viernes, 27 de septiembre de 2013

MIRADOR KUNTUR WASI: LA CASA DEL CONDOR


Luego de un viaje de una hora aproximadamente aterrizaba el avión en el Aeropuerto Internacional  Manco Cápac de la ciudad de Juliaca ubicada a 3,825 msnm.  Sus 4,200 metros de longitud de la pista lo convierte en el aeropuerto internacional con la pista más larga en Latinoamérica. Desde allí me trasladé como todas la personas en unos modernos microbuses  a la ciudad de Puno. Estas movilidades hacen la ruta del aeropuerto de Juliaca hasta la ciudad de Puno, con el servicio sin costo adicional de llevar a los pasajeros hasta el mismo hotel o lugar escogido. Para el retorno al aeropuerto también es recomendable usar este servicio,  solo hay que coordinar en la recepción del hotel la hora indicada para el recojo. El costo del servicio de traslado de Juliaca a Puno y viceversa es de S/. 25.00. Es recomendable usar este servicio por seguridad y porque también es más económico que abordar un taxi.

 

Las agujas de mi reloj marcaban la  1.00 pm y ya estaba instalado en el hotel.  Salí a dar una vuelta por el centro de la ciudad buscando un lugar donde almorzar. Según mi plan de viaje la tarde era para descansar, tratando de no hacer mucho esfuerzo, pues consideré que tal vez la altura de la ciudad de Puno con sus 3,900 msnm me podía afectar.

Mientras almorzaba me di cuenta que me sentía bien, no me dolía la cabeza y respiraba con normalidad, señal de que la altura no me había afectado. Mi estado de ánimo hizo que pensará en aprovechar el resto de la tarde. Desde el parque Pino caminé por la emblemática Calle Lima hasta llegar a la plaza mayor, en donde admiré la belleza de su catedral hecha de piedra.


Luego pregunté la forma de llegar caminando al Arco Deustua. Me indicaron que tenía que caminar cerca de 8 cuadras por un camino de pendientes.  
 
Si bien es cierto me sentía bien tampoco quería arriesgarme,  abordé un taxi y por S/ 4.50 me trasladó hasta el mismo  Arco Deustua.


El Arco Deustua se ubica al norte de la ciudad, su construcción fue hecha a base de piedra labrada, de colores indefinidos con tendencia al gris oscuro y rosado. Fue diseñado por el Arquitecto francés Felipe Bertres y construido por el pueblo de Puno en memoria  de los peruanos  que lucharon en las batallas de Junín y Ayacucho por la Independencia del Perú.  La fecha de su construcción se observa en la parte principal del arco: 1,847.

Tiene pegado algunos ornamentos como si fueran flores y en el centro está el escudo del Perú. En un comienzo se llamó Arco de la Independencia, pero finalmente es más conocido como Arco Deustua, debido a que la construcción estuvo bajo la dirección del General Alejandro Deustua, quien también fue Prefecto de Puno.  
 

Por aquellos años este lugar formaba el límite norte de la ciudad, y el arco aparecía como una entrada; hoy con el crecimiento demográfico de la ciudad el arco se encuentra en el centro de la ciudad de Puno.
 
Uno de los lugares que tenía planeado conocer en Puno era el mirador del cóndor. Del Arco Deustua abordé un taxi y pedí al chofer que me dejara  lo más cerca posible al mirador del cóndor.  Después de recorrer 2 Km. en 10 minutos aproximadamente llegamos a la Av. Circunvalación, bajé del taxi y levanté la cabeza para ver el mirador que estaba casi en la cima de un cerro. El cóndor de metal con sus grandes alas extendidas se veía pequeño desde aquel lugar.  Eran 620 gradas las que me separaban de la cima.
 
Comencé subiendo con entusiasmo y mucho ánimo los primeros cincuenta peldaños de la escalera y sentí que mi corazón latía fuertemente,  me golpeaba el pecho queriéndose salir y mi respiración era agitada. Sentía que me faltaba aire y me asusté un poco al sentirme así. Lo que hice entonces fue sentarme en una de las gradas por espacio de unos 10 minutos, tiempo suficiente en que  logré tranquilizarme y estabilizar mi respiración.  Por un momento se me cruzo la idea de no seguir y regresar al hotel.
Ya estaba ahí tenía que subir, no me quedaba otra oportunidad para subirlo, mis días en Puno ya estaban prácticamente programados. Así que comencé a subir muy despacio, cada 20 o 25 peldaños que subía descansaba unos minutos. Una vez que recuperaba el aliento volvía a subir otro trecho. Levantaba la cabeza y seguía viendo pequeño al cóndor de metal que coronaba la cima de la colina. Interiormente me daba ánimos y me decía a mí mismo: Tengo que llegar.


Una y otra vez subía y descansaba, repetí esta secuencia varias veces  hasta llegar a la cima. Una vez en ella pude ver que este mirador es bien grande, con una envergadura de 11 metros. La estructura de la figura del cóndor es toda de metal, colocada sobre una base de concreto a 3,990 msnm.  También se le conoce como Kuntur Wasi que significa en quechua "casa del cóndor". Fue construido en homenaje al cóndor, ave grande de vuelo majestuoso, rey de los cielos andinos y abierto al público en el año 2,003. A un costado se encuentra una especie de glorieta donde el visitante puede sentarse a descansar, tomar fotos de las mejores vistas y admirar el lugar protegiéndose de los rayos solares.


En la base del mirador por la parte de atrás se encuentra una puerta y en el interior hay una escalera de metal  tipo caracol por el cual se puede subir hasta las barandas del mirador. Desde aquí se tiene una vista panorámica  de la ciudad de  Puno y del Lago Titicaca. Era la primera vez que veía el Lago Titicaca y desde aquí lo veía  inmenso, tranquilo, misterioso, de un color azul intenso, realmente espectacular.

 
Una vez en la cima mientras descansaba me sentía contento de haber logrado algo que al principio se presentaba muy difícil y sorprendido porque esta visita no estaba planeado hacerlo en mi primer día en Puno. Me tomé todo el tiempo del mundo para apreciar este bello escenario que se presentaba ante mis ojos. Fue el presagio de grandes momentos que viví en mi viaje a Puno, los cuales iré contando poco a poco.


Lo que se ve desde este lugar privilegiado es una vista impresionante y panorámica de la ciudad de Puno y su entorno. Se observa las construcciones de las viviendas casi sin pintar, parte del extenso Lago Titicaca reflejando en sus tranquilas aguas el cielo azul  y en el horizonte la Cordillera de los Andes coronados con algunos de sus nevados.


Había leído que ir a este lugar solo o en grupos pequeños llevaba cierto peligro, debido a que el lugar se encuentra  un poco alejado de la ciudad motivo por el cual algunas personas cometen actos ilícitos contra los turistas y visitantes que hacen perder el valor turístico a este lugar. También había leído que la Municipalidad Provincial de Puno, entidad encargada del mantenimiento y conservación de este atractivo turístico había tomado las medidas del caso y en coordinación con la PNP brindaban vigilancia y seguridad en este lugar.


En el momento que estaba en la cima había poca gente, algunas parejas de enamorados y un policía de turismo de la PNP. Conversé con el policía y me dio algunos datos importantes sobre el lugar. Disparaba mi cámara fotográfica tratando de captar las mejores vistas de aquel  entorno hermoso, casi mágico, que tenía ante mis ojos sin dejar de sorprenderme del color azul intenso del Lago Titicaca.


 
La conversación inicial con el policía me dio cierta confianza, recordé aquel eslogan de la PNP donde se dice que el policía es tu amigo. Aprovechando esta situación, me acerqué nuevamente al amigo policía manifestándole que estaba solo, pidiéndole por favor que accediera a tomarme algunas  fotografías para el recuerdo. Muy gentil el policía me ayudó y las tomas donde aparezco fueron tomadas por aquel policía que en lo más alto de Puno, en medio de aquella rara mezcla de sol y frio cumple su silenciosa labor. Desde aquí mi reconocimiento y agradecimiento a toda la PNP por su orientación y apoyo cada vez que recurrí a ellos en los viajes por diferentes lugares del país.


Cuando estaba terminando de bajar vi llegar un grupo numeroso de turistas dispuestos a subir. Al ver sus rostros con amplias sonrisas puede notar su alegría y entusiasmo, imaginaba que aquel entusiasmo era el mismo que tenía al comenzar la subida. Después de ver como se tomaban fotos comenzaron el ascenso hacía la cima. Mientras para ellos era el inicio de su aventura para mí era el final.
 
Levantaba la vista una y otra vez hacia la cima de la colina para mirar al cóndor con sus alas extendidas y venía a mi mente recuerdos de aquella agotadora subida y de lo que se veía desde allí arriba. Abordé un taxi y regresé al hotel donde estaba alojado.
El paseo a este mirador en un viaje corto, no tomará más de tres horas, dependiendo  del tiempo que se  quiera permanecer  arriba. Recomiendo hacerlo cuando uno se ha aclimatado un poco a la altura y no sienta molestias, de tal manera que la subida no sea tan agotadora.
Dicen que hay que vivir cada día intensamente como si fuera el último, pero este no es el caso, hay que tener cuidado con esforzar mucho el cuerpo y atentar contra la salud. Tal vez cometí una imprudencia al someterme a aquel  exceso físico, que felizmente no pasó a mayores y hoy forma parte de las anécdotas y experiencias vividas. Como corolario de toda esta aventura, después de lo que pude ver puedo decir finalmente: Valió la pena el esfuerzo.
Este viaje lo realice en Junio del 2012 algunos datos a la fecha pueden haber cambiado.

 


 
 
 
 
 
 
 
 

2 comentarios: