Este viaje tiene un recuerdo muy
especial para mí porque lo hice acompañado de mi hijita. Estábamos en Ayacucho
y decidimos conocer la Pampa de la Quinua, lugar donde se desarrolló la Batalla
de Ayacucho, para ello teníamos que ir hasta Quinua, uno de los 15 distritos
que conforman la provincia de Huamanga, ubicada a 3,270 msnm.
Después de desayunar nos
dirigimos al paradero de las combis que hacen la ruta Ayacucho-Quinua. Durante
una hora recorremos por una carretera en muy buenas condiciones los 37 Km de distancia que la separan de la
ciudad de Ayacucho.
Una vez que llegamos al paradero
final subimos caminando cerca de un kilómetro
para llegar a la entrada oficial de la pampa. El camino es de subida y tiene varias
curvas, para evitar la fatiga se puede
contratar un mototaxi. Es importante tener en cuenta que lo mejor es alquilarlo
por el servicio de ida y vuelta. En mi caso tomamos un mototaxi solo de ida y
para regresar no había como, después de esperar con mi hijita decidimos hacer el retorno
caminando, no nos afectó mucho porque era de bajada. Aparte el camino es
bonito, con pistas, veredas y jardines.
La Pampa de la Quinua se localiza
a 38 Km. al noreste de la ciudad de Ayacucho, a 3,300 msnm y comprende un área
de 300 hectáreas que es lo mismo que 3 km². Mediante decreto supremo el 14 de
Julio de 1,980 se estableció que se le considerará Santuario Histórico de la
Pampa de Ayacucho. Los Santuarios históricos son áreas designadas a proteger
los escenarios naturales donde se han
desarrollado eventos ilustres de la historia nacional, los cuales forman parte
del patrimonio arqueológico y monumental del Perú. En la actualidad existen
cuatro Santuarios Históricos: Chacamarca, Machu Picchu, Bosque de Pómac y Pampa
de Ayacucho.
Los principales objetivos de este
santuario histórico son: Proteger el patrimonio natural e histórico del
escenario de la batalla de Ayacucho; Conservar las manifestaciones culturales y
artesanales de las poblaciones aledañas; Velar por la preservación de nuestra
diversidad en flora y fauna; Brindar facilidades para que el público utilice el
área para su recreación y cultura; Mejorar y ampliar el circuito turístico de
Ayacucho - ruinas de Wari - Quinua - pampa de Ayacucho.
Al llegar a la entrada hay un
cartel rústico que nos da la bienvenida a la gloriosa Pampa de la Quinua. Más
allá podemos encontrar asientos de
descanso bajo unas sombrillas hechas de ramas y hojas secas. El lugar luce un
poco amarillo pero en épocas de lluvias toda la explanada debe estar de un
color verde.
La Batalla de Ayacucho fue el
último gran enfrentamiento armado en tierra que sostuvieron los ejércitos españoles y patriotas, en el
largo camino hacia la independencia del Perú, que se inició con una serie de
hechos significativos a lo largo de varios años de opresión, tales como las
sublevaciones de los indios contra los abusos de los españoles, la difusión de
pensamientos e ideas libertarias, el desembarco de la Expedición Libertadora en
la bahía de Paracas, la proclamación de
la independencia el 28 de julio de 1821, la victoria en la Batalla de Junín en 1824 y
muchos otros.
La victoria de los patriotas
supuso la desaparición del contingente militar realista más importante que
seguía en pie, sellando la independencia del Perú con una capitulación militar
que puso fin al Virreinato del Perú. A pesar de ello, España no renunció y
trató de recuperar la soberanía del Perú, llegando a las costas del Callao el 2
de mayo de 1,866. Los peruanos defendieron heroicamente la patria e impidieron
el desembarco de los españoles, quienes derrotados se regresaron a su país.
Finalmente el Tratado de París, firmado
en la capital francesa el 14 de agosto de 1,879 puso fin a la ambición española
de querer reconquistar territorio peruano. Fue un acuerdo de paz y amistad
entre el Reino de España y la República del Perú, por el que España reconocía
la independencia peruana y se establecían relaciones diplomáticas entre ambos
países.
Esta batalla tuvo una
particularidad muy especial que lo relata el veterano de la Independencia don
Manuel Antonio López de la siguiente manera:
"El general español Monet
bajó a la línea patriota, llamó al general Córdova y le manifestó que, habiendo
en el campo español varios jefes y oficiales que tenían hermanos, parientes y
amigos en el bando republicano, deseaban saber si podían verse antes. El
general Córdova le contestó que, en su concepto, no había inconveniente para
ello y que sin duda el general en jefe lo consentiría; y habiéndoselo
comunicado al general Sucre, éste dio el permiso para que pasasen a la línea
cuantos quisiesen hablar a sus amigos. Fuimos más de cincuenta, especialmente
peruanos. Dejamos las espadas en nuestra línea, y nos reunimos en el campo neutro
que lo separaba de la línea española.”
El ejército patriota tenía como
Comandante al general Antonio José de Sucre, el Jefe del Estado Mayor era el general Agustín Gamarra, la Caballería
estaba al mando del general Guillermo Miller, la Primera División con unos
2,300 hombres al mando del general José María Córdova, la Segunda División con
1,580 hombres al mando del general José de La Mar, y una Reserva de 1,700 soldados al mando del general
Jacinto Lara.
Por su parte el ejército realista
tenía como Comandante al virrey José de La Serna y como Jefe del Estado Mayor
al teniente general José de Canterac. La Primera División al mando del general
Juan Antonio Monet con 2,000 soldados. La Segunda División dirigida por general
Alejandro González Villalobos tenía 1,700 hombres. División de Vanguardia con 2,006 efectivos estaba al mando del general
Jerónimo Valdés y la División de Reserva comandada por el general José
Carratalá contaba con 1,200 soldados.
Antes del inicio de la batalla el
general José Antonio de Sucre arengó a
los soldados con las siguientes palabras:
"¡Soldados!, de los esfuerzos de hoy depende la suerte de América
del Sur; otro día de gloria va a coronar vuestra admirable constancia.
¡Soldados!: ¡Viva el Libertador! ¡Viva Bolívar, Salvador del Perú!".
El ejército realista tenía
planeado rodear a los patriotas por los flancos y atacarlos frontalmente con la
mayoría de su ejército que descendería del cerro Condorcunca . Sucre se dio cuenta inmediatamente de la arriesgada
maniobra. La división de Córdova, apoyada por la caballería de Miller, acometió
directamente a la masa desorganizada de tropas realistas que sin poder formar
para la batalla descendían en hileras de las montañas, fue en este ataque que
el general José María Córdova pronunció su famosa frase "División, armas a
discreción, de frente, paso de vencedores".
Luego de sucesivos
enfrentamientos a la una de la tarde el virrey había sido herido y hecho
prisionero junto a un gran número de sus oficiales, y aunque seguía el combate,
la batalla estaba ganada para los independentistas.
Al concluir la batalla, el mismo
9 de diciembre de 1,824 se dio la capitulación de Ayacucho con la firma de un
tratado entre el jefe de estado mayor realista Canterac y el general Sucre. Algunas
de sus principales consecuencias fueron: El ejército realista bajo el mando del
virrey La Serna renunciaba a seguir la lucha. El retiro de los últimos soldados
realistas en las fortalezas del Callao. Saldar la deuda económica y política a los
países que contribuyeron militarmente a la independencia. A todos los militares
realistas que pretendieran regresar a España se les pagaría el pasaje
correspondiente. El gobierno patriota debería pagar a los realistas por lo
menos la mitad de sus sueldos mientras permanecieran en el Perú. Las
propiedades muebles e inmuebles de los españoles residentes en Perú, serían
respetadas, así como sus grados militares, pudiendo ser asimilados al Ejército
del Perú. El gobierno peruano, también se
comprometió a pagar todo el gasto que habían hecho los realistas en la
manutención de la campaña militar contra los patriotas.
Al leer estas concesiones parece
como si el Perú hubiese perdido la batalla, en mi opinión personal posiblemente sea porque en el mando
mayor del ejército patriota había un solo peruano, los demás altos mandos eran
extranjeros. Estos altos mandos eran soldados de profesión e iban de país en
país prestando sus servicios y obteniendo beneficios personales por sus victorias.
No creo que hayan tenido una vocación libertaria, prueba de ella es que después
algunos de ellos se fueron al Alto Perú y crearon Bolivia. En conclusión el
Perú, nace a la vida independiente, con una cuantiosa deuda externa, producto
de una mala negociación
En esta pampa se enfrentaron 9,310
soldados realistas contra 5,580 efectivos de las tropas patriotas. La batalla
duró setenta minutos, los realistas tuvieron 1,400 muertos y 700 heridos
mientras que los patriotas tuvieron 370 muertos y 609 heridos.
En honor y reconocimiento a los
combatientes independentistas de la batalla, se construyó en la misma Pampa de
la Quinua, un obelisco de 44 metros de altura, símbolo de la libertad y la
unión latinoamericana. La descripción principal dice: La nación a los
vencedores de Ayacucho.
Este monumento se construyó
durante el gobierno del General EP Juan Velasco Alvarado y en ella se
encuentran las estatuas de los generales latinoamericanos que dirigieron la victoria
de las tropas patriotas, de izquierda a
derecha: El general colombiano José María Córdova, el general ecuatoriano José de La Mar, el
general venezolano Antonio José de Sucre, el general peruano Agustín Gamarra, el
general venezolano Jacinto Lara y el general inglés Guillermo Miller. Encima de
las estatuas se observa un medallón grande con el busto de Simón Bolívar.
En el lugar también encontramos
un monumento pequeño en homenaje a José Antoni o de Sucre, el cual no me
agradó, su construcción no va con la hazaña que realizó. Sucre entró en Lima en
1,823, precediendo a Bolívar, quien tomó todos los poderes en el país.
Participó con Bolívar en la batalla de Junín y el 9 de diciembre de 1,824
venció al virrey La Serna en la batalla de Ayacucho. El Parlamento peruano lo
nombró gran mariscal y general en jefe de los ejércitos. Al frente de éstos
marchó al Alto Perú, donde proclamó la República de Bolivia en homenaje al
Libertador Bolívar.
Bajando al pueblo muy cerca de la
carretera encontramos la plaza principal de Quinua, la cual tiene todo su perímetro
empedrado y durante el tiempo que
estuvimos ahí no vimos gente, lucia desolada. Tal vez sea porque era día de
semana y el pueblo es pequeño o porque
la plaza no tiene bancas donde descansar. Es
característico que todas las plazas principales tengan bancas en donde
la gente pueda descansar y conversar, pero aquí no hay donde descansar, motivo
por el cual tal vez la gente no concurre mucho a la plaza.
En ella se ubica una iglesia muy bonita, no recuerdo su nombre,
pero se nota que es bien antigua. La construcción es de adobe con una portada
simple de piedra y una sola torre que sirve de campanario.
La iglesia se encuentra en forma longitudinal a la plaza
principal de tal manera que la puerta principal de entrada es por la parte
lateral que da a la plaza.
A diferencia de otras iglesias la escalera de piedra para
subir al campanario se encuentra en los exteriores del templo.
Es cuna de artesanos que con
diestras manos trabajan la arcilla hasta convertirlas en verdaderas obras de
arte, la mayor parte de su población se dedica a la artesanía. Los colores que emplean en la mayoría de los
casos son rojizo y crema. A la vera de la carretera donde se toman los carros
de regreso hay gran cantidad de stands donde los artesanos ofrecen sus
productos, generalmente iglesias, retablos, pastores, últimas cenas y mucho
más. No resistí a la tentación y compré algunas muestras para mi colección de
arte peruano.
También muy cerca del lugar
encontramos las viviendas de los artesanos que exponen sus trabajos. Iglesias y
toritos veo en los techos de las casas según dicen para proteger las casas de
los rayos y también cuidar el ganado.
En su plaza Mayor podemos visitar su histórico Museo, en el
cual se firmó la Capitulación de Ayacucho.
También en sus calles encontramos las casas-talleres de los
artesanos que exponen sus trabajos, allí podemos ver como van dando forma a la
arcilla o ver como pintan las artesanías horneadas dándoles el acabado final a
sus obras.
El nombre posiblemente proviene del término quechua
“Qenwa” o “Qenhua” nombre de una planta nativa que
habita en la zona y que posteriormente con el devenir de los años se fue
castellanizado hasta quedar como Quinua.
El recordar los detalles de mi viaje para escribir este
relato conjuntamente con el hecho de leer y documentarme sobre la historia de la
batalla de Ayacucho, me ha traído un poco de nostalgia al recordar mi época de
estudiante escolar , cuando leía en mis libros del historiador Gastón Pons
Muzo. He querido hacer un detalle un poco extenso sobre la batalla de Ayacucho
con la intención de compartir sobre el inicio, desarrollo y las repercusiones
que tuvo en el continente americano.
Este viaje lo realice en
agosto del 2011 por lo tanto
algunos datos pueden haber cambiado a la fecha.
Buen relato Cesar .Esta pendiente para mi.
ResponderBorrarCarlos P.