche recién ordeñada
de las vacas de algún lugar cercano.
En algunos tramos del camino
encontramos canales de agua por donde pasa el líquido elemento con destino a
las chacras.
El agua regará las tierras de cultivo y permitirá una vez más germinar las semillas para dar fruto a la creación de una nueva planta.
El agua regará las tierras de cultivo y permitirá una vez más germinar las semillas para dar fruto a la creación de una nueva planta.
El camino es espectacular con paisajes muy variados lo que hace que la caminata sea muy interesante. Se observan muchas caídas de agua.
Es común cuando se hace caminatas
encontrarse con algún perrito, que moviendo la cola se acerca amigablemente y
nos acompaña durante gran parte del camino o incluso a veces hasta nuestro
destino final. Estos perritos no son de raza fina y no tienen pedegree pero son
los verdaderos amigos del caminante. Los que hacen caminatas comprenderán lo que
digo porque es muy probable que también les haya pasado lo mismo.
Dicen que la naturaleza es sabia, cuando estamos sedientos o
con calor aparece un riachuelo que calma la sed, cuando hay hambre y no hay
nada que comer aparece un árbol con frutas y cuando se está cansado y fatigado
aparece una piedra de una forma tal que nos brinda comodidad para descansar.
Conforme nos vamos alejando del
pueblo el paisaje se vuelve más bonito, quizás porque se encuentra en su
verdadero estado natural y no ha sufrido una transformación drástica por la
presencia del hombre.
Caminamos cerca del río Chillón,
el cual nace en la Laguna de Chonta que se forma por el deshielo de los nevados
de la Cordillera de los Andes conocida en esta parte con el nombre de La Viuda y,
termina en el Océano Pacífico. A lo largo de 126 kilómetros sus aguas sirven
para regar miles de hectáreas de tierras de cultivo de diversos valles y
pueblos de la sierra limeña.
Por esta parte sus aguas son tan limpias, son tan
transparentes que al acercarnos a ellas vemos el fondo del río.
Seguimos caminando y encontramos
pedazos de troncos cortados para servir de leña en las cocinas. Es una clara
señal que nos indica que ya estamos cerca de nuestro destino.
Un puentecito rústico hecho de tablones nos permite cruzar
el río y pasar al otro extremo.
Seguimos avanzando luego de
cruzar el puente y nuevamente una cruz, en este caso un enunciado dice “La Cruz
de la Paz”. La cruz es adornada con lienzos de tela blanca muy limpia lo que me
hace pensar que debe tener sus creyentes y devotos , quienes mantienen la cruz en muy
buenas condiciones y bien adornada.
Finalmente llegamos a la plaza
principal del pueblo de Santa Rosa de Acochaca. Curiosamente la plaza también
sirve de campo deportivo, los arcos plantados a los extremos significa que aquí
juegan fútbol muy seguido. Una pregunta viene a mi mente, cual habrá sido
primero: plaza principal o campo deportivo.
El Perú es un país futbolero por
tradición, aunque hace ya muchos años que no ganamos nada, nunca se pierde los
sueños y las esperanzas de ganar otra vez. Hasta he oído decir que a veces
ganamos porque Dios es peruano. Quizás en las tardes deportivas, cuando hay
partidos en esta plaza, Dios y los
Santos asoman por la puerta de la iglesia para ver el partido de fútbol. Puedo comprobar
que uno de los arcos se encuentra a escasos metros del frontis de la iglesia.
La iglesia es pequeña, suficiente para un pueblo de pocos
habitantes, además la verdadera casa de Dios no debe ostentar riquezas ni
grandezas. En ella se venera a Santa Rosa de Lima cuya fiesta central es el 30
de agosto.
Un pedazo de una pared de adobe permanece de pie soportando
el paso del tiempo mientras unos metros más allá las nuevas construcciones se hacen con
cemento, fierro y ladrillos.
Cuando una casa tiene dos puertas de acceso lo que
generalmente se dice es que una puerta es la puerta principal y la otra es la puerta
falsa. Si hacemos una analogía podríamos decir que nosotros llegamos a Acochaca
por la puerta falsa. La entrada principal es por el otro extremo de la plaza.
Al llegar por este camino un arco nos da la bienvenida a
Santa Rosa de Acochaca.
Fácilmente se puede hacer la ruta con un vehículo, el camino es ancho y el afirmado esta parejo. Para el regreso utilizamos este camino.
Fácilmente se puede hacer la ruta con un vehículo, el camino es ancho y el afirmado esta parejo. Para el regreso utilizamos este camino.
Pasamos cerca de la entrada a la catarata de Lucle. Este
lugar es el preferido de los turistas para acampar, hacer fogatas y pernoctar
hasta el día siguiente.
Cada vez más cerca de Obrajillo, seguimos por el camino del
puente a la entrada a la catarata,
camino que muchas veces los turistas lo hacen montados sobre caballos.
En el puente encontramos gran
cantidad de caballos y desde aquí se pueden alquilar para pasearse o para hacer
algunas rutas un poco más largas, como por ejemplo subir al pueblo de San
Miguel o ir a la catarata velo de la novia.
Y nuevamente en las
inconfundibles callecitas de Obrajillo, con sus casitas antiguas, viejos
balcones y techos a dos aguas cubiertas de tejas.
En una segunda oportunidad llegamos nuevamente caminando
desde Obrajillo a la plaza principal de Acochaca y decidimos seguir avanzando
hasta las caídas de agua que se encuentran mucho más allá.
Después de caminar 10 minutos aproximadamente llegamos al
Puente Arenas, un puente antiguo de la época de los Incas hecho de piedras y tierra.
Cruzando el puente encontramos un letrero donde se escribe
el nombre del pueblo en quechua:
Aqochaka. Es la unión de dos vocablos
quechuas, uno “aqo” que significa “arena” y otro “chaka” que significa
“puente”.
Una vez en el otro extremo del
camino lo que nos queda es seguir caminando por la carretera, no hay temor a
perderse, no hay otro camino no desvíos, solo hay que caminar y caminar con el
mejor ánimo.
El cielo estaba nublado pero los
paisajes eran bonitos, un silencio total solo quebrado por nuestros pasos y los
comentarios que hacíamos. Muchas veces en estas largas caminatas el tema de
conversación son los recuerdos de los viajes y comparaciones con las caminatas que hicimos
a otros lugares.
En el camino nos cruzamos con algunos pobladores montados
sobre caballos. Preguntamos sobre la catarata y nos dicen como siempre:
Aquisito nomás esta.
Pero con tantos viajes y tantas
preguntas hechas a los pobladores de los pueblos sobre algún lugar, ya sabemos
ese “aquisito nomás” a que se refiere. Para la gente de los pueblos caminar es una
actividad muy común, es cosa de todos los días. Muchas veces recorren
kilómetros y kilómetros de distancia para trasladarse a sus chacras, para ir a
ver el ganado que dejan en las alturas o simplemente bajan al pueblo para realizar
alguna gestión o abastecimiento. Entonces cuando dicen “aquisito nomás” muchas
veces para nosotros es un largo camino que significará mucho tiempo en
completarlo. Y eso porque generalmente la gente que vivimos en las grandes
ciudades no estamos acostumbrados a caminar largas distancias.
Después de caminar cerca de dos
horas llegamos al final del camino, para continuar debemos cruzar el puente que
se encuentra a nuestra izquierda.
Al cruzar el puente tenemos dos caminos a elegir, uno a la
derecha y el otro a la izquierda. Si queremos ir a la catarata debemos tomar el
camino del lado derecho.
Este otro camino solo se puede hacer caminando o en un
vehículo menor, como una motocicleta o bicicleta.
Seguimos y llegamos a otro rústico puente y más allá vemos una
casita. Desde este lugar ya se puede observar las caídas de agua. Cruzamos el
puente y avanzamos con dirección a la casita.
Finalmente
después de caminar cerca de dos horas llegamos a la catarata de Huachospampa.
Es una caída de agua de aproximadamente unos 20 metros que
cae casi perpendicularmente sobre una poza formada en la base.
En este lugar se pueden observar
muchas otras caídas de agua pero la principal es conocida como la catarata
Huachospampa. El cielo estaba nublado, las nubes amenazaban con desatar una
lluvia, entonces decidimos regresar rápidamente por el mismo camino que venimos.
Es una buena ruta para hacer unas
horas de caminata, se camina con toda tranquilidad, no pasan carros, no hay
bullicio, los únicos ruidos son el canto de las aves, el ruido de las ramas de
árboles al moverse, el ruido del agua del rio, nuestros pasos al caminar,
nuestras voces al hablar y las carcajadas por alguna broma o recuerdo gracioso.
El primer viaje lo realicé en octubre del 2,014 y el segundo viaje en noviembre del 2014. Cualquier dato puede haber cambiado a la fecha.
Hermosas tus fotos y tu narración.
ResponderBorrarbuen viaje
ResponderBorrarMuy buena narracion
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