Era fiestas patrias y con mi hermano Carlos decidimos ir de
viaje a Chiquián, para conocer esta ciudad que la teníamos siempre presente por
las buenas referencias que teníamos de ella.
Viajar a Chiquián se nos hizo difícil pues solo había una
empresa de transporte interprovincial que nos podía llevar hasta este lugar.
Después nos enteramos que también podíamos ir desde el norte chico de lima.
Nos embarcamos a las 8 de la mañana y luego de recorrer
parte del camino por una buena carretera llegamos hasta el punto más alto de la ruta,
4,100 msnm donde se encuentra el poblado
de Conococha, con una laguna inmensa del mismo nombre cuyas aguas dan
nacimiento al río santa que recorre todo el Callejón de Huaylas. Después de un
tramo bastante corto entramos a un camino afirmado, si bien es cierto la parte
de este viaje no era muy cómoda en cambio contrastaba con los bellos paisajes
que se observaba en la ruta. Llegamos a un cartel que dice Chiquián y en 15
minutos más ya estábamos entrando al centro de la ciudad.
Chiquián es la capital de la provincia de Bolognesi y del
distrito del mismo nombre, perteneciente al departamento de Ancash. Se
encuentra a 3,374 msnm en un terreno accidentado a 350 Km de la ciudad de Lima
y a 80 km al norte Huaraz. El tiempo de
viaje en ómnibus interprovincial es de aproximadamente 8 horas y el pasaje nos
costó S/.25.00.
Llegamos a Chiquián y la agencia estaba en la plaza de
armas, bajamos y había una ligera llovizna pero como el sol también había
estado fuerte se formó un gran arco iris, señal de que los días que íbamos a
estar aquí iban a ser espectaculares.
Caminamos buscando hoteles donde
alojarnos pero no encontrábamos nada, todo estaba ocupado, eran fiestas
patrias. Muchos turistas y promociones de colegio habían llegado y copado todas
las habitaciones de los hoteles de la ciudad. Nos comenzamos a preocupar un
poco, preguntando llegamos a una casona que seguramente años atrás había sido un lugar de hospedaje.
El lugar era una casa grande, con un gran patio en el centro lleno de árboles y
flores, en cuyo alrededor estaban las habitaciones.
El lugar lo atendía un ancianita
que conversando nos dijo que ella había nacido y vivido siempre allí, que nunca
había salido a otro lugar fuera de Chiquián. Las habitaciones eran pequeñitas,
el techo era bajo, la puerta también, tenía baño común. Recuerdo que para
entrar había que agacharse un poco y si uno no tenía cuidado se chocaba con el
foco que colgaba del techo. Una ventanita pequeña dejaba entrar un poco de luz
y aire durante el día. La noche caía y no tuvimos otra opción que quedarnos a
dormir allí.
Me desperté en la madrugada y
cuando prendí el interruptor de la luz de la habitación me di con la sorpresa
de que no encendía. Al día siguiente cuando le pregunté a la ancianita me dijo
que ella a las 11.00 pm antes de ir a dormir bajaba el interruptor de la
energía eléctrica y la volvía a prender cuando se levantaba, según ella a las 5.00 am. Estos detalles hacen que cada
viaje sea una experiencia única.
Nos levantamos y lo primero que
hicimos fue dirigirnos a la plaza de armas, distante unas diez cuadras del
lugar donde habíamos pasado la noche. Un cielo ligeramente despejado que
terminó por abrirse con el transcurso de las horas nos acompañó durante todo el
día.
La plaza principal cuenta con
jardines de flores y cuatro grandes árboles de ficus, uno en cada esquina
protegidos por un enrejado. En el centro existe una pileta de bronce y en los
alrededores se encuentra la iglesia San Francisco de Asís, la cual tiene una
sola torre al centro que sirve de campanario. Al costado de la iglesia se ubica
el local municipal.
En un costado de la plaza
principal un cartelito nos recuerda que Chiquián es conocido como
"Espejito del Cielo". El
poblado es punto de partida para visitar la Reserva Natural de la Cordillera
Huayhuash, en cuyas cumbres se puede observar los nevados Tuco Chira y Yerupajá.
Al día siguiente nos levantamos
muy temprano y nos dirigimos al mirador de San Juan Cruz con la intención de
ver la ciudad desde la parte alta y también poder observar parte de la Cordillera Huayhuash. Saliendo del centro de la ciudad comenzamos a subir rumbo a nuestro destino, por caminos de tierra flanqueados por las paredes de adobe de las casas de los pobladores chiquianos.
Después de caminar largo trecho
de subida y estando un poco perdidos preguntamos a un poblador que cargaba su
leña sobre el camino a seguir. Nos indicó que él iba por el lugar así que lo
seguimos. Subíamos sintiendo el aroma
fuerte de los eucaliptos por caminos a
cuyos costados se observaban varias cabezas de ganado y a los lejos algunas
chozas, lugares típicos de los pastores de los andes peruanos. Muy cerca del
lugar nos despedimos de este amable poblador y siguiendo su indicación llegamos
a la cima del Mirador San Juan Cruz.
Este mirador se encuentra ubicado a una altitud de 3,487 msnm a una
distancia aproximada de kilómetro y medio de la plaza principal. Debe su nombre seguro porque en este lugar hay
una cruz de color blanco de un tamaño considerable, su acceso hacia la cruz es
a través de gradas de color ocre rojo.
Desde el mirador se logra observar toda la ciudad y sus
alrededores.
Estábamos mi hermano y yo en la cima, con el espacio
libre, solo para nosotros dos. Los primeros rayos del sol comenzaban a asomarse
en el horizonte sobre la hermosa Cordillera Huayhuash.
Las espigas estaban crecidas y me cubrian parte del cuerpo.
A lo lejos divisaba los picachos cubiertos de
nieve del Nevado Yerupajá. Los blancos
hielos con el reflejo de los rayos solares parecían cristales anaranjados. Un
espectáculo impresionante.
El Yerupajá, con una altura de
6,634 msnm es la segunda montaña más
alta del Perú después del Huascarán y el punto más alto de la enorme cuenca del
río Amazonas. Se encuentra dentro de la Cordillera Huayhuash, la cual es
considerada una de las más importantes por poseer las montañas más agrestes del Perù. Reconocida como Zona Resevada por
el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado - SERNANP; con
R.M. N° 1173-2002-AG, del 20 de diciembre del 2002.
Para el regreso, guiándonos por el instinto usamos otra
ruta. Así fue como llegamos a una
pequeña plaza en donde se encuentra un obelisco en homenaje al maestro.
Desde este lugar también se observa la ciudad de Chiquián. Resaltan los techos cubiertos de tejas a dos aguas de las casas y los grandes
árboles.
Muy cerca del lugar donde me
hospedaba se encontraba un parque pequeño pero bonito, bien cuidado donde había
un monumento a Francisco Bolognesi. La estatua del héroe nacional era igual al
de existe en la plaza Bolognesi de la ciudad de Lima, con el brazo izquierdo
levantado sosteniendo en la mano la bandera peruana y en la otra mano su arma.
Muchas de la calles no están
asfaltadas y las viviendas son de adobe, pero lo que nunca faltan son los
árboles y flores.
Saliendo por la parte de atrás
del pueblo, pasando la plaza Francisco Bolognesi, se encuentra un camino de
tierra que nos lleva hasta la cascada de Usgor. No había gente y decidimos con
mi hermano acercarnos a una señora que lavaba ropa, apenas nos vio comenzó a
lanzarnos piedras sin ningún motivo,
tuvimos que alejarnos con cuidado para que no nos cayera una piedra. Seguimos
caminando y unos niños que jugaban por allí nos indicaron la ruta a seguir. Uno
no sabe con quién se encuentra en los caminos.
Conforme vamos subiendo por el camino, el paisaje del entorno se hace más bonito.
A lo largo del camino también se tiene una buena vista del
Yerupajá. El cielo estaba despejado y eso ayudaba a que se le apreciara
nítidamente en todo su esplendor.
Por una ladera del cerro, entre eucaliptos y alisos
observamos una caída muy delgada de agua, era una mala señal. La época de lluvias en las sierra del Perú es
de diciembre a Marzo, donde se tiene la oportunidad de apreciar los ríos,
lagunas, cascadas y cataratas en su máximo caudal. Estábamos en Julio, época de
sequía.
Después de caminar cerca de 2 km
por un camino lleno de tierra y polvo llegamos a la Cascada de Usgor. Una desilusión
me invadió al ver que no caía casi nada de agua, solo se observaba al lado
derecho los líquenes formados por la
humedad.
Sobre las rocas se podía uno imaginar la belleza de esta cascada,
cuyas cristalinas aguas en época de lluvias tiene una caída de 44 metros aproximadamente
con dos saltos: El primero de 21 metros y el segundo de 23 metros, sobre un
diámetro de tres metros aproximadamente. Será para otra oportunidad.
Y llegó la parte mas triste de todos los viajes,
aquella en que hay que voltear y tomar el camino de regreso, llevandonos en
nuestra mente gravados los bellos paisajes que miramos, los agradables olores
que percibimos, las anecdotas que vivimos y todos esos recuerdos que solo
viajando los puedes tener.
Cuando en Huaraz, la capital del
departamento de Ancash se pregunta por
el mejor queso, te dicen que es el de Chiquián, reconocido a nivel nacional por
su excelente calidad. La economía gira en torno a la lechería y sus derivados.
La mantequilla es elaborada de manera artesanal y el oficio de elaborar quesos ha sido una
tradición de los habitantes de Chiquián.
No habíamos comprado pasajes de
regreso, pues la agencia de la empresa de transportes cada vez que íbamos
siempre estaba cerrada. Era medio día y estábamos caminando cerca del mercado
cuando escuchamos que una combi iba con
destino a Barranca. Preguntamos y nos dijeron que salía a la 1.00 pm y que en 5
horas de viaje ya estábamos en Barranca, en las costas de Lima.
Compramos nuestros pasajes y
esperamos la hora de partida. Luego de recorrer un gran tramo de vía afirmada
llegamos hasta el poblado de Conococha. Después comenzamos a bajar a la costa,
recuerdo que pasamos por un pueblo llamado Chasquitambo, lo recuerdo bien
porque había un monumento en homenaje al chasqui.
En 5 horas ya estábamos en
Barranca y de allí tomamos un ómnibus interprovincial que en tres horas más nos
estaba dejando en Lima. También se puede hacer esta ruta de ida.
Este viaje lo realicé en Julio
del 2,009 por eso algunos datos pueden haber cambiado a la fecha.
Fue un viaje un poco improvisado,
casi a la deriva, pero que terminó con muchos recuerdos imborrables, muchos de
los cuales es difícil transcribirlos en el papel, peor aún no siendo escritor.
Buen recuerdo .chiquian vaya viajesito lleno de anecdotas .recuerdo entre otras cosas el arco iris a nuestra llegada.
ResponderBorrarCarlos P.