miércoles, 11 de septiembre de 2013

CUMBEMAYO: ACUEDUCTO Y SANTUARIO.


Uno de los atractivos turísticos del departamento de Cajamarca es el Complejo Arqueológico de Cumbemayo, y estando en esta ciudad no podía dejar pasar la oportunidad de conocerlo.

Para ello contraté los servicios de una agencia de turismo cuya oficina estaba en el perímetro de la plaza mayor de Cajamarca. Este complejo se encuentra  alejado de la ciudad y su acceso es prácticamente imposible si es que no se cuenta con movilidad propia.

El costo del tour fue de S/.25.00, con una duración aproximada de 4 horas. Partimos 9.30 am y retornamos a la 1.30 pm.  Siempre el viaje a Cumbemayo se inicia en horas la mañana, debido a que en la tardes corre mucho viento  frio y hay lloviznas.

Leyendo sobre el lugar encontré que el nombre Cumbemayo puede tener sus raíces en la frase quechua  “kumpi mayu “ que significa “canal de agua bien construido”, o en la frase “ humpi mayu” que significa “río angosto”.

El Complejo Arqueológico de Cumbemayo, se ubica a 3,500 msnm, a 20 km. al Sur Oeste de la ciudad de Cajamarca, en las faldas del cerro Cumbe. Abarca tres importantes grupos arqueológicos: el acueducto, el santuario y las cuevas con gravados. Además de un Bosque de Piedras, con caprichosas y originales formas.

Fue descubierto por Ernesto de la Puente en 1937 y puesto en valor por Julio C. Tello esl mismo año. Respecto al origen de Cumbemayo los historiadores no se ponen de acuerdo, para el arqueólogo Federico Kauffmann Doig este lugar  pudo ser un centro de culto al agua, mientras que para Julio C. Tello los acueductos cumplieron funciones utilitarias, ceremoniales y religiosas. Estudios realizados por el investigador cajamarquino Rogger Ravines indican que el canal estuvo en uso durante muchos siglos y que pudo estar asociado a un adoratorio tallado en la roca.  De esta forma, Cumbemayo no habría sido un acueducto de riego sino un centro ceremonial de culto al agua. Dejemos a los historiadores con sus teorías y disfrutemos del lugar.

Comenzamos subiendo por una carretera  afirmada flanqueada por enormes eucaliptos, el guía coloca en la radio del carro un CD y comienza a sonar los clásicos cajamarquinos. La tonada de “La Matarina” del indio Mayta y  “Que linda flor” de Silverio Urbina nos acompañará durante todo el viaje.
 


La primera parada que hacemos es en un mirador conocido con el nombre de Bellavista, desde el cual se tiene una vista panorámica de toda la ciudad de Cajamarca. Podemos observar como el cemento cada vez va copando la zona agrícola, característica que encontramos en todas las ciudades de la sierra, cuyo incontenible crecimiento demográfico va aumentando en forma acelerada.



Seguimos subiendo por la carretera afirmada, la cual no cambiará hasta llegar a nuestro destino final. El cielo se va despejando generando un calorcito agradable. El ritmo contagiante del contrapunto cajamarquino que se canta en los carnavales comienza a gustarme. La letra de sus estrofas son rimadas, ocurrentes y graciosas y en ellas los mensajes tienen un doble sentido. Una estrofa lo cantan los hombres y la siguiente contestan las mujeres. De esta manera nos vamos identificando con la música cajamarquina a tal punto que al final del viaje le compro una copia del CD al guía.



Vamos recorriendo media hora con el minibús  y conforme nos acercamos,  a lo lejos  divisamos las cumbres rocosas de Cumbemayo.  A estas alturas los grandes árboles han desparecido del paisaje;  así como van desapareciendo las nubes del cielo, dejándonos ver un límpido cielo azul.

 

Después de aproximadamente una hora de viaje descendemos del  minibús y en la entrada se encuentra un pequeño museo de sitio con una maqueta del lugar y paneles indicándonos la cronología de la cultura Cajamarca que se desarrolló  del  500 a 1,000 a.C.  abarcando parte de los actuales departamentos de Amazonas y La Libertad, siendo sometidos finamente  por el Inca Pachacútec. También encontramos paneles con explicaciones de los lugares que en seguida vamos a conocer.

 
 

Lo primero que se observa a lo lejos son unas inmensas murallas de rocas conocidas como el santuario y mucho más allá el bosque de piedras donde sobresalen  los frailones.


 
 Conforme vamos descendiendo por un sendero delimitado con piedras, divisamos una de las partes principales de Cumbemayo, el lugar conocido como el Santuario. Un farallón de unos 20 metros de altura que dicen tiene la forma de cabeza humana y que en la parte de lo que sería la boca tiene una abertura como una especie de una gruta de unos 2.50 metros de diámetro.



En el interior de lo que sería la boca, se encuentran unos relieves de figuras confusas, difíciles de identificar, conformadas por trazos de  líneas rectas y curvas,  cuadrados, círculos, octágonos y otras figuras. Lo cierto es que hasta la fecha realmente no se sabe su significado o que cosa representa.



 Para seguir conociendo y avanzando con destino al bosque de piedras tenemos que trepar unas gradas de piedra en la misma roca hasta llegar a la entrada de una pequeña abertura, el cual debemos atravesar para salir por el otro lado. Las personas que tienen temor a la oscuridad o a este tipo de lugares lo que tienen que hacer es bordear toda la muralla siguiendo un sendero de piedra.



Saliendo del estrecho pasadizo por el otro lado.



Caminando por la explanada rumbo al bosque de piedras me encuentro con esta linda niña que con su carnerito en mano se deja fotografiar con la condición de darle una propina. Son recursos para obtener algún dinero que utilizan los pobladores en muchos lugares turísticos, aprovechando la presencia de turistas quienes no dejan pasar la oportunidad de tomarse una fotografía con algún poblador de la zona ataviado con su vestimenta propia.



 Esta roca es un punto obligado para la toma de fotografías. Uno a uno los integrantes del grupo de viaje vamos desfilando para la foto respectiva, como recuerdo de nuestro viaje a Cumbemayo.



Bajamos y llegamos a unos  enormes farallones, con diversas y caprichosas formas, siendo las más conocidas las que semejan a las siluetas de frailes que muy juntos avanzan  como si formaran parte de una silenciosa procesión,  es por ello que esta parte se denomina "Los Frailones" o “Los Monjes de la roca”


Subimos nuevamente  por un sendero que nos lleva hasta el bosque de piedras, son rocas de origen volcánico en donde el tiempo y la naturaleza ha erosionado la roca formando  figuras caprichosas, que son motivo para que nuestra imaginación comience a andar y podamos ver la cabeza del pirata, la persona con boina, castillos y todo lo que podamos imaginar.



Tal vez aqui logramos distinguir la cara de un pirata perdido en los andes, lejos de los mares.



Un gran bloque de piedra es conocido como  “La piedra del sacrificio”.  Una costumbre muy arraigada en muchas culturas del antiguo Perú eran los sacrificios de seres humanos y  de animales, como ofrenda para aplacar la ira de sus dioses.  Vertían la sangre del sacrificado en la piedra y según el lugar por donde discurría la sangre,  los sacerdotes sabían si los dioses estaban contentos con la ofrenda. El satisfacer a los dioses significaba la llegada de tiempos mejores, buenas cosechas, éxitos en las guerras, etc. En algunas culturas se hacían sacrificios cuando moría el líder. Los sacrificios no son exclusivos de las culturas antiguas del Perú, sino que es un rito que lo practicaron muchas culturas del mundo antiguo.



En mi opinión la parte más importante de todo este complejo arqueológico es  el acueducto, obra de ingeniería hidráulica del periodo de la cultura Cajamarca.  Solamente se visita cierto tramo como de unos 700 metros, pero eso basta para quedar sorprendido de la capacidad creadora del antiguo peruano.

La longitud total estimada del canal es de nueve kilómetros con un ancho que  varía entre 35 y 50 centímetros y una profundidad que varía de 30 a 65 centímetros.



Este acueducto pre-inca  fue construido con la finalidad de derivar y aprovechar las aguas que fluyen a la vertiente del Pacífico hacia el lado del Atlántico. En lugar de que las aguas se fueran hacia la costa lo que hacían los antiguos cajamarcas con este acueducto, era llevarlas a la sierra donde ellos habitaban.

 

Sorprende ver en determinados tramos del recorrido del acueducto como se labraron las piedras dándoles formas de ángulos rectos, en algunos casos hasta de tres niveles, lo cual permitió controlar y  disminuir la velocidad del agua en las pendientes.



Cuando se mira al interior del acueducto parece que el agua de los canales se encuentra estancada, pero la realidad es que el agua recorre en un lento movimiento. Todo esto se logró con el uso de ángulos logrando controlar la velocidad del agua. Las aguas cristalinas y  transparentes del canal dejan reflejar el cielo azul adornado con nubes blancas.


 
De alguna manera con el uso de herramientas rudimentarias poco a poco dieron la forma deseada a la roca, tal como observamos en la siguiente fotografía.


 
Lo lamentable es que el tiempo está erosionando las piedras y muchos tramos del acueducto están debilitados y con hongos,  requieren de urgente mantenimiento para conservar su estado original y perdurar en el tiempo.

 
 
En las mismas paredes del acueducto y a lo largo del camino encontramos muchos petroglifos. Aquí la conocida como “la cruz andina”.
 
 

Otras piedras tienen gravados enigmáticos con formas antropomorfas y felinas.
 
 
Después de recorrer todo el complejo por alrededor de 2 horas, escucho la palabra no deseada del guía comunicando que el paseo  ha terminado y que debemos retornar a la movilidad que nos llevará de regreso a Cajamarca.
 
En la zona crece el ichu, viven algunos animales como las vizcachas, el zorro andino y algunas aves como las perdices.
 
 
Fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación con Resolución Directoral Nº 034-94-INC/FC/D)

Este viaje los realice en  Junio del 2,010 cualquier dato puede haber cambiado a la fecha.
 

 
Finalmente algunas recomendaciones.
 
Contratar los servicios de una agencia de turismo.
 
Tener en cuenta que por la altura y la explanada siempre corre viento fuerte, de tal manera que se recomienda llevar alguna ropa para protegerse del frio, zapatillas, visera, bloqueador solar y agua. En temporadas de lluvias llevar ropa más abrigadora y un poncho plástico.
 
La zona se caracteriza por un clima con una estación seca que va de mayo a octubre, en la que abundan los días cálidos y soleados y otra lluviosa entre noviembre y abril.
 
 
 
 








 



 
 


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