Luego de un viaje de una hora
aproximadamente aterrizaba el avión en el Aeropuerto Internacional Manco Cápac de la ciudad de Juliaca ubicada a
3,825 msnm. Sus 4,200 metros de longitud
de la pista lo convierte en el aeropuerto internacional con la pista más larga
en Latinoamérica. Desde allí me trasladé como todas la personas en unos modernos
microbuses a la ciudad de Puno. Estas
movilidades hacen la ruta del aeropuerto de Juliaca hasta la ciudad de Puno,
con el servicio sin costo adicional de llevar a los pasajeros hasta el mismo hotel
o lugar escogido. Para el retorno al aeropuerto también es recomendable usar
este servicio, solo hay que coordinar en
la recepción del hotel la hora indicada para el recojo. El costo del servicio
de traslado de Juliaca a Puno y viceversa es de S/. 25.00. Es recomendable usar
este servicio por seguridad y porque también es más económico que abordar un taxi.
Las agujas de mi reloj marcaban
la 1.00 pm y ya estaba instalado en el
hotel. Salí a dar una vuelta por el
centro de la ciudad buscando un lugar donde almorzar. Según mi plan de viaje la
tarde era para descansar, tratando de no hacer mucho esfuerzo, pues consideré que
tal vez la altura de la ciudad de Puno con sus 3,900 msnm me podía afectar.
Mientras almorzaba me di cuenta que
me sentía bien, no me dolía la cabeza y respiraba con normalidad, señal de que
la altura no me había afectado. Mi estado de ánimo hizo que pensará en
aprovechar el resto de la tarde. Desde el parque Pino caminé por la emblemática
Calle Lima hasta llegar a la plaza mayor, en donde admiré la belleza de su
catedral hecha de piedra.
Luego pregunté la forma de llegar
caminando al Arco Deustua. Me indicaron que tenía que caminar cerca de 8
cuadras por un camino de pendientes.
Si
bien es cierto me sentía bien tampoco quería arriesgarme, abordé un taxi y por S/ 4.50 me trasladó
hasta el mismo Arco Deustua.
El Arco Deustua se ubica al norte
de la ciudad, su construcción fue hecha a base de piedra labrada, de colores
indefinidos con tendencia al gris oscuro y rosado. Fue diseñado por el
Arquitecto francés Felipe Bertres y construido por el pueblo de Puno en memoria
de los peruanos que lucharon en las batallas de Junín y
Ayacucho por la Independencia del Perú. La
fecha de su construcción se observa en la parte principal del arco: 1,847.
Tiene pegado algunos ornamentos
como si fueran flores y en el centro está el escudo del Perú. En un comienzo se
llamó Arco de la Independencia, pero finalmente es más conocido como Arco
Deustua, debido a que la construcción estuvo bajo la dirección del General
Alejandro Deustua, quien también fue Prefecto de Puno.
Por aquellos años este lugar
formaba el límite norte de la ciudad, y el arco aparecía como una entrada; hoy
con el crecimiento demográfico de la ciudad el arco se encuentra en el centro
de la ciudad de Puno.
Uno de los lugares que tenía
planeado conocer en Puno era el mirador del cóndor. Del Arco Deustua abordé un taxi
y pedí al chofer que me dejara lo más
cerca posible al mirador del cóndor. Después de recorrer 2 Km. en 10 minutos
aproximadamente llegamos a la Av. Circunvalación, bajé del taxi y levanté la
cabeza para ver el mirador que estaba casi en la cima de un cerro. El cóndor de
metal con sus grandes alas extendidas se veía pequeño desde aquel lugar. Eran 620 gradas las que me separaban de la
cima.
Comencé subiendo con entusiasmo y
mucho ánimo los primeros cincuenta peldaños de la escalera y sentí que mi
corazón latía fuertemente, me golpeaba
el pecho queriéndose salir y mi respiración era agitada. Sentía que me faltaba
aire y me asusté un poco al sentirme así. Lo que hice entonces fue sentarme en
una de las gradas por espacio de unos 10 minutos, tiempo suficiente en que logré tranquilizarme y estabilizar mi
respiración. Por un momento se me cruzo
la idea de no seguir y regresar al hotel.
Ya estaba ahí tenía que subir, no
me quedaba otra oportunidad para subirlo, mis días en Puno ya estaban
prácticamente programados. Así que comencé a subir muy despacio, cada 20 o 25
peldaños que subía descansaba unos minutos. Una vez que recuperaba el aliento
volvía a subir otro trecho. Levantaba la cabeza y seguía viendo pequeño al
cóndor de metal que coronaba la cima de la colina. Interiormente me daba ánimos
y me decía a mí mismo: Tengo que llegar.
Una y otra vez subía y descansaba,
repetí esta secuencia varias veces hasta
llegar a la cima. Una vez en ella pude ver que este mirador es bien grande, con
una envergadura de 11 metros. La estructura de la figura del cóndor es toda de
metal, colocada sobre una base de concreto a 3,990 msnm. También se le conoce como Kuntur Wasi que significa
en quechua "casa del cóndor". Fue construido en homenaje al cóndor,
ave grande de vuelo majestuoso, rey de los cielos andinos y abierto al público
en el año 2,003. A un costado se encuentra una especie de glorieta donde el
visitante puede sentarse a descansar, tomar fotos de las mejores vistas y
admirar el lugar protegiéndose de los rayos solares.
En la base del mirador por la
parte de atrás se encuentra una puerta y en el interior hay una escalera de
metal tipo caracol por el cual se puede
subir hasta las barandas del mirador. Desde aquí se tiene una vista panorámica de la ciudad de Puno y del Lago Titicaca. Era la primera vez
que veía el Lago Titicaca y desde aquí lo veía
inmenso, tranquilo, misterioso, de un color azul intenso, realmente
espectacular.
Una vez en la cima mientras
descansaba me sentía contento de haber logrado algo que al principio se
presentaba muy difícil y sorprendido porque esta visita no estaba planeado
hacerlo en mi primer día en Puno. Me tomé todo el tiempo del mundo para
apreciar este bello escenario que se presentaba ante mis ojos. Fue el presagio
de grandes momentos que viví en mi viaje a Puno, los cuales iré contando poco a
poco.
Lo que se ve desde este lugar
privilegiado es una vista impresionante y panorámica de la ciudad de Puno y su
entorno. Se observa las construcciones de las viviendas casi sin pintar, parte
del extenso Lago Titicaca reflejando en sus tranquilas aguas el cielo azul y en el horizonte la Cordillera de los Andes
coronados con algunos de sus nevados.
Había leído que ir a este lugar
solo o en grupos pequeños llevaba cierto peligro, debido a que el lugar se
encuentra un poco alejado de la ciudad
motivo por el cual algunas personas cometen actos ilícitos contra los turistas
y visitantes que hacen perder el valor turístico a este lugar. También había
leído que la Municipalidad Provincial de Puno, entidad encargada del
mantenimiento y conservación de este atractivo turístico había tomado las
medidas del caso y en coordinación con la PNP brindaban vigilancia y seguridad
en este lugar.
En el momento que estaba en la
cima había poca gente, algunas parejas de enamorados y un policía de turismo de
la PNP. Conversé con el policía y me dio algunos datos importantes sobre el
lugar. Disparaba mi cámara fotográfica tratando de captar las mejores vistas de
aquel entorno hermoso, casi mágico, que
tenía ante mis ojos sin dejar de sorprenderme del color azul intenso del Lago
Titicaca.
La conversación inicial con el
policía me dio cierta confianza, recordé aquel eslogan de la PNP donde se dice
que el policía es tu amigo. Aprovechando esta situación, me acerqué nuevamente
al amigo policía manifestándole que estaba solo, pidiéndole por favor que accediera
a tomarme algunas fotografías para el
recuerdo. Muy gentil el policía me ayudó y las tomas donde aparezco fueron tomadas
por aquel policía que en lo más alto de Puno, en medio de aquella rara mezcla
de sol y frio cumple su silenciosa labor. Desde aquí mi reconocimiento y
agradecimiento a toda la PNP por su orientación y apoyo cada vez que recurrí a
ellos en los viajes por diferentes lugares del país.
Cuando estaba terminando de bajar
vi llegar un grupo numeroso de turistas dispuestos a subir. Al ver sus rostros
con amplias sonrisas puede notar su alegría y entusiasmo, imaginaba que aquel
entusiasmo era el mismo que tenía al comenzar la subida. Después de ver como se
tomaban fotos comenzaron el ascenso hacía la cima. Mientras para ellos era el
inicio de su aventura para mí era el final.
Levantaba la vista una y otra vez
hacia la cima de la colina para mirar al cóndor con sus alas extendidas y venía
a mi mente recuerdos de aquella agotadora subida y de lo que se veía desde allí
arriba. Abordé un taxi y regresé al hotel donde estaba alojado.
El paseo a este mirador en un
viaje corto, no tomará más de tres horas, dependiendo del tiempo que se quiera permanecer arriba. Recomiendo hacerlo cuando uno se ha
aclimatado un poco a la altura y no sienta molestias, de tal manera que la
subida no sea tan agotadora.
Dicen que hay que vivir cada día
intensamente como si fuera el último, pero este no es el caso, hay que tener
cuidado con esforzar mucho el cuerpo y atentar contra la salud. Tal vez cometí
una imprudencia al someterme a aquel exceso
físico, que felizmente no pasó a mayores y hoy forma parte de las anécdotas y
experiencias vividas. Como corolario de toda esta aventura, después de lo que
pude ver puedo decir finalmente: Valió la pena el esfuerzo.
Este viaje lo realice en Junio
del 2012 algunos datos a la fecha pueden haber cambiado.
Parece divertido pasaré por ahí cuando pueda :D
ResponderBorrarLo es, haré un vídeo para Youtube el día de mañana
ResponderBorrar